¿Estado de excepción?

Las fotos que se han hecho públicas de la celebración del Corpus Christi en la diócesis de Linz – aquella que se declaró en rebeldía por la elección de Gerhard Maria Wagner como Obispo auxiliar – muestran los estragos que ha hecho ese catolicismo que so capa del « espíritu del Concilio » han provocado un estado de alarma general en la Iglesia Católica.

El deán portando la custodia es la epítome de todos los abusos litúrgicos, el compendio y resumen de un estado en el que se encuentra la Iglesia actual y que el Papa Benedicto XVI está intentando doblarle el brazo, pero parece que hay diócesis que son incurables y que están pidiendo por caridad mano dura, porque al igual que la « Iglesia vive de la Eucaristía » (Ecclesia de Eucharistia 1) hay diócesis como la de Linz que están tomando su propia condenación, ya que como dice San Pablo, « quien come y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor (1 Cor 11, 27); pues el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación » (1 Cor 11,29).

Hay diócesis en las que es difícil reconocer la faz de la Iglesia Católica: se encuentran en estado de apostasía.

Aunque sea doloroso reconocerlo, nos encontramos en estado de excepción, donde la disidencia, la disputa, la creación litúrgica, la disolución moral y la resistencia a la autoridad papal se han convertido en verdaderos caracteres definitorios de muchos obispos (y de sus diócesis por extensión). ¿No hay acaso celebraciones del Sacrificio de la Misa que se parecen más a un culto protestante (como este, calvinista) que a una verdadera Eucaristía?

En la época en la que Newman había iniciado el camino que lo llevaría a Roma (circa 1.837), escribió lo siguiente sobre el estado de la Iglesia Anglicana:

La gran masa de gente educada se muestra de inmediato incómoda, impaciente e irritada, no simplemente incrédula, en cuanto se les ofrece una visión clara – para ellos desconocida – de la doctrina original y apostólica sobre algún tema religioso. Soportan que se les hable de investigaciones sobre los datos de la antigüedad cristiana, si van dirigidas a probar su escaza certeza o su falta de utilidad. Pero son intolerantes y vocingleros contra ellas cuando su objeto es rescatar y no destruir. Sancionan de ese modo una regla de filosofía escéptica que refutan prácticamente siempre que alaban a Newton o Cuvier.

Pueden en verdad aceptar una teoría categórica en otros campos del conocimiento, pero en teología mantienen que la creencia debe ser práctica. Consideran que un estudio sobre cuestiones de hecho en religión tiende a interferir con lo que imaginan ser su libertad cristiana. Se resisten a contemplar evidencias que disminuyan su derecho a pensar correcta o incorrectamente, según les plaza. No aceptan someterse a una versión de los temas tal que no les permita cambiar de mente a su gusto. Piensan que el bienestar en que todas las cuestiones permanezcan abiertas y en que no se exija a nadie una conducta determinada. Adoptan así la libertad que, en ira, otorgó Dios a su pueblo, una libertad para la espada, la peste y el hambre (Ier 34,17), el derecho a ser herejes o incrédulos.

Forjadores de Historia. Newman (1801 – 1890). José Morales Marín. Ed. Rialp. 1990, pp. 61-62.

Por desgracia, esta descripción es hoy aplicable de cabo a rabo a la Iglesia Católica. La unidad – que no uniformidad – que irradiaba hacia fuera la Iglesia, hoy queda opacada por sucesos como el de Linz.

La teología que hay detrás de esta Liturgia no es la « Fides quaerens intellectum », sino la fe particular – si es que a eso se le puede llamar fe – de los teólogos que mantienen esas ideas peregrinas.

Los efectos son devastadores: se acepta cualquier cambio, modificación, innovación es aceptado pasando por alto que también se está mutando la fe de la Iglesia, de manera que no se consigue el fin que pretenden los innovadores, esto es acercarse al hombre, sino que por el contrario, acaban alejando al hombre de Dios.

El final es Linz: un sacerdote portando ¿el Cuerpo de Cristo? con un pértiga. ¿Qué devoción pueden mostrar los fieles hacia la Eucaristía cuando ven al deán? ¿Qué queda realmente allí de la fe de la Iglesia?

Mientras, los pastores infestados bien del mismo virus, bien presos del qué dirán, dejan que estos energúmenos corrompan al Pueblo de Dios siendo en cierta manera copartícipes de estos desmanes ya que olvidan que la sucesión apostólica de la que participan, no quiere decir solamente que unos obispos se hayan ordenado sucesivamente sin interrupción a partir de los apóstoles, sino que supone también la transmisión fiel de la fe recibida de los apóstoles.

Abusos como el de Linz no se deben tolerar.

Hay que salir del estado de excepción.

6 comentarios

  
Luis López
En Austria llueve sobre mojado. Tengo en mente los globitos de cierto cardenal... De todos modos, y aun compatiendo gran parte del artículo, y reconociendo que es estéticamente deplorable (rozando la irreverencia) esa manera de llevar al Santísimo, no me parecen adecuadas las citas paulinas, que hacen referencia al discernimiento en la comunión del pan eucarístico. Realmente no podemos sondear los corazones de esos eclesiásticos para determinar hasta qué punto son conscientes de lo que portan, aunque sí debemos denunciar para que quien corresponda corrija disciplinariamente estas maneras tan burdas y poco estéticas, que nada ayudan al respeto a lo sagrado.
16/06/09 7:50 PM
  
Luis Fernando
Parece que el Papa les ha leído la cartilla acompañado de unos cuantos cardenales de la Curia.

Lo que ocurre es me temo que lo de Austria sólo se soluciona cambiando a buena parte de su episcopado, sin ceder a ninguna presión vergonzosa como ocurrió con el caso del sacerdote Gerhard Maria Wagner, al que iban a hacer obispo auxiliar precisamente de Linz.
16/06/09 8:04 PM
  
Esteban
Donde esta la herejía, quizás fue de mal gusto la custodia, pero herejía, sacrilegio y demás como quieren ver algunos no hay.
16/06/09 8:04 PM
  
Esteban
Señor Luis Fernando le he tratado de enviar un mensaje a su correo que indica ahí, pero no tengo idea si le ha llegado, o le han llegado en multiplicidad, pues mi correo no me lo marca, si lo envio o no.

De cualquier forma tiene que ver con la forma en que se me ofendio en el blog Motu Proprio
16/06/09 8:14 PM
El impresentable Helmut Part que lleva la custodia de pinzas con el pan no es deán sino arcipreste, que en este caso es la correcta traducción de "dechant" al castellano. ¿Cuantas veces habrá que repetirlo?

16/06/09 11:16 PM
  
Miguel Serrano Cabeza
Quizá de lo que realmente se trate es de un "estado de necesidad" en la Iglesia.

Los términos "estado de excepción" y "estado de sitio" se usan para definir en qué situación quedan los derechos fundamentales de los ciudadanos ante determinadas contingencias extraordinarias contempladas por el legislador.

Nadie quiere hablar de "estado de necesidad" en la Iglesia por las implicaciones que podría tener en las "condenas" aplicadas usando el código de Derecho Canónico actualmente en vigor.

Nadie discute que Lefebvre obró en conciencia.

Pero si se reconoce un "estado de necesidad" en la Iglesia actual, estaríamos muy cerca de reconocerlo también en la Iglesia de la década de inicios de los 70 a inicios de los 80.

En ese caso, no estaría nada claro cuál sería el contenido formal de la condena expresada "latae sententiae" contra Lefebvre.

Hemos tocado hueso, amigo mío.

Dentro de cien años, como todos estaremos bien calvos, seguro que ya conoceremos los detalles de la respuesta.

Mientras tanto, aquí en la tierra, habrá que seguir esperando a que el Espíritu Santo decida el día y a hora en la que los secretos sean revelados.

ADVENIAT REGNVM TVVM.
17/06/09 6:29 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.