Bárcenas tiene la conciencia tranquila

A ver, una pregunta facilita. Cuando a un político acusado presuntamente de corrupción, o de cohecho, o vaya usted a saber de qué… le preguntan si tiene algo que decir y proclama solemnemente que él tiene la conciencia tranquila… ¿ustedes que piensan? ¿Qué ya está el tema resuelto?

Ojo. Todos presuntos, ¿eh? pero estoy seguro de que Bárcenas, Urdangarín, los del Gurtel, los de los ERES de Andalucía, los Pujol, los Mas, los del caso Campeón, el GAL, Filesa, me apuesto un duro a que todos tienen la conciencia tranquila. Por cierto, merece la pena echar un vistazo a las listas de casos de corrupción que recoge la wikipedia. Para echarse a temblar.

Vamos a suponer que aquí todo el mundo obra en conciencia. ¿Eso basta? Porque yo creo que los terroristas matan en conciencia, los corruptos se llevan los euros en conciencia, los narcos distribuyen drogas en conciencia y los maltratadores sacuden mandobles a sus parejas en conciencia. Vamos, que para un servidor que le digan que tienen la conciencia tranquila le trae al fresco. Quizá en su interior sea así. Pero no justifica nada de lo que se hace.

La conciencia es lo más sagrado del hombre. Ahí no entra nadie, ni la misma iglesia. Pero la conciencia no se puede dejar a lo que surja. Y demasiada gente lo hace. Se hace una conciencia vaya usted a saber cómo y con qué medios, la forma o la deforma a su conveniencia, y a partir de ahí yo es que actúo siempre en conciencia. Si, como los terroristas, que será en conciencia, pero los muertos son los muertos.

Lo primero primerísimo es formar la conciencia rectamente. Y cada cuál sabrá cómo lo hace. Y cada uno se arriesga a equivocarse, que evidentemente es asunto de cada individuo. Yo sí que quería aportar lo que se entiende en la iglesia por conciencia y las sugerencias que se dan para formarla correctamente. Es como lo entiende la iglesia. Lo interesante es que haya otras aportaciones de cómo formar rectamente la conciencia. Será sugestivo conocerlo.

Del compendio del catecismo de la iglesia.

LA CONCIENCIA MORAL

372. ¿Qué es la conciencia moral?

La conciencia moral, presente en lo íntimo de la persona, es un juicio de la razón, que en el momento oportuno, impulsa al hombre a hacer el bien y a evitar el mal. Gracias a ella, la persona humana percibe la cualidad moral de un acto a realizar o ya realizado, permitiéndole asumir la responsabilidad del mismo. Cuando escucha la conciencia moral, el hombre prudente puede sentir la voz de Dios que le habla.

373. ¿Qué supone la dignidad de la persona en relación con la conciencia moral?

La dignidad de la persona humana supone la rectitud de la conciencia moral, es decir que ésta se halle de acuerdo con lo que es justo y bueno según la razón y la ley de Dios. A causa de la misma dignidad personal, el hombre no debe ser forzado a obrar contra su conciencia, ni se le debe impedir obrar de acuerdo con ella, sobre todo en el campo religioso, dentro de los límites del bien común.

374. ¿Cómo se forma la conciencia moral para que sea recta y veraz?

La conciencia recta y veraz se forma con la educación, con la asimilación de la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. Se ve asistida por los dones del Espíritu Santo y ayudada con los consejos de personas prudentes. Además, favorecen mucho la formación moral tanto la oración como el examen de conciencia.

375. ¿Qué normas debe seguir siempre la conciencia?

Tres son las normas más generales que debe seguir siempre la conciencia:

1) Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien.

2) La llamada Regla de oro: «Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos» (Mt 7, 12).

3) La caridad supone siempre el respeto del prójimo y de su conciencia, aunque esto no significa aceptar como bueno lo que objetivamente es malo.

376. ¿Puede la conciencia moral emitir juicios erróneos?

La persona debe obedecer siempre al juicio cierto de la propia conciencia, la cual, sin embargo, puede también emitir juicios erróneos, por causas no siempre exentas de culpabilidad personal. Con todo, no es imputable a la persona el mal cometido por ignorancia involuntaria, aunque siga siendo objetivamente un mal. Es necesario, por tanto, esforzarse para corregir la conciencia moral de sus errores.

17 comentarios

  
DavidQ
Antes pensaba que la conciencia se formaba con la confesión. Ahora creo que se forma con la confesión FRECUENTE y regular.

Me explico: la confesión es muy buena. Pero cuando se deja al tiempo, o se considera remedio que se toma sólo cuando se necesita, o porque se necesita, la enfermedad no se cura, sólo se alivia.

Establecer un ritmo preciso, un ciclo regular de confesión, obliga a la mente a estar pendiente de cada cosa que se hace. "Ya me va a tocar confesarme y no he hecho nada malo" he llegado a decir, sólo para recordar de inmediato una sarta de "pequeños errores" que suman más de uno grande. O bien, "no puedo hacer esto, todavía falta mucho para que pueda confesarme".

Recomiendo vivamente la devoción de los "primeros sábados". Ha hecho maravillas en mi, y si funciona para alguien como yo, seguro funcionará para alguien mucho mejor que yo.
21/01/13 11:38 AM
  
Juan Mariner
Bárcenas, Roldán, Matas, Barrionuevo y Vera, Rodríguez-Galindo, Zapatero, Aznar, Felipe, Pujol, Mas, Millet, Camps... son AMORALES, incluso se podían calificar como "psicópatas", al igual que la mayoría de políticos, banqueros y militares. Hablar de ellos y de "su conciencia" es una contradicción in terminis.
21/01/13 12:32 PM
  
Pepito
Habría que crear una sociedad sin Banca y sin dinero y con un estricto control de la propiedad privada, de tal manera que nadie fuese propietario de una masa de bienes superior a la que privadamente necesita para vivir honestamente. Pocas cosas son necesarias al que se conforma con vivir honestamente.

Nada puede justificar que alguien posea los bienes que necesitan los demás, por muy inteligente, habil y trabajador que sea.

No nos engañemos, sin un control estricto de la propiedad privada todo irá de mal en peor. No se trata de negar la propiedad privada sino de reducirla a sus límites éticos, aunque ello enfade a los avariciosos y listillos de siempre.

La Iglesia cristianizó al Imperio romano pero el Imperio romano contagió a la Iglesia de unas instituciones jurídicas económicas paganas, como la propiedad privada, que aún no hemos logrado verdaderamente cristianizar.

La propiedad privada nunca debe de extenderse a más de lo que la persona privada necesita para vivir honradamente. El que tiene más de lo que necesita tiene lo que necesitan los demás. Tal vez suene un poco rojeras comunistoide, pero si no metemos en cintura a la propieda privada esto será un caos.
21/01/13 1:27 PM
  
Caray
El autor de este blog sale a post diario, a veces hasta dos. ¡Vive usted como un cura!

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Jorge:
Afortunadamente. Lo peligroso sería que viviera como un banderillero.
21/01/13 1:38 PM
  
Yo2
@Pepito, eso es absurdo.
Muy bonita la teoría, pero en la práctica eso no funciona, y acaba generando más injusticia, mucha más injusticia.
Un saludo en la Fe.
21/01/13 2:20 PM
  
Enrique
Estoy de acuerdo en el contenido, pero pienso que debería salvar la presunción de inocencia de las personas nombradas, mientras no haya sentencia firme condenatoria.

El uso del "presunto" en las notas periodísticas no es un formalismo, sino que tiene sentido.

No se debe tratar de la misma manera a Urdangarín, Bárcenas, los EREs de Andalucía (todos ellos en sede judicial o en investigación preliminar: en el caso Bárcenas ni siquiera ha intervenido la justicia todavía), que a Roldán, Filesa, etc., todos ellos condenados en firme, y a los que podeemos llamar sin adjetivos DELINCUENTES.
21/01/13 2:56 PM
  
Alvaro
Pepito:

No es que su alegato en contra del derecho de propiedad privada suene "tal vez un poco rojeras comunistoide".

Es que es plenamente rojo y comunista.

O, si lo prefiere, equivale a institucionalizar el robo, aunque los demagogos traten de endulzar ese robo apelando a la envidia que despiertan "los ricos" por el mero hecho de serlo. Esto queda claro en cuanto uno ve que la propuesta trata de prohibir el enriquecimiento, sea lícito o ilícito, en lugar de cargar sólo contra el ilícito (digamos que no defiende la honradez sino la pobreza).

Permítame hacerle una pregunta muy sencilla: Si en su "mundo ideal" se prohíbe la propiedad privada cuando ésta supere "lo que la persona privada necesita para vivir honradamente" (tampoco estaría mal que nos indicase cómo calcularía vd tal cosa)... ¿nos puede contar de dónde saldrían los fondos con los que un emprendedor pueda crear una empresa?

No estoy seguro, pero imagino que su idea debe pasar por socializar los medios de producción, que en su irrealizable utopía serían sabiamente gestionados por el poder político.

O sea, comunismo puro y duro.

PD: La escuela católica de Salamanca llegó a la conclusión de que el concepto de "precio justo" equivalía en la práctica al precio que ambas partes pacten libremente (y eso incluye la negativa al intercambio si una de las partes no está conforme, en cuyo caso el precio justo es cero).

Dada esa sencilla definición, la universalización de estos "precios justos" sólo puede dar lugar a un mercado plenamente libre, donde todas las partes tengan la plena libertad para acordar los precios que quieran.

Naturalmente, dado que esa situación es la óptima, cualquier intervención estatal de ese mercado, incluso para introducir limitaciones que al legislador puedan parecer subjetivamente justas, sólo puede introducir injusticia.

De donde se deduce que lo que vd propone es, desde un punto de vista cristiano, radicalmente injusto.

Un saludo.
21/01/13 5:14 PM
  
Nerea
Gracias Don Jorge...Cuantas veces cometemos errores en la vida emitimos juicios injustos incluso sin conocer a la persona, y nos creemos jueces de nuestros hermanos y actuamos sin piedad en nuestras acusaciones me hace recordar aquella película jurídica que es un clásico se llama: "Doce hombres sin piedad"
Y me pregunto quienes somos nosotros para juzgar al hermano y esto lo hacemos dentro de la misma iglesia, conozco un caso de una mujer que cómo un día el cura que le confesaba le indico que dejara de hacer esoterismo, espiritismo, y luego venir a comulgarse fue contra él y va por allí poniendo verde al cura, tramando mil maldades contra él, indisponiendole con todo el que se encuentra, intento incluso conmigo corromper mi alma con las acusaciones de esta persona, pero no ha podido.

21/01/13 8:14 PM
  
abc
Hay que airear en los Medios estos temas como "La Conciencia", la justicia, el robo, los ladrones... Porque parece que la gente sabe y no sabe nada de esto que es fundamental para poder ser y vivir democráticamente. La televisión basura la conoce todo el mundo. Pero nadie sabe nada de la política y políticos basura. Este caso hay que aprovecharlo para instruir a los ciudadanos españoles.
21/01/13 11:34 PM
  
Pepito
Si a la propiedad privada no se le pone un límite ético en cuanto a su cuantía o magnitud nunca superaremos las graves injusticias, ya que siempre será legal que unos acumulen grandísimas fortunas personales mientras otros mueren de hambre.

No tengo la menor envidia por los ricos. Al contrario, me daría pavor ser rico y tener más de lo que necesito para vivir honestamente, sabiendo la rigurosa cuenta que los ricos han de dar a Dios y que es muy difícil la salvación para los ricos, tanto o más difícil que un camello entre por el ojo de una aguja.

A mi juicio es de suyo inmoral que unos tengan privadamente más de lo que necesitan mientras otros carecen de lo necesario, independientemente de como se haya ganado esa propiedad excesiva.

La propiedad a la romana debería limitarse éticamente no sólo en cuanto al modo de adquirirla sino también en cuanto a su magnitud o cuantía. Es claramente inmoral un sistema que permite como legal que alguien tenga, por ejemplo, 45.000 millones de dolares y otros se mueran de hambre. Hay que limitar la propiedad privada en cuanto a su cuantía, si no estamos perdidos.
23/01/13 12:37 PM
  
Alvaro
Pepito:

Me temo que está vd totalmente equivocado cuando reclama "un límite ético en cuanto a lu cuantía o magnitud de la propiedad privada", sencillamente porque el único límite ético (y justo) es, precisamente, que no haya límite.

Eso sí, a lo que sí hay que poner no uno sino muchísimos límites éticos es a la forma de conseguir esa propiedad, para evitar que se adquiera por medios ilícitos.

Es decir, justo lo contrario de lo que dice vd: "A mi juicio es de suyo inmoral que unos tengan privadamente más de lo que necesitan mientras otros carecen de lo necesario, independientemente de como se haya ganado esa propiedad excesiva". Nunca deja de sorprenderme que haya quienes vean inmoral el mero hecho de poseer más bienes que otros mientras no consideran relevantes los medios de que se hayan valido para obtener ese patrimonio.

Como mínimo, ignora vd unas cuantas cosas de lo más básico en cuestiones económicas, a saber:

1.- La libertad económica es uno de los poquísimos factores determinantes para la prosperidad económica de TODOS. Si se fija, los países donde más se ha prosperado han sido siempre aquellos con más libertad económica.

Esta libertad económica se basa, principalmente, en unos pocos pilares: la seguridad física (con cuerpos de seguridad eficaces y leyes que protejan a las personas y actividades honradas), la seguridad jurídica (que incluye la garantía de respeto a los derechos fundamentales, de respeto a la propiedad privada, de respeto a los contratos firmados, de igualdad ante la ley y de tutela judicial efectiva), y la mínima intervención estatal (que no es sino el principio de subsidiariedad, aplicado a la intervención estatal en la sociedad: está demostrado que cualquier intervención estatal provoca distorsiones que, considerados sus efectos directos e indirectos, son perniciosas).

2.- Cuando vd describe al millonario, se diría que se trata de alguien que amontona monedas y se sienta sobre ellas, como si fuese el Tio Gilito dándose un chapuzón en su caja fuerte.

La realidad es bien distinta, ya que el dinero que esos "ricos" han obtenido legítimamente está en su inmensa mayor parte invertido en empresas que ofrecen toneladas de puestos de trabajo (al contrario que el dinero negro, que no se invierte sino que se acumula, fíjese lo importante que es el tomar en cuenta cómo se obtienen las cosas). Incluso lo que se emplea para adquirir bienes de lujo (esos ante los que tanto se indignan algunos) no deja de ser dinero que sale de sus manos y que, por ello, se inyecta en el mercado y se distribuye entre una multitud de proveedores y empleados de éstos.

3.- Además, parte vd claramente de la falacia de que la economía es un juego de suma cero, en el que la riqueza no se crea ni se destruye, solamente se distribuye. En este falso juego de suma cero, la riqueza de unos se interpreta como causa y consecuencia directa de la pobreza de los otros, de modo que la solución que erróneamente se propone es la redistribución forzosa de la riqueza.

Pero la realidad es que la riqueza sí se crea y se destruye (no hay más que mirar una industria o un desastre natural para ver ambos ejemplos), de modo que la riqueza de unos no tiene por qué provocar la pobreza de otros, sino que normalmente será esa riqueza la que podrá aportar los medios que permitan la creación de aún más riqueza, de un modo que un capital más repartido sería incapaz de conseguir, y eso beneficia directa o indirectamente a todos.

4.- Si vd limita la posibilidad de obtener beneficios (que normalmente se reinvierten, como le digo, ya que basta tener el dinero en un banco para que éste se dedique a prestarlo a terceros) lo que hace es desincentivar a esas personas especialmente capaces, que podrían trabajar para ganar esos beneficios pero que al prohibírseles disfrutar del fruto de su trabajo no lo hacen, lo que siempre se traduce en un empobrecimiento general.

5.- El punto anterior tiene un corolario: si vd está limitando las ganancias de unos, normalmente será porque haya decidido hacer algo con ese excedente que se prohíbe poseer a su legítimo dueño. Ese excedente sólo tiene dos posibles destinatarios: o se lo queda el Estado o se reparte entre otras personas, normalmente más desfavorecidas.

Ambas cosas son perniciosas cuando se institucionalizan: si el dinero se lo queda el Poder, florece la corrupción, y si se reparte sistemáticamente entre los desfavorecidos, al final éstos se hacen dependientes de ese subsidio, y eso les desincentiva para trabajar. No son excepcionales los casos de quienes aprovechan que se han quedado en el paro para tomarse un "año sabático" mientras cobran el subsidio de desempleo. Total, si les contratan es posible que acaben ganando incluso menos de lo que ingresan del INEM...

6.- Finalmente, la Justicia consiste en "dar a cada uno lo suyo", de modo que prohibir a alguien ganar lo suyo por el mero hecho de tener ya un gran patrimonio es sencillamente injusto.

Así pues, lo que vd propone como "medida ética" no es más que imponer una injusticia que haría que los ricos dejen de interesarse en que sus negocios funcionen (total, no van a ganar nada más con ellos), que los pobres dejen de interesarse en trabajar (total, su calidad de pobres les hace merecedores de un subsidio gratuito) y que el Poder se corrompa (cuanto más dinero pase por sus manos, mayor será lo que se quede por el camino).

Una gran Utopía la suya, sí señor. ¿Y después de hundirnos porque a nadie le merece la pena trabajar y el estado se queda con lo que queda... qué hacemos?

PD: Recuerde que la envidia tiene dos acepciones: no sólo es la "Emulación, deseo de algo que no se posee", sino también la "Tristeza o pesar del bien ajeno", aunque ello se produzca sin ningún deseo de hacer propio ese bien ajeno.

Así pues, el hecho de que a vd "le daría pavor ser rico y tener más de lo que necesito para vivir honestamente" no le legitima para desear que otros puedan vivir en esa situación que a vd tanto le pesa.

Ni siquiera las palabras de Cristo sobre los ricos, el camello y el ojo de una aguja le legitima a ello puesto que el libre albedrío es pilar fundamental de la salvación. Así, vd no sabe cómo va a emplear ese rico su libre albedrío a la hora de gestionar su riqueza, de modo que no tiene derecho a decidir que no la posea.

Recuerde, por ejemplo, el caso de Amancio Ortega, que hace unos meses donó 20 millones de euros a Cáritas. ¿Cree vd que esa donación habría sido posible si se hubiera prohibido a Amancio Ortega ganar esa cantidad?

Un saludo.
23/01/13 3:03 PM
  
Pepito
Alvaro:

Veo que opinas con la mejor buena fe al defender tu concepto de propiedad privada. No deseo tener ninguna acre discusión al respecto.

Simplemente dejo constancia de que en mi humilde opinión todo aquel que tenga más de lo que necesita para vivir honestamente deberá rendir una rigurosa cuenta a Dios (vease la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro) acerca de lo que hizo con la magnitud de propiedad privada acumulada que no necesitaba.

En mi opinión no puede ser conforme a la Caridad el que uno tenga, por ejemplo, 45.000 millones de dolares en su fortuna personal mientras muchos se mueren de hambre. La propiedad privada liberal capitalista necesita a mi entender un profundo correctivo si quiere encajar dentro del espíritu de la Caridad cristiana.

Respeto a los católicos liberales porque creo que defendéis de buena fe vuestra concepción de propiedad, pero con dicha propiedad vamos al caos económico como se está demostrando.
23/01/13 11:08 PM
  
Alvaro
Pepito:

La Caridad cristiana se basa en el mandamiento: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo", que puede expresarse también como "reconocerás a Dios en tu prójimo y Le amarás también en ellos" (esa forma de expresarlo es de cosecha propia, pero se basa en una entrevista que hicieron a la Madre Teresa de Calcuta, en la que distinguía la Caridad Cristiana de la solidaridad filantrópica).

Esa Virtud no se pone en práctica negándose a poseer bienes (para eso está el voto de pobreza), mucho menos prohibiendo a otros el poseerlos (poco amor les demuestras así) o sufriendo tal prohibición (en cuyo caso tu falta de riqueza no se deberá a tu libre albedrío), sino que se pone en práctica haciendo un buen uso de los bienes que tengas, sean muchos o pocos.

Habla vd de la parábola del rico Epulón, pero la interpreta mal: su pecado no provenía del mero hecho de poseer bienes, sino del mal uso que hacía de ellos, negándose a ayudar al pobre Lázaro aunque hacerlo le habría resultado de lo más sencillo. Imagino que se dará cuenta de que uno puede negarse a ayudar a su prójimo tanto con un euro en el bolsillo como con un millón.

De hecho, citó vd la famosa frase del camello y la aguja (una curiosidad: el otro día comentaban que la palabra se tradujo erróneamente por "camello" y que en realidad se refería a la gruesa soga empleada para amarrar barcos, lo que aclara el símil sin perjudicar el fondo de la frase), pero también equivoca vd la interpretación del pasaje puesto que el pecado del joven rico no fue el mero hecho de poseer riquezas, sino el rechazo de su vocación: Cristo le había llamado a la pobreza a él personalmente, y el joven se negó por estar demasiado aferrado a su riqueza. En ese sentido, tanto da el que se niega a abandonar millones que quien se niega a abandonar un chamizo y unos harapos, ya que lo malo es la negativa en sí (lo que se reconoce es que suele ser más difícil de abandonar una vida de riqueza que una de pobreza, llegado el caso de que la propia vocación exija esa pobreza).

Por cierto, me he encontrado dos versiones del mismo versículo (Mt 19, 21), que sugieren interpretaciones totalmente distintas del pasaje, y tal vez eso sea lo que alimenta esta confusión.

En la Biblia católica, que se puede consultar en el Vaticano, Jesús responde al joven rico:
- "Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme."

http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PUT.HTM

En cambio, en la biblia protestante (versión Reina Valera y similares), Jesús responde otra cosa:
- "Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: Ve, vende todo lo que tienes y da a los pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y ven, toma tu cruz, y sígueme."

http://rv.bibliaparalela.com/mark/10.htm

En la versión católica, la pobreza es algo que facilita la salvación y que permite alcanzar la perfección, pero la riqueza no impide lograr la salvación, sólo lo dificulta.

En la protestante, por el contrario, la pobreza es "un cosa que falta [al rico] para poder poseer la vida eterna", lo que sugiere una condición necesaria para salvarse (de hecho, veo que la versión protestante de este versículo carece de sentido, ya que muestra a Jesucristo diciendo "toma tu cruz y sígueme", frase absurda en vida de Cristo, cuando la cruz aún no podía entenderse como símbolo de salvación sino sólo como instrumento de tortura).

Así que cuidado con las versiones protestantes de la Biblia, que a menudo trastocan muchos de los pasajes hasta dejarlos irreconocibles en el fondo.

Por su parte, ya le digo que quien tiene "45.000 millones de dolares en su fortuna personal" (¿se refiere a alguien en concreto?), no sólo no tiene por qué estar provocando la pobreza de nadie sino que a buen seguro está invirtiendo buena parte de ese dinero en dar trabajo a muchos que de otro modo se morirían de hambre. Por ejemplo, le citaba a Amancio Ortega, cuya fortuna se cifra en unos 37.500 millones de dólares: Inditex da trabajo a más de 100.000 personas y brinda a D. Amancio suficientes beneficios como para donar 20 millones a Cáritas. ¿En serio ve ahí un émulo del rico Epulón?

Está dicho que "por sus obras los conoceréis", y esa gran Verdad no se limita a las personas: también las ideologías (ahí englobo también las diversas formas de gobernar y de gobernarse) producen unos u otros frutos, y la tozuda realidad demuestra que una organización económica favorece el bien común tanto más cuanto más liberal (=no intervencionista) sea. En este sentido, hay un interesante libro, "Por qué el estado sí es el problema", que describe por qué el liberalismo económico es la forma de organización que más se ajusta a la Doctrina Social de la Iglesia Católica (hay quienes defienden que lo que se ajusta mejor es el comunismo, con su doctrina de la redistribución forzosa de la riqueza, de la propiedad estatal de los medios de producción y de la planificación de toda la economía, pero, aparte de que el comunismo también predica la erradicación de la religión, eso está totalmente reñido con el libre albedrío, con la dignidad humana y sólo tiene que ver con algo tan ajeno al catolicismo como es la Teología de la Liberación).

Por cierto, no sé si se ha dado cuenta (por lo que dice, me da que no) pero el caos económico en el que estamos no proviene para nada del liberalismo, sino del intervencionismo feroz de los gobiernos, que llevan muchas décadas aumentando su tamaño, aumentando la extensión y profundidad del intervencionismo, aumentando su presión fiscal, etc. Confío en que no pretenda que son "liberalistas" los gobiernos que se apropian de la mitad de los bienes de los ciudadanos vía impuestos, tasas, expropiaciones y demás.

Eso sí, reconozco que es difícil a veces librarse de muchos prejuicios para ver las cosas como son. En serio, a menudo da vergüenza ajena ver cómo se acusa al liberalismo económico del desastre acaecido en numerosos mercados que, en realidad, están enormemente intervenidos. Eso pasa con el mercado energético (donde los precios los fija el ministerio de turno y las diferencias competitivas se manipulan y falsean mediante gravámenes y subvenciones), en el mercado financiero (que trabaja sobre un dinero que es monopolio estatal y donde todas las entidades están hiperreguladas y supervisadas, pero donde el supervisor mira hacia otro lado cuendo le interesa políticamente que se cometa una irregularidad, por ejemplo la fusión "a punta de pistola" de Bankia), o en el mercado inmobiliario (con su inmensa cantidad de regulaciones, que desarrolla su actividad partiendo de un suelo intervenido por los ayuntamientos, y con los precios del mercado libre distorsionados tanto por la enorme cantidad de VPO como por los absurdamente bajos tipos de interés ya citados).

En serio: violando sistemáticamente la propiedad privada y la libertad económica vamos al caos económico, como se está demostrando.

Un saludo.
24/01/13 3:16 PM
  
Pepito
Alvaro:

Pues nada, que la propiedad privada no tenga más límite que el que determine la competitividad económica entre los individuos en el marco del libre juego de la oferta y la demanda.

Creo que de ese modo jamás se conseguirá el bien común y proliferarán las más graves injusticias, como demuestra la realidad histórica de una propiedad privada cuyo límite depende de la pura competitividad económica entre los sujetos.
25/01/13 12:17 AM
  
Alvaro
Pepito:

Sería interesante que nos explicase qué es para vd "el bien común" y qué significa para vd la "justicia", porque me temo que no veo en qué forma la libertad, la seguridad y la igualdad ante la ley puedan atentar ni contra el uno ni contra el otro, bien entendidos. ¿Tal vez su concepto de "bien común" sea cercano al de "razón de estado" que permitió a Maquiavelo afirmar que "el fin justifica los medios", cosa radicalmente contraria a la moral católica? ¿Tal vez su concepto de "justicia" sea diferente del que enunciaba Ulpiano, el "afán constante y perpetuo de dar a cada uno lo suyo"?

Por mi parte, tengo bien claro que la propiedad privada debe estar limitada por la licitud de la forma en que ésta se ha conseguido y por el hecho, tan sencillo de entender como infrecuente de ver aplicado, de que todos jueguen con las mismas reglas, que todos seamos iguales ante la ley (se requerirían leyes formales de aplicación universal en lugar de las actuales leyes finalistas de aplicación arbitraria, pero eso daría para un debate aparte). Garantizada la licitud de su obtención, la propiedad privada debe ser sagrada ("No robarás"), pues de otro modo lo que reinaría sería la inseguridad, siempre injusta y perniciosa para todos.

Si se da cuenta, cada vez que se constatan abusos, siempre resulta que han sido posibles gracias a la corrupción de quienes deberían haber actuado contra los actos ilícitos de quienes han abusado, de modo que el problema no ha sido la libertad (que conlleva la responsabilidad por los propios actos) sino el libertinaje (que sólo puede existir gracias a la impunidad arbitraria), que es la que permite que las personas se extralimiten.

Del mismo modo, cada vez que ha habido gente hundida en la miseria (clásica imagen sangrante con que muchos justifican el intervencionismo), siempre resulta que la causa de que no puedan salir de esa miseria radica en ese mismo intervencionismo, que hace que para ellos no rijan las mismas reglas de juego que para los demás, ya que crea privilegiados que les impiden salir del agujero (nótese que "privilegio" significa etimológicamente "ley privada", de modo que el término alude específicamente a la ausencia de igualdad ante la ley).

Un ejemplo de privilegio es el SMI, el Salario Mínimo Interprofesional, que hoy debe rondar los 700 euros. Esta intervención estatal expulsa del mercado laboral a aquellos cuya baja productividad no les permita generar esa riqueza, aunque muchos podrían (y querrían) encontrar trabajo cobrando menos (de hecho muchos lo hacen, pero cobrando "en negro", ya que por lo legal lo tienen prohibido).

Sobre el SMI se preguntaba un contertulio en la radio: ¿Por qué se empeña el gobierno en mantener el subsidio de 400 euros a los parados de larga duración mientras mantiene también un SMI de 700 euros que les prohíbe ser contratados por esa misma cantidad? ¿No sería más lógico y menos gravoso permitir que puedan ganarse la vida con su trabajo en lugar de condenarles a no poder trabajar y a depender de un subsidio que, además, sólo puede cobrarse en una ocasión y durante un máximo de seis meses? (y después de eso, a la economía sumergida y la caridad)

Si el SMI se rebajase a los 400 euros, muchos miles de personas podrían encontrar trabajo (serían por ejemplo los famosos "minijobs" que hay en Alemania pero que aquí se prohíben), lo que permitiría eliminar el famoso subsidio (la inmensa mayoría de quienes lo cobran estarían trabajando, y sin límite de tiempo) y, con ello, aligerar no poco las cuentas públicas.

Pero claro, eso de aflojar el intervencionismo provoca sarpullido en más de un político, aunque sea un enfoque que haya demostrado sobradamente su eficacia (de hecho, el mercado no intervenido es, junto con la caridad, el último refugio del desahuciado).

PD: Lo que son los minijobs:
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/15/economia/1323955971.html

Un saludo.
25/01/13 4:48 PM
  
Pepito
Alvaro:

Con todos mis respetos, creo que la propiedad privada tal y como se entiende y practica hoy en día en la sociedad tiene que ver muy poco, salvo excepciones, con la Caridad cristiana.

Igual que hay un salario mínimo, debería de haber un salario máximo compatible con el bien común. Sin un límite ético que afecte a la misma cuantía de la propiedad privada, independientemente de cómo ésta se haya adquirido, será imposible que todos tengan un propiedad privada digna.

Entiendo por bien común, en el aspecto económico, el efectivo reparto de la riqueza disponible de tal manera que todos tengan una propiedad privada digna para vivir honestamente. No que unos tengan, por ejemplo, 47.000 millones de dólares y otros se mueran de hambre. Difícil conseguirlo, pero hay que intentarlo.

Sé que defiendes de buena fe la propiedad privada a la romana, pero hay que reformarla urgentemente para que una propiedad privada digna esté al alcance de todos los hombres, que por Ley divina tienen derecho a disfrutar de los bienes necesarios para vivir honestamente.
27/01/13 1:13 PM
  
Alvaro
Pepito:

Me temo que yo no defiendo la propiedad privada "a la romana", porque entonces estaría defendiendo también la propiedad no solo de bienes sino también de personas.

Lo que defiendo es la propiedad privada "a la salmantina", según la defendieron los grandes economistas de la escuela católica de Salamanca, quienes establecieron las bases de lo que debía ser una economía sana, que sólo puede ser libre y por tanto justa (o justa y por tanto libre, tanto da). El testigo de ese enfoque sano de la economía está hoy en la escuela austriaca.

Y, con todos mis respetos, creo que la propiedad privada "tal y como se entiende y practica hoy en día en la sociedad" (como dice vd) simplemente no tiene nada que ver, sin ninguna excepción conocida, con la economía libre.

Me apresuro a aclararle que lo que vd propone (que el poder se apropie de los bienes de sus ciudadanos) es sencillamente lo opuesto a la caridad cristiana (decía Juan de Mariana, teólogo y economista, que "no son del príncipe los bienes de sus súbditos"), caridad que por cierto debe ser siempre voluntaria.

Me doy cuenta de que digo "lo que vd propone", pero debería decir más bien "lo que sucede", ya que actualmente los gobiernos se apropian de más de la mitad de lo que ganamos, incluso de lo que ganamos los que somos poco más que mileuristas.

Lo que hoy padecemos no tiene nada que ver con una economía libre (y sí mucho que ver con una economía ampliamente intervenida como la que vd propone) porque en una economía verdaderamente libre es IMPOSIBLE que surjan las desigualdades que podríamos llamar "de cero a infinito" (donde convivan la extrema pobreza y la extrema riqueza sin tender a equilibrarse): la libertad de mercado favorece a la clase media, que crece a costa tanto de la fracción más pobre (cuando logra enriquecerse porque les dejan competir aunque sea a un nivel básico, no especializado) como de la más rica (que se empobrece al sufrir el desgaste de la competencia), decreciendo ambos extremos en favor del sector simplemente acomodado.

Creo importante subrayar que vd insiste en dejar de lado el factor principal, moral, al precisar que habla de la riqueza "independientemente de cómo ésta se haya adquirido". Dése cuenta de que al ignorar el factor moral, su alegato se convierte en inmoral, lo cual es especialmente llamativo por cuanto la realidad nos muestra que la ta sangrante mezcla perenne de grandes riquezas y grandes pobrezas siempre surge de la inmoralidad en la gestión económica, especialmente de los mercados intervenidos, donde unos se lucran gracias a los favoritismos del poder, y lo hacen a costa de los otros, excluidos arbitrariamente por ese mismo poder, normalmente "comprado" (=moralmente corrompido) por los primeros.

Así, las grandes fortunas de hoy (salvo las honrosas excepciones de quienes realmente merecen lo que poseen porque se lo han ganado honradamente) provienen precisamente de la cercanía a ese mismo poder corrupto al que vd asigna la tarea de redistribuir "justamente" la riqueza (ya que el corrupto y corruptor poder político es el único capaz de poner en práctica ese "efectivo reparto de la riqueza disponible" al que vd alude).

Por cierto, no sé si se ha fijado en su uso de esos "apellidos mentirosos", que nos encontramos hoy con demasiada frecuencia, de esos términos que se desnaturalizan al agregarles una nueva palabra, biensonante pero que trastoca el sentido de la expresión. Los usa vd, por ejemplo, cuando menciona la "propiedad privada digna".

Ese apellido, "digno", que vd agrega a la "propiedad privada", hace que la expresión pase a designar una "propiedad privada limitada arbitrariamente por el poder", que es por tanto una "propiedad privada parcialmente nacionalizada" y que, por consiguiente, NO es una "propiedad privada" porque no pertenece íntegramente a quien supuestamente la posee.

Imagino que lo suyo sería hablar de "propiedad semipública supeditada al interés social", o de una "concesión pública de gestión privada", pero eso suena muchísimo peor que ese biensonante "propiedad privada digna", aunque describa mucho mejor la realidad que hay tras la expresión.

Cosas de la demagogia.

Por cierto, ese apellido "digno" aparece en otros muchos casos que a menudo son directamente criminales: por ejemplo, la expresión "vida digna" significa a menudo "muerte", ya que se emplea para justificar abortos y eutanasias.

Así pues... ¿quiere vd que todos tengan derecho "a disfrutar de los bienes necesarios para vivir honestamente"? Podríamos empezar por derribar las barreras que impiden a los más pobres el ganarse la vida honradamente, es decir, eliminar el SMI, reducir al mínimo la disparatada carga fiscal al empleo y abolir el absurdo sistema de convenios colectivos negociados por los corruptos sindicatos sectoriales.

Lo siguiente sería continuar por acabar con la herramienta que permite al poder la sustracción de riqueza de nuestros propios bolsillos, es decir el monopolio de la moneda circulante, del que es característico ese traidor impuesto oculto llamado "inflación". Esto no significa acabar con el dinero y volver al trueque, sino liberalizar la emisión de moneda, hoy en manos de los bancos centrales de gestión política, a fin de que también entidades privadas puedan emitir moneda propia.

Hasta que no se haga esto, y unas cuantas cosas más en la misma línea, no sólo los desahuciados seguirán "fuera de juego", expulsados de la legalidad, sino que además seguiré negando con toda razón que mercados tan intervenidos sean ni por asomo libres.

PD: No estaría de más que argumentase también vd un poco su propuesta de "comunismo cristiano", porque su propuesta se limita, hasta ahora, a rasgarse las vestiduras porque haya un puñado de multimillonarios, y a proponer que se les expropie lo que exceda el valor a que cotice la dignidad o la honradez para el mandamás de turno.

Un saludo.
28/01/13 2:20 PM

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