Con uno como tú tenemos bastante

Daría algo por encontrar aquel cartel. No recuerdo la imagen, pero sí perfectamente la frase que acompañaba: “No quieras que todos sean como tú. Con uno como tú tenemos bastante”.

La he empleado mucho en la vida parroquial consciente de que los conflictos en las parroquias, tanto entre colaboradores como entre sacerdotes, rara vez viene por problemas de doctrina, liturgia o de graves discrepancias en moral. Lo que enciende los ánimos, molesta y encocora son los “modos”, las “formas”, los “detalles”.

No creo que en jamás de los jamases dos catequistas discutan agriamente sobre la forma de explicar a los niños la transustanciación o animar a los padres a acudir a misa dominical. Eso sí, como Juani sea un poco abandonada para el aula de catequesis y Manolo, que es la perfección con patas, encuentre un papel en el suelo, arden Troya y toda la Gracia clásica.

Tampoco llegará la sangre al río si se trata se preparar la liturgia dominical. Pero he visto auténticas peloteras a cuento de quién decide qué mantel se coloca y si se ha colocado el purificador adecuado. Aún recuerdo no voces, sino peleas a grito pelado sobre la cantidad y calidad de las flores en una misa solemne.

Los líos gordos en la parroquia raramente sucederán por grandes asuntos de especial gravedad. Pero como se junten en una tarea don orden perfecto y doña qué más da, hay que acudir a los municipales. Si coinciden doña simpatías y don severidad, más de lo mismo, como si a la postre se vienen a juntar en Cáritas don blandengue y doña ni un euro más…

La verdad es que el hecho de que se reúnan en torno a la parroquia gentes tan diversas, es de una riqueza excepcional. Uno aporta la exactitud, el otro una cierta flexibilidad, este generosidad quizá excesiva, aquél mayor control de los dineros, el de acá la pulcritud de una patena de las de antes y el de acullá alguna mota de polvo que se le cuela.

He hablado de voluntarios hasta ahora. Pero no se olviden de los fieles de cada día. Porque a don Manuel le gustan las misas rezadas, lo que pasa es que a su lado está doña Eduvigis que se emociona con el canto y quiere más y más. Don Juan es de homilías cortitas o mejor sin homilía, y don Alberto gusta de grandes pláticas a lo de antes. Doña Justa es de flores, puntillas, adornos y perifollos, mientras que doña Soledad, como su propio nombre indica, es austera de esas que se indignan ante una vainica doble.

Y todos acuden al párroco a quejarse de lo que a su juicio tan imperfectamente hacen los demás. Pues para esos momentos es para los que echo en falta el cartelito de marras: “No quieras que todos sean como tú…”

Un don Manuel está bien, trecientos sería un horror. Una señora maniática de la limpieza es tolerable, cien sería como para marcharse a misiones. Y al revés. Una persona poco limpia se aguanta, doscientos cochinos hacen una pocilga de las gordas. Ahora, qué bien que coincidan los dos para que la una sea menos maniática y el otro espabile.

Pues eso. Un don Manuel, una doña Justa, una doña Soledad, un don Alberto, o a lo sumo dos, y ni uno más.

Estas pequeñas cosas de las parroquias, pequeñas pero que son el origen de los conflictos desagradables, digo siempre que deben resolverse con perdón, tolerancia mutua, serenidad y una pizquita de sentido del humor. Ahí es cuando digo: doña Soledad… no quiera que todos sean como usted… con una como usted la parroquia tiene bastante…

Y doña Soledad se sonríe mientras dice por lo bajinis… este cura… ay este cura… Y no sé si lo dice como halago o porque me deja por imposible.

10 comentarios

  
Ricardo
¡Esa es mi parroquia! Y me encanta. Y sí "ay este cura...ay este cura" Y año tras año, curso tras curso, seguimos viendo las mismas caras, alguna nueva, y la misma ilusión (o más).
28/09/14 9:55 PM
  
Isabel. Granada.
Porque todos somos tan desiguales, es por lo que existe el respeto mutuo que debe presidir todas las relaciones sociales.

Comprendo el papel difícil que tiene usted, cuando le vengan con problemas derivados de las distintas formas de ver las cosas, pero usted que también tiene su opinión, basándose en ella puede hacer de árbitro entre los contendientes. Y por lo demás, santa paciencia querido Padre.
28/09/14 11:11 PM
  
rastri
sobre la forma de explicar a los niños la transustanciación
_______________

De la transustanciación del infinito espíritu Dios a tener en la debida cuenta. Quien como Hijo de Dios, en la parte de su infinita parte se revistió de carne mortal, como Hijo de hombre; del género Humano Hijo de Dios. Muerto y resucitado; y hasta los cielos ascendido.

El que cumpliendo su palabra de estar aquí hasta el fin del mundo, se quedó transustanciado en el pan trigo y vino; esto que no es ni humano, ni animal sino vegetal. Vegetal divinizado; Él que por ingesta de humano muere, se divide; resucita y asciende a los cielos cada vez.



28/09/14 11:57 PM
  
Ado
Pater, una de las cosas que más admiro es el sentido del humor y déjeme decirle que lo de que Doña Soledad se indigna ante vainica doble es para enmarcar.
29/09/14 4:39 AM
  
Fernando
Son como las peleas entre hermanos en casa... Peleas a muerte, pero como en el cole alguien se meta con mi hermano... que se prepare. Es la gran familia de los hijos de Dios.
29/09/14 1:02 PM
  
ComandoRIP
Yo suelo decir: "algo que yo no tengo, tendrá esta persona cuando el Señor me lo ha puesto en mi camino".... y si ya es alguien insufrible, suelo decir "que es para completar lo que falta en mi cuerpo a la Pasión de Cristo, por el bien de su cuerpo que es la Iglesia".... Es una manera de por lo menos intentarlo llevar mejor.
29/09/14 2:46 PM
  
Asturiano creyente
Podríamos llamar a esto estrategias de dominio, e incluso, a veces,pretextos para dejar una tarea que no nos gusta.
Mi madre era experta en tratar estos asuntos: cuando yo iba a quejarme de alguno de mis hermanos, daba la razón al otro, y cuando iba el otro aquejarse de mi me la daba a mi; y esta estrategia funcionaba muy bien.
30/09/14 7:25 AM
  
Enrique G. B. A.
“A nuestros amigos y enemigos los buscamos nosotros mismos, pero Dios nos da nuestros vecinos”

G.K. Chesterton

30/09/14 11:08 PM
  
Nieves
Mi párroco, cuando vamos con quejas de alguien, no nos da ni nos quita la razón, simplemente nos dice que tenemos obligación de rezar por la persona de la que nos quejamos. Tras dos o tres días de rezar por el otro desaparecen las quejas.

Por favor d. Jorge, si encuentra el cartel cuelguelo en el blog para que podamos ponerlo en TODAS las parroquias
02/10/14 10:01 AM
  
ines
los modos, los detalles,las formas......el momento oportuno.....son condiciones a tener en cuenta a la hora de establecer cualquier tipo de relación.Pero si lo llevamos a un estricto uso, se pierde la espontaneidad, la impronta.Debemos de practicar la paciencia.
01/01/15 10:23 PM

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