Buscar lo que une más que lo que desune

“Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, os exhorto a que os pongáis de acuerdo: que no haya divisiones entre vosotros y vivid en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir”(1Cr 1,10)

Soy de las que piensa que el riquísimo patrimonio doctrinal, espiritual y pastoral que la Iglesia pone a nuestra disposición es un verdadero tesoro. Como la mejor de las madres, y llevada únicamente por el Amor, la Iglesia nos procura siempre una mayor y más profunda formación, imprescindible para hacer más eficaz la tarea evangelizadora.

Diré aún más. Cada uno de nosotros, hombres y mujeres, tenemos un deber de justicia y agradecimiento hacia nuestros pastores. Cada uno de ellos tiene la misión de servir, velar y guiar a sus hijos, a todos sus hijos, con un mensaje universal. Gracias a ellos, los fieles recibimos constantemente enseñanzas y orientaciones a las que debemos dedicar el tiempo necesario para su lectura y comprensión.

Pocas veces me he encontrado con textos que me son de difícil comprensión, o que yo no alcanzo a comprender en toda su dimensión, que desunen más que unen, y que,a mi juicio, hacen peligrar la unidad y la universalidad de la Iglesia, así como el respeto a todos los fieles.

Es entonces, cuando me surgen problemas de conciencia y de obediencia filial. ¿Qué es lo que debo hacer? ¿Cómo debo tratar esta inquietud que me desasosiega?

La RESPUESTA ES SENCILLA: Más oración y más mortificación para que nuestros pastores se dediquen “por entero” a predicar la doctrina de Jesucristo y a administrar los sacramentos. Pues como bien nos ha dicho Benedicto XVI: “que cada uno de vosotros se haga “todo para todos” (cf. 1 Cor 9, 22), proponiendo la verdad de la fe, celebrando los sacramentos de nuestra santificación y testimoniando la caridad del Señor. Acoged de corazón abierto a cuantos llamen a vuestra puerta: aconsejaos, confortaos y apoyaos en el camino de Dios, procurando guiar a todos hacia aquella unidad en la fe y en el amor de la cual, por voluntad del Señor, debéis ser principio y fundamento visible en vuestras diócesis”.

Por lo que las orientaciones u opiniones sobre temas puramente temporales, políticos, lingüísticos, y/o “patrióticos”….mejor dejarlas para otros que no cuenten con las bendiciones de la jerarquía “apartándonos de todo lo que causa división…Cristo no está dividido". Benedicto XVI.

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