“En tiempos de feísmo, la belleza es una urgencia”
(InfoCatólica) Décadas como profesora y catequista han convencido a Yolanda Obregón de que una educación y una catequesis dedicadas a entretener a los niños solo sirven para perder el tiempo y para crear adultos ignorantes y que abandonan la fe.
Decidida a mostrar que las cosas se pueden hacer mejor, acaba de publicar en la editorial Vita Brevis el libro “400 poemas para explicar la fe. Selección de poesía religiosa para la catequesis”. En él se ponen a disposición de educadores y padres cientos de poemas religiosos de todas las épocas, que pueden usarse para transmitir la fe a niños y jóvenes.
- Usted es profesora desde hace más de treinta años. ¿Han ido cambiando los niños en los últimos tiempos?
Desgraciadamente, sí. He llegado a dar clase a chicos y chicas que podrían ser los hijos de mis primeros alumnos. En lo que a la fe se refiere, muchos niños pertenecen ya a la tercera generación de apostasía, así que no han recibido ninguna formación religiosa. Y sin embargo, a algunos les llevan a catequesis. Suelen ser los mismos que, al domingo siguiente a su primera comunión, ya no vuelven a la iglesia nunca más. Cuando se los conoce en catequesis, con ocho años, una tiene la impresión de estar viéndolos demasiado tarde. Así que a los doce, cuando se incorporan a la Secundaria, hay demasiados niños rotos y eso es determinante para su aprendizaje, aunque algunos padres no quieran verlo.
- Entonces, ¿se ha notado en la escuela y en la catequesis el descalabro de la institución familiar?
Mucho. Pero es algo que se dice en voz baja. Pedir a los chavales que, además de recomponer los pedazos de sus vidas, sean aplicados, pongan atención y tengan interés es pedirles demasiado. Es a sus padres a quienes hay que pedirles responsabilidad. Muchos dicen que sus hijos viven el divorcio con paz y aceptación. Y no es así, no lo es en ningún caso.
Hay zonas en las que dos tercios del alumnado que ingresa en 1º de ESO procede de familias rotas. Estoy firmemente convencida de que ese es el factor que más ha cambiado a los niños en estos años; y de ahí viene todo lo demás. Sumemos a eso la progresiva imposición de las pedagogías blandas, el imperio de la telebasura en sus propios hogares, la facilidad de acceso a contenidos abominables en internet, una contraestética de lo feo invadiendo todos los ambientes, la imposibilidad de formar un proyecto de vida sin trabajo decente ni viviendas accesibles, y el resultado más natural es que cientos de miles de jóvenes españoles sean ya como esos británicos de Magaluf que tanto nos horrorizan.
- Generalmente, los católicos están muy mal formados. ¿Qué cree usted que falla en la catequización?
Fallan tres cosas, a mi juicio. Por un lado, falla la familia, que no se implica. Si los niños ven que la catequesis para sus padres no es importante, ellos tampoco se la toman muy en serio. En segundo lugar, falla lo mismo que en el sistema educativo —en el que, la verdad, falla casi todo—, es decir: falta de exigencia, infantilización y expectativas pobres. Y falla, por último, una inercia heredada de tiempos que deberían estar ya olvidados y que hunden sus raíces en algo que ni siquiera es el modernismo teológico, sino su versión bobalicona: desde los años sesenta, colorear murales con frasecitas sobre la paz y la amistad, poniendo una cita de Gandhi al mismo nivel que la palabra de Dios del Evangelio es algo normal, sigue pasando; o que niños y niñas lleguen a su primera comunión sin saber el Credo, porque es muy largo y son muy pequeños; son cosas que están pasando.
- En su opinión, ¿qué ventajas tenía la catequesis hace medio siglo?
Cuando yo era pequeña, memorizábamos con una facilidad que hoy es inconcebible, leíamos a los clásicos sin apenas modernizarlos, y nos emocionaban versos como Soneto a Cristo Crucificado, que tiene casi quinientos años. No nacíamos diferentes hace 40, 50 ó 60 años, pero sí llegábamos a la catequesis y al colegio con otras expectativas, actitudes y una disciplina; todo eso venía aprendido de casa porque es en casa donde debe aprenderse. Si en 4º de primaria muchos apenas leen con fluidez, ¿qué queremos? Con esta formación, se llega a adulto en condiciones de ser pasto de la propaganda más burda. De todo tipo, pero en especial contra la fe y la Iglesia.
- Usted ha sido catequista muchos años, tanto de niños como de adultos, ¿cuál es el principal obstáculo en la actualidad?
Todo el ambiente reinante es un puro obstáculo. Y a veces pienso que el secularismo no se puede combatir sin antes combatir la ignorancia en general; porque ese eslogan según el cual los jóvenes actuales son la generación más preparada de nuestra historia es falso sin paliativos. Hoy, el cien por cien de la población pasa un mínimo de diez años de escolarización, y normalmente quince. Pero una cosa es calentar el asiento durante quince años y otra aprender algo. Es la escuela de la ignorancia. Así que, la catequesis que se dedica a entretener niños como si se tratara de una actividad extraescolar más, no sirve, no está sirviendo, de hecho. Pero esto no lo digo centrando la responsabilidad en los catequistas: bastante hacen los pobres en las circunstancias actuales.
- El libro que ha publicado tiene la osadía de decir que la poesía religiosa española es un tesoro que debe usarse para catequizar. ¿De verdad cree que la poesía puede servir para la catequesis? ¿No es más realista limitarse a que los niños coloreen dibujos y cosas así?
(risas) Si no lo creyera… La poesía —el arte en general, pero especialmente el de la palabra— puede y debe servir a la catequesis de niños y de adultos. Las pedagogías blandas, que han hundido la educación en todo Occidente (supongo que a eso se refiere lo de “colorear y cosas así”), son perfectamente inútiles para la catequesis, como lo son para cualquier otro aprendizaje, a menos que lo que se pretenda sea cultivar la ignorancia.
- ¿Una poesía escrita en el siglo XVI tiene algo que decir a los niños y muchachos de hoy?
Desde luego que sí, siempre. Es cierto que una distancia de más de quinientos años, como la que hay, por ejemplo, entre las Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique y los hispanohablantes de hoy, sean niños o mayores, puede parecer excesiva. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los clásicos son clásicos porque siempre tienen algo que decir al ser humano en todas las épocas. A degustar a los clásicos se aprende, el gusto es educable.
- ¿Tiene la belleza algo que ver con la catequesis?
Tiene todo que ver. La verdad es bella, es hermosa; la verdad pertenece a los trascendentales del ser: verdad, bondad, belleza y unidad, imposibles de separar y menos cuando hablamos de Dios. La belleza no es un lujo. Es de primera necesidad. Y en tiempos de feísmo, es una urgencia. Un niño pequeño puede aprender el deleite del ritmo delicioso de un endecasílabo como “en par de los levantes de la aurora” del Cántico Espiritual, aunque no entienda del todo su significado, pero intuyéndolo en el bellísimo y enigmático contexto de su estrofa. Es la via pulchritudinis, la respuesta de la Iglesia al desafío de la increencia y de la indiferencia religiosa. ¿Cómo no va a funcionar en las almas incontaminadas —o antes de ser contaminadas— de los niños?
- Además de los poemas, al final del libro que ha publicado se incluyen breves semblanzas biográficas de los autores. ¿Por qué?
Es que las biografías de los poetas que en algún momento de sus vidas hayan compuesto versos de tema religioso tienen mucho que decirnos. Para empezar, algunos autores son santos. Por ejemplo, hay en el libro poemas de un mártir de la persecución de la Guerra Civil. Pero la mayoría son personas con biografías que pueden ser las nuestras, muy de carne y hueso: grandes pecadores como Lope de Vega, o Quevedo, sacerdotes y religiosas, grandes místicos y también sencillas amas de casa, cuyas vidas están atravesadas de inspiración poética. Cada texto va precedido del nombre de su autor; muchos no dirán nada a la mayoría de lectores, hasta que, al leer una breve reseña de su vida, su época, su actividad, sintamos los versos más cerca, más como nosotros mismos.
- ¿Qué es lo que más le ha gustado de preparar este libro?
Lo he disfrutado mucho todo. Quizá uno de los aspectos que más me han motivado haya sido redactar las breves explicaciones que preceden a cada poema, para eliminar la barrera de un lenguaje distante en el tiempo, o la dificultad de alguna metáfora.
Y algo que me ha enriquecido mucho ha sido la necesidad constante de consultar la Sagrada Escritura, el Catecismo y textos magisteriales. Han sido años de preparación de este libro y esa tarea de obligada y continua consulta la he vivido como una verdadera bendición. Por eso puedo invitar a los lectores a que disfruten ellos también de los tesoros de la poesía religiosa española y se los transmitan a sus hijos. No podemos seguir desaprovechando esta herencia que hemos recibido los católicos que hablamos en español.
- ¿Sigue habiendo poetas católicos hoy?
Claro que los hay. En esta selección de poesía católica figura una veintena de poetas vivos. Desgraciadamente, la poesía no es un género que venda, ni es apreciada, no es como en el siglo XVII en que cada español era un poeta, y hasta las personas analfabetas sabían valorar y entender las convenciones del género. Haberlos haylos, pero no son conocidos por el gran público ni, por supuesto, pueden vivir de lo que escriben. Así que, si la poesía es un género difícil, imaginemos para un católico. Los hay, claro que los hay, escriben para sí, o abren un blog, o se autoeditan los más valientes.
Bécquer decía que siempre habría poesía, mientras existieran la belleza y el misterio. Mientras haya católicos fervientes, mientras haya un pequeño rebaño, habrá poetas católicos.
- Creo que va a presentar su libro próximamente…
Sí, este viernes 5 de abril a las 19:30, en la parroquia San Antonio del Retiro (c/ Duque de Seto, 9, Madrid). Todos los lectores de InfoCatólica están invitados. ¡Me encantaría verlos allí!
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Para comprar el libro: Editorial, Amazon.es (papel o electrónico), Amazon.com (papel o electrónico), Amazon.mx, iBooks, Nook, Kobo, etc.
30 comentarios
enhorabuena por tu trabajo y gracias por ese esfuerzo, seguro que será recompensado en el Cielo.
Sólo la belleza salvará a esta generación.
Un abrazo
Y gracias a Bruno por hacerlo posible.
Por otra parte, hace ya mucho tiempo que soy muy crítico con bautizos, comuniones y confirmaciones. Que el ambiente social, la familia, el entorno, etc, no ayuda está claro.
Pero también es un problema pastoral que la Iglesia no soluciona. Si año tras año estamos viendo que la primera comunión es la última, si después de la confirmación es el abandono eclesial; habrá que replantearse muchas cosas. Y no es que sea apostasía, es que ni siquiera se ha descubierto la fe de verdad. Yo creo que hasta los 17 años (o mas tarde), como mucho es el "despertar religioso", pero nada más. No se está maduro para hacer opciones.
Una cosa tan delicada y seria como la Eucaristía no puede administrarse a niños que no se enteran muy bien de que va esta historia, ni se pueden confirmar jóvenes que no han tenido una experiencia de fe mínimamente profunda. Y esto se sabe, pero seguimos anclados a postulados teológicos de lo que "debe de ser", pero de hecho no es.
Ya va siendo hora de que en nuestras comunidades cristianas se debata de verdad este asunto.
Yolanda, pues claro que se pretende esto. No lo dudes, afirma lo.Es un ataque en toda regla, aunque camuflado, contra Occidente, su cultura y sobre todo para que no salgan generaciones inteligentes, con fuerza de voluntad y grandes ideales. En Alemania, por ejemplo, no enseñan a leer hasta los 6 años. Actualmente necesitan importar ingenieros. Una nación con gente tan inteligente, todavía pagan los platos rotos de la II Guerra. NO les dejan prosperar, y lo mismo con España. Estoy seguro que en China o Israel los niños memorizan a tope.
Lo que importa es que el libro sea útil para la educación de y en la fe. Sí ha sido mucho trabajo, mío y de Bruno, que se ha llevado las tareas mas ingratas del oficio de editor. Tenemos nuestros respectivos trabajos (y familia, dobre todo él, pues sus niños son pequeños) que no se pueden desatender.
Jaume, luego te comento más cosas sobre lo que dices: es realmente terrible. Yo lo encuentro pavoroso. Y las familias y los colegios, públicos o privados, católicos o laicos, han picado el mismo anzuelo en todo el mundo occidental.
Estoy totalmente de acuerdo, y no ocurre solo en catequesis, es lo que se ve en la mayoría de los colegios concertados supuestamente católicos, de congregaciones y órdenes religiosas. Los padres que nos damos cuenta de ésto por desgracia somos pocos, y tenemos una doble tarea, porque además de catequizar a nuestros hijos (cosa que nos corresponde en primer lugar a nosotros como Iglesia doméstica), tenemos que advertirles contra los errores que sabemos que se transmiten en estos colegios. No es justo que nuestros hijos estén expuestos así, y que no tengamos a NADIE a quien acudir. Se supone que los colegios están en una diócesis y el obispo por tanto en teoría sería el responsable aunque se trate de religiosos. Ud dice que no se trata de echarles la culpa a los catequistas. Estoy de acuerdo. Pero esos catequistas tienen por encima un sacerdote, y este a su vez, un obispo. Yo veo una dejación de funciones y un poco celo que me asombra. Dejo ahí la pregunta: aparte de contrarrestar los errores y la deformación, ¿qué podemos hacer los padres? Además, los demás padres que no son conscientes por falta de formación no pueden llevar a acabo esa tarea porque nadie da lo que no tiene, es muy injusto para esos niños que podrían recibir una auténtica transmisión de la fe católica estando en un colegio "católico" y sin embargo no la reciben. Todo son francesitas vacías, buenismo, solidaridad, etc. Y encima dicen que es que a los niños de ahora hay que llegarles de otra forma. Como si los niños de ahora fueran extraterrestres. Si nunca les das la oportunidad si quiera, ¿cómo sabes de lo que son capaces?. ¿Acaso no merecen igual que los niños de cualquier generación que se les transmita la Verdad? ¿Qué les están transmitiendo realmente? ¡Nada! O mejor dicho: relativismo puro, eso es lo que están recibiendo, de instituciones de la Iglesia como son los colegios. Eso es lo grave. No tienen derecho a llamarse católicos, es un fraude.
Por último: tenemos la oración y las posibilidades de hacer cosas (como las que hacen Yolanda y Victoria), no nos desanimemos.
Antes de nada, deciros que el mérito de este libro, en primerísimo lugar corresponde a Bruno. La idea es suya. Me la propuso y me encantó. Pero conforme la acometía me fue entusiasmando. Fue creciendo, se alargó en el tiempo por mil motivos. Pero con muchas ganas y con alegría siempre presidiendo las tareas, hasta las más tediosas.
Sofía: creía que ya me habrías visto en alguna foto antes.
Rosa y Victoria : lo que podemos hacer ante el panorama es completar en casa lo que no se haga en la escuela ni el catequesis. Como madres es nuestra responsabilidad. Pero no echemos la culpa a los catequistas. Si pensamos que un catequista, para hablar de Abraham, tiene que saber Historia Antigua y Arqueología, no quiero imaginar cuántas titulaciones tendríamos que exigirle para poder hablar de sacramentos, de liturgia, de de... Los profesores de religión sí; esos tienen una titulación exigible. Pero para la catequesis, con que sean personas de fe, con que el párroco los conozca y vigile su formación, y las diócesis publiquen materiales adecuados, debería bastar. Y los padres, estar al tanto.
Jaume: no te quepa duda de que existe un deliberado propósito de empobrecer los contenidos de la educación en el mundo desarrollado. Y en España no estamos tan mal como en Francia, por ejemplo, por más que se hagan correr bulos que aseguran que somos lo peor: no, no lo somos. Estamos en ello, y nos falta poco para alcanzar a los peores. Pero si nos olvidamos de la mentira de PISA, que es un engendro que no mide lo que dice medir, hay voces en Italia, en Francia, en Sudamérica, clamando contra la escuela de la ignorancia que se ha instaurado. En reino Unido ya han tocado fondo. Nosotros aún estamos en ello. Hay mucho, pero mucho que contar sobre esto. Pero no es el lugar ahora.
Antonio No conozco ese poema, y es muy interesante.
Gracias a todos.
A ver si algunos nos vemos este viernes.
En mi época de estudiante, tomé la opción: preferí adentrarme en la belleza de la forma de la Lengua, que se llamaba Preceptiva Literaria, estudiándola y practicándola con asiduidad. Dejé un poco de lado la claridad y verdad de las Matemáticas, pues desde el inicio de mi adolescencia, me apasioné por la Literatura. Durante más de 40 años dedicados a la enseñanza y catequesis, fueron mis aliadas: La Fe (oración) + Esperanza ( canto y poesía) + Caridad ( convivencia), con muy buenos recuerdos y ojalá frutos.
Espero conocer la edición del libro y quiero conseguir una docena siquiera, para catequistas y amistades. Muchas gracias por su amable entrega al noble servicio de la Catequesis. Gracias.
"Bruno, hoy ha llegado a mis manos, previa compra por Internet, 'Carmina catholica'. Estoy emocionado. Lo poco que he podido ojear por el momento me ha entusiasmado"
Me alegro mucho de que le esté gustando, aunque no son más que unos poemillas. Cuando lo termine, dígamelo y le enviaré Ima Cordis encantado.
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