Conferencia episcopal: sigo esperando la revolución pendiente

Bueno, pues ya tenemos renovada la conferencia episcopal española. ¿Mucho cambio, poco cambio?

Para empezar vamos a dejar claro que una conferencia episcopal es bastante poca cosa. Tan poca cosa que su identidad y misión quedan despachadas en apenas un canon en el código de derecho canónico: “447 La Conferencia Episcopal, institución de carácter permanente, es la asamblea de los Obispos de una nación o territorio determinado, que ejercen unidos algunas funciones pastorales respecto de los fieles de su territorio, para promover conforme a la norma del derecho el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y de lugar”. Es decir, que su competencia se reduce apenas a algunas funciones pastorales y a formas de apostolado. Nada más salvo decreto o mandato de Roma.

Cada obispo en su diócesis es un apóstol. Punto. La conferencia puede decidir algunas cosas insisto de tipo pastoral, pero la conferencia toda y, en caso de urgencia, la permanente. No pretendamos pues ver en la conferencia episcopal lo que no puede verse.

Tenemos presidente nuevo como no podía ser de otra manera. Ni efecto franciscano ni nada. Los estatutos mandan. Las previsiones más que cumplidas. Don Ricardo Blázquez es un buen obispo. Teólogo de reconocida valía, capaz de dialogar y bregar con lo que toque. Mérito tuvo lo de Bilbao. Pero nada más. No tenemos hoy a figuras como D. Marcelo, Tarancón, Suquía o Rouco. Estamos en pura transición dada la edad de D. Ricardo. Tampoco parece que el futuro se pueda echar en manos de D. Carlos Osoro, a punto de cumplir 69.

¿Más moderado que Rouco? Pues depende en qué. No creo que su teología sea más renovadora. ¿Más dialogante? No está mal. ¿Más empuje? Mira que lo dudo vista la experiencia de su trienio anterior.

¿Algo que decir del resto? Pues lo mismo: sin apenas sorpresas. Si es que aplicando los estatutos hay poco margen de maniobra. El comité ejecutivo queda prácticamente como estaba, salvo la salida de D. Francisco Pérez. Y las comisiones sin especiales sorpresas, ya que la mayor parte han sido reelegidos según costumbre. Quizá pueda llamar la atención la designación de D. César Franco para presidir enseñanza y catequesis, pero nada más.

¿Qué es lo que va a notar el cristiano de a pie, el parroquiano común? Pues si los sacerdotes poco, la gente de misa dominical aún menos. Influye algo el papa, más el obispo que toque y no digamos el párroco. Rafaela dice que a ella que el papa sea Juan pablo, Benedicto o Francisco la influye poco. Lo de Rouco o Blázquez en la conferencia episcopal más de lo mismo. Más le preocupa el obispo, porque de él sí depende de que el pueblo esté mejor o peor atendido. Pero desde luego lo que más le afecta es el párroco del lugar. Pero son cosas de Rafaela.

A lo que íbamos. ¿Grandes cambio en la conferencia episcopal? No. Tenemos un secretario portavoz en el que hemos ganado en cordialidad y en saber estar ante los medios y que ganará mucho más si deja de expresar sus opiniones particulares y se limita a hablar de lo que dicen los obispos, cosa que me parece que ya va haciendo. De lo demás ya digo mi opinión. Acertada o equivocada, simplemente la mía. Estamos en transición y por tiempo. El futuro… ya se verá.

10 comentarios

  
Santiago
En cuanto al cuarteto nombrado D. Marcelo, Tarancón, Suquía y Rouco, yo lo hubiera dejado en un trío. Pero también es mi opinión, claro.
14/03/14 11:27 AM
  
Leonardo
Teología como laborterapia:

En un conocido portal de ideas teológicas innovadoras, se presentó recientemente un sacerdote jubilado, prometiendo buscar una nueva teología, desmontando el imaginario de tanto dogma y expresión que hoy no tiene sentido, y buscando recuperar en lo posible el sentido del kerigma primitivo.

Esta teología va a molestar por igual, parece, a conservadores y progresistas, que como todo mundo sabe son las áreas en las que se divide la Iglesia, aunque ningún Concilio hasta ahora lo haya reconocido.

Salvando ese comentario tan discriminatorio con que lo presentan, insinuando que los jubilados hacen cosas que molestan ;-)), me dispongo a leer casi con regocijo las expresiones del teológo de la laborterapia.

En principio él le da un tirón de orejas a la teología progresista, porque hace tabla rasa con algunos conceptos que desde el Nuevo Testamento han pertenecido a la tradición de la Iglesia. Luego, cuando aborda someramente el asunto de la Resurrección, empieza con la labor de "desmontado de dogmas" que había prometido (el que avisa no es traidor), ya presenta las cosas de una forma en que subliminalmente la Resurrección es un hecho espiritual, una interpretación de la fe, algún sentido que había que darle urgentemente a esa muerte de Jesús. Aquí le noto más adherido a los progresistas que a los conservadores, que no le llevarían semejante afirmación.

Así son los programas de laborterapia del área progresista de la Iglesia, estimado Padre.
14/03/14 1:55 PM
  
Eduardo Jariod
Así es. Verdaderamente desconozco para qué sirve la CEE, las conferencias episcopales de cualquier país. Hemos vivido 1965 años sin ellas, y sin ellas podríamos seguir haciéndolo, pero, en fin, misterios del CVII... O doctores tiene la Iglesia.

Así, para presidir una poquita cosa, se puede poner a alguien que sea también de poquito aliento. Nunca pensé que pudiera estar de acuerdo en algo con Arzalluz: "Un tal Blázquez". Un tal Blázquez, un tal Francisco... Malos tiempos para la Iglesia, desde luego.
14/03/14 1:58 PM
  
DavidQ
Acabo de leer una máxima que me gustó: "Guerra es cuando el Gobierno dice quién es el enemigo. Revolución es cuando el pueblo se da cuenta por sí mismo".

Creo que lo que sigue pendiente, en la mente de muchos, es la guerra. Revolución... o la hay siempre o no la habrá nunca.
14/03/14 2:35 PM
  
Franco
Padre, no espere tanto, que se va a volver viejo.
14/03/14 7:49 PM
  
Tulkas
La CE sirve para hacer política. O dicho de otra manera: es un actor más en el sistema de partidos. Y eso lo perciben muy bien los que piden que si los obispos quieren hacer política, que se presenten a las elecciones. Y yo lo suscribo. La verdad es verdad, dígaña quirn ña diga.

Pastoral no hacen, porque, en todo caso, la pastoral es asunto a pie de calle, y no de despacho. Lamento concordar aquí con Bergoglio, pero "la verdad, dígala quien la diga, del Espíritu Santo viene".

Total: que desaparezca la CE, que cada obispo se defique a su diócesis y el dinero, para la Iglesia necesitada.

Punto.
15/03/14 12:56 PM
  
Roberto Carlos Delgado Ramírez
Su raiz es un CONCILIO PASTORAL.... Todo debe ser pastoral... Biblia pastoral, dogmas pastorales, Obispos Pastores... TODO PASTORAL.... Pero lo que se encuentra en esas lugares llamados Conf. episc....OFICINAS, OFICINAS Y MÁS OFICINAS..... BUROCRACIA, CLEROBUROCACIA, GENTE ALLI ENCERRADA A QUIEN SE LE DEBE HACER PLEITESIA... Porque trabajan en una Conferencia Ep....

Vean la pasada reunión del CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO: Escritorios, cañones, asientos muy bien acoginados.... (Todo muy pastoral) Exactamente lo contrario de lo que exige FRANCISCO, PADRE FRANCISCO O como quiera llamarse....

Y las proximas reuniones de las Conf. eps. SON PARA LO MISMO. Ah, sirven para volverse Obispos de aeropuerto, ....
15/03/14 8:32 PM
  
Joaquín
Las conferencias episcopales no las creo el Concilio. Ya está bien de repetir una y otra vez esa falsedad. Las conferencias episcopales YA EXISTÍAN antes del Concilio. Otra cuestión es que, hoy por hoy, no tengan una razón de ser claramente definida, entre otras cosas porque no existe acuerdo entre los teólogos sobre la fuerza de obligar de su magisterio.
15/03/14 9:26 PM
  
Juan Carlos de la Fuente Díaz
Las Conferencias Episcopales las creó el Papa Pablo VI, de infeliz memoria, como resultado de una interpretación colegial del ejercicio del episcopado que había hecho el Concilio. Antes, al menos en España, sólo existía una Conferencia de Metropolitanos, es decir, sólo de los Arzobispos Metropolitanos, donde los sufraganeos no estaban.
Como todo lo del desafortunado Concilio, como por ejemplo, la Liturgia, donde no hay cruz sobre el altar, el altar está exento, no para que se pueda rodear incensando, sino para decir Misa de cara al pueblo -gran cebo de la línea progre-, del diaconado permanente que despista a los fieles y donde tantos casados le quitan tiempo a su familia para jugar a curas o las Conferencias Episcopales, cuyo Presidente tiende a ser entendido como un "superobispo" con delegaciones en provincias, muy confuso y poco afortunado. Nada de lo nuevo que trajo el Concilio aportó nada bueno, sólo confusión, curas descreídos, envejecimiento de los fieles y de los propios curas.
16/03/14 5:54 PM
  
Isabel
Habla Juan Carlos de la Fuente Diaz, de curas descreídos.

Hace dos semanas, durante una confesión me dice el sacerdote: "En esta vida siempre hay que mantener esperanza. La muerte es lo que ya no tiene remedio.

Yo salí del confesionario consternada y diciendo: "Pero bueno, un sacerdote y que me diga que lo que ya no tiene remedio es la muerte, cuando los cristianos lo que pensamos en que precisamente en la muerte es cuando vamos al encuentro de Dios".

No es el único caso "extraño", por venir de un sacerdote, con el que me he encontrado.

Con lo cual he llegado a la conclusión de que algunos sacerdotes, quiera Dios que sean pocos, no creen en una vida que no sea ésta terrenal.

Con lo cual, démonos por perdidos.
16/03/14 11:08 PM

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