La sede episcopal de la Catedral de Córdoba es mejorable

La reforma litúrgica del Concilio Vaticano II mandó los doseles de los obispos, situados en los altares catedralicios, al trastero. Las sustituciones fueron pobres y reiterativas: se colocaron sillones, jamugas…y otros enseres poco dignos para las catedrales de España.

Con el paso de los años, los obispos ordenados durante la década de los ochenta, fueron haciendo sedes en sus propias catedrales. En algunos casos, fueron tan demócratas, que colocaron el proyecto a la vista de los fieles y un libro de impresiones escritas al lado. Las sugerencias aportadas levantaron la cólera de esos obispos. Y tiraron por la calle de en medio haciendo birrias que hoy están a la vista del público.

En la Catedral de Córdoba se hizo la sede episcopal, que podemos ver en la siguiente fotografía:

Siempre que he estado en la Catedral Mezquita cordobesa he deseado traerme una fotografía de esta sede. Ahora me la sirve con la noticia de la despedida de monseñor Santiago Gómez Sierra, tal como la presenta Ecclesia Digital.

Desde la primera vez que la contemplé me quedé helado. Esa sede no pega nada en absoluto con la inmensidad de la catedral cristiana que se levantó durante la etapa del Renacimiento y el Barroco, dentro de la Mezquita árabe, que se conservó tal como la vemos cuando se visita.

Si, al menos, su color fuera en tono de madera oscura como el resto del presbiterio y el coro barroco tan formidable que es alabado por propios y extraños, la cosa pasaría. Pero ese blanco marmóreo más bien parece una lápida sepulcral colocada de pie y a la que se ha adosado el asiento y los brazos.

Le comenté este asunto a un compañero cordobés y me indicó que mi opinión es compartida por mucha gente, curas y laicos, que lo dicen soto voce, pero pocos lo muestran en público. A mí no me gusta, de veras.

Tomás de la Torre Lendínez
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Lean y vean, por favor: El Vaticano es el país con mayor proporción de robos de carteristas

Blog del padre Tomás:

http://fotolog.miarroba.es/marianojv/

6 comentarios

  
Diego
Es cuestión de gustos Don Tomás.
Quizás sea así para que resalte de tanto color madera o tendrá algun significado ese blanco marmóreo.
15/02/11 10:24 AM
  
Hermenegildo
Lo peor de todo es que tan horrible sede fue instalada en el presbiterio de la Catedral por el anterior Obispo de Córdoba, D. Juan José Asenjo, quien a la sazón es Presidente de la Comisión Episcopal para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española. Si este obispo es el experto en patrimonio artístico de la Conferencia Episcopal, ¿cómo serán los demás?
La sede en cuestión debe ser retirada y que el altar sea de nuevo adosado al retablo, siquiera sea por respeto a la Historia. Luego, que le monten al Obispo una sede o dosel en el lateral del presbiterio. El protagonismo debe ser para el altar, no para el Obispo.
Esto lo tenían muy claro antes de la reforma litúrgica de Pablo VI, cuando, a pesar de que los obispos daban una imagen muy barroca, no se les ocurría situarse en el centro del altar, como si ellos fueran los verdaderos protagonistas.
15/02/11 6:13 PM
  
Bruno
Esa sede está pidiendo a gritos un poco de policromía. Si el escudo episcopal y los adornos se pintaran con un poco de gusto, ya no resaltaría tanto el blanco sepulcral y la sede se integraría más con el resto de la catedral.
15/02/11 11:50 PM
  
Hermenegildo
Bruno: no es sólo cuestión de policromía. Es que esa sede, además de litúrgicamente cuestionable, es de muy mal gusto. Y estamos hablando de una Catedral grandiosa.
16/02/11 12:59 AM
  
Hermenegildo
Alvarillo: el Obispo representa a Cristo, pero en el altar se actualiza el sacrificio de Cristo y el Señor se hace real y verdaderamente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
La presencia del crucifijo en el altar no tiene como fin velar al Obispo, sino que todas las miradas se dirijan a la Cruz durante la actualización del sacrificio de Cristo.
Lo ideal no sería ya poner un crucifijo en medio del altar, sino que el obispo y todos los sacerdotes recitasen la plegaria eucarística ad Orientem, como fue tradición común en la Iglesia Católican desde los primeros siglos hasta hace cuarenta años.
16/02/11 5:58 PM
  
Hermenegildo
Y, por cierto, nosotros no seguimos a Guido Marini, sino al Santo Padre Benedicto XVI:

“La idea de que el sacerdote y el pueblo deben mirarse recíprocamente ha nacido en la cristiandad moderna y es completamente extraña a la antigüedad. Sacerdote y pueblo ciertamente no rezan uno hacia el otro, sino hacia el único Señor. Por tanto durante la plegaria miran en la misma dirección: o hacia Oriente como símbolo cósmico del Señor que viene, o donde esto no es posible, hacia una imagen de Cristo del ábside, hacia una cruz, o simplemente hacia el cielo, como el Señor ha hecho en la oración sacerdotal la primera tarde de la pasión (Jn 17,1).

Mientras tanto, se va abriendo camino cada vez más, afortunadamente, mi propuesta sugerida al final del capítulo en cuestión de mi obra [Introducción al espíritu de la liturgia, pp. 96-107, ed. española]. No procedería una nueva transformación, sino simplemente poner la cruz en el centro del altar, hacia la que puedan mirar juntos el sacerdote y los fieles, para dejarse guiar de este modo hacia el Señor, hacia el que oramos todos juntos.”

(Introducción al Volumen I de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger: Teología de la Liturgia)
16/02/11 6:04 PM

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