Misas desiertas en el Sahara Occidental
En estas fechas el Sahara Occidental,antigua colonia española, está de actualidad por el asunto de la señora saharaui, que está en huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote. Es interesante conocer la situación de los cristianos en aquella tierra. Los Misioneros Oblatos de Maria Inmaculada, fueron los encargados de mantener allí el cristianismo. Veamos ahora lo que hacen.
Efe.
Sun, 13 Dec 2009 04:00:00
“La única iglesia católica de El Aaiún, capital administrativa del Sahara Occidental, se erige con la misma presencia imponente que el respeto que infunde su párroco más veterano, un español que celebra misa cada día, con o sin gente.
La habitual falta de fieles en sus más de diez filas de bancos no merma la voluntad del padre Rafael Álvarez, que se acerca a los ochenta años con la convicción de que la soledad con la que ejerce a diario es más engañosa que real.
“La Iglesia la llenas tú con el recuerdo de tus familiares, de tus amigos, de los necesitados y también de los que son felices. Rezas por la paz en el mundo, y no te encuentras solo porque estás acompañado por toda la comunidad cristiana", asegura, no sin reconocer que “el día que aparece alguien te llevas una alegría".
Ese día suelen ser los fines de semana, cuando parte de la reducida comunidad española que vive en la ciudad y del personal de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) se persona en el recinto.
Y no llegan a la docena en total. Una cantidad, matiza el párroco, no exenta de mérito, si se tiene en cuenta que “españoles censados en El Aaiún hay unos diez o doce", y que los miembros creyentes de la ONU “no siempre están de misión en el lugar o tienen otras ocupaciones".
Eso no impide que temprano por la mañana el padre diga la misa delante del altar, ante un gran mural de Jesucristo y de los cuatro evangelistas pintados sobre un fondo blanco, el mismo color que predomina en el resto del templo.
En la época de mayor actividad, entre los sesenta y mediados de los setenta, cuando el Sahara Occidental era provincia española, el edificio -ideado por Diego Méndez, arquitecto del Valle de los Caídos- fue testigo de bodas, bautizos y otras ceremonias litúrgicas de las que aún queda constancia en los archivos parroquiales.
Ahora este párroco, junto con otros dos compañeros, uno español y otro congoleño, miembros todos ellos de la misión de oblatos de María Inmaculada, llevan a cabo una actividad principalmente “de presencia".
“Parece que no haces nada, pero basta que faltes un momento para que todo el mundo pregunte por ti. A esta iglesia vienen también protestantes, evangélicos y de más confesiones cristianas. Es un ejemplo de diálogo interreligioso", relata.
La misa de los domingos, por ejemplo, se dice ahora en inglés, en consideración hacia los extranjeros que asisten a los oficios, y la mesa del refectorio es la misma en la que en esa sala se empezaron a dar las primeras clases de bachillerato en castellano en la ciudad, a partir de 1954.
Anécdotas no le faltan a este sacerdote, considerado por sus conocidos como “una memoria viviente del Sahara Occidental", y, aunque prefiere no entrar en detalles personales, apunta que acumula “tantas experiencias que son o para no decir nada, o para estarse toda una semana hablando".
Llegó a El Aaiún a principios de la década de 1960 rozando la treintena y es uno de los veteranos que ha visto cómo, de las cuatro iglesias que llegó a haber, queda sólo una.
Tras periodos intermitentes, Álvarez lleva ya allí una década seguida, sin fecha de vuelta, pero consciente de que no se puede quedar “otros 50 años, ni aunque quisiera".
El relevo seguirá en manos de los otros dos misioneros o de los siguientes, que una vez al mes comparten su labor, por turnos, para atender la iglesia de Dajla, la antigua Villa Cisneros, y que están no sólo para hacer la estancia más llevadera, sino porque, añade el párroco, “nunca se sabe lo que puede pasar”.
Con este espíritu misionero de la presencia de los oblatos, clave de su carisma, la Iglesia continua presente en una tierra de disputa, de enfrentamientos y de un futuro incierto en manos de unos intereses u otros, según se mire a un lado u otro.
Tomás de la Torre Lendínez
11 comentarios
Un testimonio excelente, el del padre Álvarez.
¿No hacen evangelización por la zona?
Y estos sacerdotes evangelizan a los musulmanes u otras personas no católicas?
Si la iglesia en el Sahara no crece es por falta de evangelización.
Cuando el ejercito español estaba allí y la colonia tenía personas numerosas en las parroquias existentes entonces, la acción pastoral era para los hispanos y para los saharuis que eran cristianos.
Incluso, los padres oblatos servían de capellanes castrenses a los cuarteles españoles.
Tras los asuntos de noviembre de 1975 y el abandono de los españoles de la tierra del Sahara, la pequeña minoría cristiana saharui es la que hoy atienden, además de los funcionarios de la ONU, según ellos explican en el artículo escrito más arriba.
Estos tres padres sólo con estar allí están evangelizando y los frutos sólo Dios los conoce. Y tal vez ninguno de ellos llegue a verlos.
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