Loquimini nobis placentia
«Habladnos de cosas placenteras».
Porque esto es lo que queremos que nos cuentes, bellas historias que nos permitan seguir en los blandos brazos de Morfeo. No queremos despertar, ser conscientes de la cruda realidad, de la brutalidad de los hechos.
Loquimini nobis placentia
¡Felicitémonos por la manifestación de ayer!
¿Felicitémonos?
Las manifestaciones son los mecanismos de escape que el mismo sistema permite, vias de escape, fístulas por donde se disminuye la presión social del disenso, que no se puede ya dirimir apelando a la racionalidad, porque esta se ha precipitado en el foso del relativismo y la irracionalidad. El objeto contra el que se protesta alcanzará su fin, definitivamente. Así fue con Irak y el matrimonio homosexual; y así será con la reforma de la ley del aborto.
Lo de ayer fue una pantomima, un embeleco orientado a llevar a las personas de buena voluntad al redil de los partidos que se reparten el pastel del control del Estado. Nunca los ciudadanos estuvieron más alejados del control del gobierno que en esta oligarquía que nos gobierna.
Benigno Blanco, Secretario de Estado bajo la égida de Aznar, lo dejó meridianamente claro antes de la manifestación (tanto que corrigió su discurso el día de la manifestación):
En declaraciones a Europa Press, Blanco dijo que si el PP no quiere eliminar cuando gobierne cualquier legislación que permita el aborto, que “al menos” implante una norma “seria” que posibilite las interrupciones de embarazos sólo en algunos casos muy concretos. El Foro reclama una ley que penalice a los médicos y profesionales que actúen al margen de la legislación, “pero nunca a la mujer que aborta, puesto que es, junto al no nacido, la otra víctima del aborto”
El mismo Benigno que profirió las siguientes palabras:
No admitimos la adhesión de ninguna confesión religiosa y de ningún partido político
durante la convocatoria de la manifestación del diecisiete de Ocubre, en la que se acabaría colando la plana mayor del PP, a título personal como no, pero nunca como partido: si eso no es talante – por detrás y por delante – que baje ZP y lo vea.
¿Qué hacían en la manifestación los políticos que no movieron un pelo del bigote para impedir el asesinato de los no nacidos?
Cuando lleguen las próximas elecciones, las masas acudirán a depositar su voto al PP - el partido que nos traerá la salvación -, el cual no sabremos por esas fechas si habrá admitido la reforma Aído, tal como admitió el matrimonio homosexual tras oponerse a él.
Mientras, loquimini nobis placentia, que la realidad brutal de los hechos no nos despierte, dejadnos en paz con estos sueños dulces que nos transportan a mundos donde se inicia una nueva era, la era de la vida.
Habladnos de cosas placenteras; por favor, no nos recuerdes que las leyes se cambian en el parlamento, que en España no hay división de poderes, sino de funciones y que el partido en el poder redacta, manda y aplica leyes; habladnos de ilusiones, no de la realidad, esa realidad que nos dice que para el ciudadano es imposible acceder al poder; habladnos cosas apacibles, no de aquellas que recuerdan la crueldad de lo fáctico, de una sociedad hoy abortista y ayer católica, que fue manipulada por los políticos porque los ciudadanos como individuos eran incapaces de decidir, eran pequeñas bestezuelas que tenían que ser dirigidas por los amos del cotarro del momento, igual que hoy; habladnos de cosas alegres, de la manifestación de ayer, de los datos que confirmaban los dos millones que previamente se habían anunciado, como si Tiresias hubiese revivido en Benigno Blanco; habladnos de cosas placenteras y no, no me recordéis las palabras que profirió Díaz Merchan, presidente de la CEE, el 27 de Enero de 1.983, en ABC – el periódico de la derecha española -:
el problema de la despenalización del aborto no debería servir como pretexto de unos y otros, para que el resto de los problemas urgentísimos que tiene nuestro país, como el del paro y otros muchos, que afectan a amplios sectores de la población pudieran dejarse en segundo término o dificultarse por falta de entendimiento entre los españoles
esas palabras que antepusieron los problemas económicos a los no nacidos, y hoy, más de veinte años después estamos peor y con, cientos de miles de niños sacrificados en el ara de Moloch, palabras que desactivaron la acción católica; no, no recordadnos esas palabras, ni las de Monseñor Cirarda, diciendo que
…La ley civil no tiene que seguir en su articulado todas las exigencias del orden moral…
no, habladnos de cosas placenteras.
Todo ha sido un éxito.
¿O no?
Super flumina Babylonis illic sedimus et flevimus, cum recordaremur Sion…..
16 comentarios
Por otra parte, la presencia de políticos del PP no ha sido ninguna muestra de hipocresía por su parte, puesto que el manifiesto pedía la retirada de la ley Aído sin hacer mención a modificación alguna de la legislación actual.
Es normal, por tanto, que políticos del PP acudan a una manifestación en la que se defiende la postura de su partido. No se han "colado" en ninguna parte (es más, la propia organización corrió tras ellos para que acudiesen, recordemos).
Un artículo excelente, por otra parte. Y el título, aún más.
de la CEE se lee, referido a la manifestación del sábado pasado: Los obispos consideran legítima y conveniente tal convocatoria y la participación en la misma. Los fieles laicos responden adecuadamente al desafío planteado - de gran trascendencia moral y social - haciendo uso de su derecho a manifestarse pacíficamente para expresar su desacuerdo con la ley proyectada[...].
Monseñor Sanz Montes afirma en Infocatólica, entre otras cosas: «Tras la impresionante manifestación del pasado 17 de octubre, no cabe duda de que está naciendo una nueva cultura de la vida, que ni los poderosos ni los mojigatos han conseguido censurar». Y Monseñor Sebastián dice:«He visto levantarse un pueblo libre y soberano que dice NO a un gobierno que pretende abusar de la autoridad que el pueblo le confió para que hiciera otras cosas. Diciendo NO cuando el gobierno quiere actuar como si fuera el dueño de la sociedad, el dueño de nuestras vidas, comenzamos a ser democracia de verdad».
Por tanto, la CEE ha fomentado lo que, según Vd., sr. García Expósito,, fue «una pantomima, un embeleco orientado a llevar a las personas de buena voluntad al redil de los partidos que se reparten el pastel del control del Estado». Y dos obispos se felicitan, contra su opinión, del éxito de la manifestación. No parece, pues, que su artículo, que enmienda la plana a los obispos, fomente precisamente la comunión eclesial, como tampoco lo hace otro artículo en esta casa, mucho más descarnado, que he visto que Vd. suscribe plenamente. Es más, está Vd. implícitamente acusando a la CEE de engañar a los fieles, aconsejando acudir a un embeleco (=embuste, engaño; RAE dixit). Muy católico, sí señor. ¿No sería bueno que Vd., motu proprio (entiéndase el doble sentido), rectificara antes de que alguien con mayor criterio y razón le afeara sus palabras?
¿Tanto cuesta ver los muchos aspectos positivos de la manifestación? ¿Tanto cuesta ver, en palabras de Monseñor Sanz Montes, que es un clamor de esperanza? Cierto es que la manifestación, en sí, no basta. Cierto es que a alguno le servirá para acallar su conciencia burguesamente instalada. Cierto que puede ser manipulada y fagocitada por los políticos profesionales. Pero eso no quita para reconocer el valor intrínseco que ha tenido, como han hecho otros bloggers de esta casa, empezando por el director. Y más que vituperarla y denostar a organizadores y participantes, más valiera ayudar y animar a que se consolide lo que de bueno ha tenido esta manifestación, en la línea señalada, por ejemplo, por Alejandro Llano (cf. http://www.objetores.org/novedades_detalle2.php?id=3487 ): «La manifestación del sábado por la tarde contra la nueva ley del aborto ha de considerarse como un comienzo y no como un final. Debe ser el inicio de una etapa en la que la ciudadanía española demuestre su capacidad de iniciativa respecto a los ataques del Gobierno socialista a nuestra conciencia moral[...].
La manifestación multitudinaria es un reflejo de resistencia ciudadana. Pero la clave estriba en que se trate de una resistencia activa, organizada y constante. Nos estamos jugando nuestra propia dignidad como pueblo. Ha llegado el momento de decir, con temple radicalmente democrático: hasta aquí hemos llegado».
Que, a partir de ahora, ese mismo sentir y esas mismas ganas de lucha que manifiestan algunos, se plasme en la decisión de voto. Porque si esos mismos que allí estuvieron y que se vanaglorian de hacer algo en defensa de la vida, siguen votando a partidos abortistas, su gran esfuerzo quedará en nada, así como su veracidad.
Parece que ahora se ha descubierto lo que significa defender la vida, cuando se ha instalado el aborto en nuestras leyes con total impunidad y los políticos del PP se están frotando las manos de ver tal cantidad de votos potenciales que les permitirá continuar con sus subvenciones a los abortorios y su llegada al poder.
Y algunos piensan que en ese momento, podrán remover sus conciencias y pedirles que retiren la ley abortera. ¿No tendría que ser al revés? Decirles que hasta que no la retiren, no tendrán el voto.
Votar a un partido que, claramente, se muestra favorable al aborto, es un error. Porque, ¡vete, después, a decirle que no, que el voto era condicionado! Una vez alcanzado el poder, el votante no tiene validez ni eficacia.
Y, por mucho que se quejen aquéllos que se sienten indignados por decirles que la solución está en el Parlamento, que la realidad social se refleja allí, seguiré diciendo lo mismo. Porque si lo que se quiere demostrar en la manifestación, no se demuestra en el voto, el esfuerzo es vano.
Sin embargo, esto no nos debe cegar. En España no hay Democracia ya que, por una parte, el sistema electoral no es representativo y por otra, no hay división de poderes. Nuestro sistema es oligárquico, y el poder se le ha sustraído al pueblo.
En el mundo moderno, las manifestaciones no sirven para el fin con el que se montan, es decir, la ley Aído se aprobará, sí o sí.
Lo que sí le hago a usted es una pregunta: ¿usted cree que está naciendo una nueva cultura de la vida? Yo creo que no. La cultura de la vida lleva implantada 2.000 años, al menos. Que yo sepa, la Iglesia siempre ha defendido lo mismo. ¿O es que es un hallazgo de la primera década del siglo XXI?
La democracia es un sistema político que nos permite cambiar de gobernantes sin derramamiento de sangre. Pero no un sistema de mejoramiento moral. De hecho, uno de los problemas del sistema democrático es lo que Tocqueville denominaba el despotismo blando.
No podemos actuar como personas sin razón.
Muchas gracias por su intervención.
No se puede discrepar de los Obispos (en comunión con el Papa) en cuestiones de fe y de moral; Pero la cuestión de la conveniencia de asistir a una manifestación no es una de ellas. De hecho, los Obispos aconsejaron acudir a la manifestación de anteayer, pero no lo impusieron a los fieles.
Una cosa sin importancia: has puesto "hégira" donde debería decir "égida".
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