La soledad del cura

Ante todo perdonad este desahogo personal. Esto es el blog de un cura y lo mismo hablo de la misa, que de los niños, que de cosas de la iglesia y del mundo, que cuento cómo me siento en algunos momentos.

Del cura se saben las cosas propias de su ministerio: que dice misa, confiesa, atiende niños y jóvenes, lleva adelante la parroquia, ayuda a los pobres. Y al cura se le valora y critica justo por esas cosas. Normal, es lo que se ve.

Pero hay una parte que nunca acabarán de comprender. Es la parte en que uno entra en la casa parroquial después de finalizar sus tareas y cierra la puerta desde dentro. Ahí es cuando te encuentras contigo mismo. Es tu propia soledad.

Es verdad que nos pasamos el día con gente y que la soledad tiene sus ventajas. Decía una señora de pueblo que “la soledad es muy triste, pero muy cómoda”. Es verdad. Muy cómoda y muy triste.

No me afecta demasiado, soy de carácter independiente, aunque sí recuerdo momentos en que se me hizo especialmente dura. Por ejemplo, cuando me enteré de que todo un pueblo me estaba acusando falsamente de adulterio. Qué tarde pasé ese día sin más compañía que el pobre perro a quién me abracé desconsolado. O cuando fallecieron mi padre o mi hermano. Llegas a casa con tu dolor y cierras la puerta. Y te lo vas tragando despacito.

Me afecta especialmente la soledad en estos días singulares que se acercan: Nochebuena, navidad, año nuevo. Y mira que tengo hermanos, sobrinos y resobrinos estupendos con los que voy a comer y a cenar, y feligreses encantadores que se preocupan de mí. Pero hay un punto que es sólo tuyo.

En estos días me acuerdo especialmente de los compañeros sin familia, de los curas que quizá cenen solos, de los que han tenido o están teniendo problemas en sus parroquias vaya usted a saber por culpa de qué o de quién, de los enfermos que a pesar de todo siguen sacando fuerzas de flaqueza para sonreír y celebrar mientras lloran por dentro. Días especiales en los que notas con fuerza que estás solo, aunque no de Dios.

Un sacerdote tiene toda su fuerza en Cristo. Nuestra compañía es el Señor, nuestra familia, la parroquia, la gracia de Cristo nos sostiene y anima. Pero… hay veces que el corazón se hace especialmente humano y nota un pellizquito de nostalgia cuando la puerta de casa se cierra por dentro. Mañana cenaré con los míos, luego la misa del gallo, una copa con la gente y a dormir. Y quizá, cuando me esté acostando, la radio vuelva a decir: “en esta noche tan familiar, donde estamos juntos…” Cosas que también entran en el paquete del ser cura.

Soy un privilegiado. Tengo la familia a apenas 45 km. y eso me permite cenar con ellos en Nochebuena y comer en Navidad, y a la vez atender la parroquia. Estos días me preocupan más otros compañeros: los que no tienen familia, los enfermos, los que no tienen con quién cenar, los que pasan momentos personales difíciles, los que sufren calumnias, los perseguidos por ser fieles a Cristo.

Y un ruego a todos vosotros que me leéis: de forma especial en estos días, preocupaos por vuestros curas. Creo que no necesito decir más.

34 comentarios

  
Nerea
Apreciado Don Jorge, antes que nada quiero desearle una ¡Feliz Navidad! A usted y todos los contertulios. Y con respecto al tema…Sí, es verdad lo he pensado muchas veces, cuando he visto a los curas de mi parroquia solos y a los que están trabajando en todas partes del mundo poco comprendidos y sin ningún aliento. La soledad en buena y hay veces bella, porque te permite estar con Jesús y con María nuestra Madre ,pero somos humanos y siempre echamos de menos un detalle una palabra, una caricia, una sonrisa de corazón, recuerdo una anécdota: Una vez vino a mi parroquia un Diácono a trabajar que le faltaba poco para ordenarse de sacerdote, cuando terminábamos la misa , intercambiamos opiniones en una amistad llena de pureza sincera, un día le toco ordenarse de sacerdote y cuando me acerque a felicitarle y agradecerle por su entrega al Señor ,me dijo: yo no hubiera sido sacerdote si tú no me hubieras ayudado, y siguió, estaba a punto de tirar la toalla porque me sentía sólo y a veces incomprendido por mi trabajo, me quede pensando pobre miserable de mi y que puedo haber hecho para ayudarle, y luego prosiguió …sonreír .
23/12/12 10:48 AM
  
Yiyi
Q razón lleva!La soledad del sacerdote ...
Me figuro q sabrá allí donde haya un centro del Opus Dei,no hay un sacerdote solo....


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Jorge:
También existe la soledad acompañada. Esa es aún peor.
23/12/12 10:57 AM
  
Alexander
A mí me apena mucho también esta soledad de los sacerdotes. Ojalá se pusieran de acuerdo para vivir en comunidades. Como los monjes o ellos mismos en los tiempos del seminario. Creo que, teniendo sus contrapartidas, se reducirían problemas que he visto en algunos sacerdotes: algunos con cierta adicción al alcohol, otros a internet (con lo peligroso que sabemos que es), y alguno que otro hasta con depresión. Vivan en comunidad!!! aunque sea difícil
23/12/12 12:03 PM
  
second at.
Una vez escuché de un cura que es lo peor de ser cura, pero que por todo lo demás, compensaba. Yo así lo veo, porque los curas a los que conozco, en términos generales, son muy felices. Le animaría a escribir más a menudo sobre lo que siente un sacerdote; supongo que enriquece mucho más a los que no lo somos, y nos ayuda también a tener una mirada distinta hacia el clero.
Le deseo feliz Navidad, y que tenga la feliz compañía de Jesús en estos días, estoy seguro que la tendrá.
23/12/12 12:45 PM
  
Tulkas
Hay un muy buen libro y película, ortodoxísimamente católicos ambos, que tratan de ello: "Diario de un cura rural".

23/12/12 12:51 PM
  
Josafat
D. Jorge,

Ante todo Feliz Navidad, ha sido una gozada conocer su blog. Solos, solos...lo estamos todos en mayor medida, yo por ejemplo estoy soltero, pero no vivo una vocación de entrega a los demás y bueno a veces las cosas se ponen cuesta arriba.

Pero quienes tenemos la perla de la Fe tenemos garantizado que no vamos a morir solos.
23/12/12 12:58 PM
  
Pepito
Pues sí, entiendo que un cura, por mucho que cultive la vida de oración y se sienta acompañado por el Señor, hay momentos en el que el corazón se hace especialmente humano y siente la soledad especialmente en estos días navideños.

Creo que en esos momentos es en los que hay que acudir más a la oración y al trato de amistad con Aquel que sabemos de cierto que nos ama, como dijo Santa Teresa.

A veces incluso eso cuesta y se hace seco y árido, y entonces no hay más remedio que abrazarse a la pura y desnuda cruz de Cristo, pensando que es poco el sufrimiento que pasamos por la soledad comparado con los eternos sufrimientos que merecemos por nuestros pecados.

Y además ese sufrimiento seco y árido, sin consuelo, si se le ofrece al Señor, puede servir para ganarle almas que están alejadas de Él, lo cual pertenece al oficio de sacerdote, y eso mismo debería alegrarnos.

La perseverancia en los momentos de desconsuelo y aridez son momentos preciosos en el apostolado del sacerdote y valen más que muchos momentos de consuelo y dulzura espiritual en los que parece que todo va viento en popa.

!Feliz Navidad Don Jorge¡
23/12/12 1:11 PM
  
maria
y acordarnos de los jóvenes sacerdotes que vienen aquí a estudiar, que vienen de África o América, pasan esos días aquí, y muy lejos de su familia y costumbres, lengua y muchas veces solos, aun estando en parroquias con otros hermanos sacerdotes.....
23/12/12 1:40 PM
  
PG
Vivir solo no es vivir en soledad. Vivir solo es vivir en libertad. He conocido gentes que viven una tremenda soledad viviendo acompañados. Para mí no es una tragedia vivir solo, puesto que no siento la soledad, ya que de una manera o de otra, alguién está pendiente de uno y viceversa. Constantemente hay problemas que resolver acompañado o no, puesto que somos seres con la soledad constantemente presente en nuestro tránsito en ésta vida. Pasar solo la Celebración de la Navidad, no implica tristeza alguna, puesto que es el cumpleaños de Jesús que festejamos y no el nuestro. Tenga Ud. Pater, una feliz celebración del Recuerdo del Nacimiento de Emmanuel, Príncipe de la Paz, deseandole a la vez, un excelente año 2013 en todos los aspectos. Saludos desde México.
23/12/12 2:19 PM
  
vicente
padre Jorge: felíz Navidad. El Señor le ama.
23/12/12 2:39 PM
  
Carmen
Don Jorge, yo vivo sola. Con el paso de los años he comprendido que Dios me ha dado lo que me hace feliz, amo mi soledad, porque en ella estoy con Dios, no hay nada que me distraiga. Por la mañana salgo a la calle a mi trabajo y a relacionarme con mis hemanos, intento ser un trocito de Cristo. Pero cuando vuelvo a casa, cierro la puerta, y soy la mujer más feliz del mundo. Soy una persona feliz por naturaleza, las tristezas me vienen de fuera, las alegrías no las necesito, ya las tengo.
Feliz Navidad, D. Jorge, que Dios le bendiga y le ayude a ser un buen sacerdote.
23/12/12 2:46 PM
  
DavidQ
Sus palabras cayeron en el mejor momento.

Por razones propias de la vida, mi Nochebuena será muy parecida a la suya: Mucha fiesta antes y después, pero con un momento de soledad que me tenía abrumado.

Digo "tenía" en pasado, porque al leerlo a usted me doy cuenta que no solo no soy el único que pasará esa hora de soledad, sino que en realidad no estoy solo. No estamos solos. Tenemos a Cristo, y también nos tenemos unos a otros. Más bien, estos momentos de soledad "tan cómodos" son como vacaciones obligatorias, impuestas por el Señor para que retomemos fuerzas y sigamos arando, y volvamos a apreciar los días en que son filas de gente las que vienen a vernos.

¿Qué sería de nosotros si TODOS los que quieren estar acompañándonos se juntaran en la puerta cuando es hora de cerrarla por dentro? Dios ha escuchado nuestra oración antes de que la digamos, porque dijimos "déjeneme un rato en paz" y nos dejaron, durante el rato más largo posible.
23/12/12 2:49 PM
  
Percival
Comulgamos en la soledad y en la caridad: yo perdí a mis dos padres este año. En circunstancias terriblemente dolorosas. Y fueron unos santos...
Mi hermano está lejos, con su familia. Y yo, solo.
Por supuesto, solo munca del todo, porque están Cristo, María, y mi ángel custodio. En fin...
Muy feliz Navidad en el Señor, a usted y a todos, desde Venezuela.
23/12/12 3:04 PM
  
Ignacio
"El verdadero dolor que sale del hombre, me parece pertenecer en primer lugar a Dios. Trato de recibirlo humildemente en mi corazón, hacerlo mio, amarlo..." Georges Bernanos.
Soy de los que esta convencido que Dios actúa en nosotros desde nuestra humanidad, desde nuestros mas profundos sentimientos, en una dinámica en el que se convina el pecado y la gracia. Dios "trabaja siempre" en nuestro corazón, pero... cuantas veces esa certeza no alcanza cuando añoramos un abrazo?
Don Jorge, que valiente de su parte abrirnos el corazón de esa manera... huele a Dios todo lo que nos comparte!
No soy de los que buscan el atajo de espiritualizar procesos humanos para quitarles valor, prefiero hacer el acto de fe y esperanza de que Dios algo esta gestando y, para ser fiel a esa gestación, tengo ser fiel a ese proceso profundamente humano que estoy viviendo... ir a mi propio infierno donde Dios gesta mi Salvación.
Lo acompaño con mi oración.
Gran abrazo.
Nacho.
23/12/12 3:41 PM
  
asr
Feliz Navidad, don Jorge.
Me han gustado mucho los comentarios de hoy y, como dicen, todos llevamos consigo nuestra propia soledad. También una, muy frecuente hoy día, de no poder compartir la propia fe con la familia, los amigos o los compañeros de trabajo, sino, por el contrario, tener que ocultarla para que no te vean como bicho raro. O ser la única persona de la familia que acuda a misa de gallo, cuando otros van en familia.
Pero es precioso lo que dice Josafat:
"quienes tenemos la perla de la Fe tenemos garantizado que no vamos a morir solos".

23/12/12 4:32 PM
  
Yoda
De acuerdo con el artículo. Doy fe. Feliz Navidad!
23/12/12 4:45 PM
  
Eduardo Jariod
Bueno, D. Jorge, entiendo perfectamente lo que nos transmite. No soy cura, pero de soledad sé un poco; tal vez demasiado. Hay soledades elegidas, soledades impuestas y las que devienen como consecuencia de una vida no fácil. Y compartiendo quizá de todas ellas un poco (o un mucho), está la soledad de quien ha elegido servir a los demás. Esta es la de los curas.

Podrá sentirse solo en esos momentos, qué duda cabe; pero no puede imaginarse cuántas personas le quieren, aquellos a los que usted ha hecho y hace tanto bien.

No soy anciano todavía, pero ya he aprendido a valorar los pequeños gestos de cariño de los demás. Y esto es una de las más dulces compañías: saber que estas en el alma de personas de bien, aunque la proximidad física no se dé. Y usted debe de estar, seguro, en el interior de muchas de ellas.

Le deseo de corazón una muy feliz Navidad en el Señor.
23/12/12 5:08 PM
  
Gregory
Pienso que la soledad no es ni buena ni mala puede ser util para la vida espiritual pero negativa cuando la buscamos como unica alternativa para la vida.
Por lo demás p. Jorge le deseo una feliz navidad.
23/12/12 9:19 PM
  
morgate
tres comentarios mesugiere ete artículo:
1º) si los sacerdotes a veces se sientren solos, eso debería avergonzarnos a sus feligreses, pues nos acordamos mucho de ellos "cuando truena" pero luego nos desentendemos hasta la proxima.
2º) muchos sacerdotes catolicos de rito oriental pudieron soportar heroicamente la soledad en los años terribles de la persecucion comunista porque contaban con el apoyo de sus esposas. Hay curas casados orientales santos y dedicados ejemplarmente a su mision. ¿por qué es tan tabú hablar de esto en Occdente?
3º) me gustaria que alguien se acordara de los familiares de algunos religiosos que llevan años sufriendo sin verles porque las reglas de sus congregaciones no lo permiten. Pienso en los legionarios de cristo, que solo tenian permitido ver a sus familias dos semanas cada siete años. Confio en que esta regla inhumana y anticristiana sea una de las primeras en ser suprimida en la revision de esta congregacion.
23/12/12 10:26 PM
  
Teresa
Mucha reflexión Padre Jorge, ciertamente que Dios permite estos momentos de soledad para apreciar el tesoro de su compañía, yo era una persona que no podía estar sola un momento, ahora bendigo esos momentos aunque me entre la nostalgia de no tener a mi familia cerca, también ha hecho que los valore mucho más, reciba un fuerte abrazo de quien solo le conoce por el blog y la foto que aparece, desde México reciba también un cordial saludo por estas festividades, Dios le siga bendiciendo en su ministerio
23/12/12 10:46 PM
  
Menka
La soledad es un gran problema de nuestra sociedad, afecta a muchísimas personas: a los padres cuyos hijos están lejos, hijos cuyos padres se han muerto, etc., etc. Como dijeron arriba, se puede estar acompañado y solo, el matrimonio tampoco es la solución, puede ser una gran cruz como lamentablemente se puede ver en tantos casos.
La forma de vida actual es bastante cruel en este aspecto, afecta a muchas personas.
También es cierto que estos problemas se acentúan con la edad y afecta a todo tipo de personas.
La vida en comunidad es un don de Dios, "que hermoso es cuando los hermanos se quieren", dice el salmo. Los sacerdotes diocesanos creo que deberían practicarlo más. Es un remedio para nuestra debilidad y necesidad humana.
Pero todos se sentirán solos en algún momento, aunque pensemos que los demás estén bien. Como decía un profesor, "los estudiantes siempre piensan en un examen que su compañero es un genio, cuando en realidad a lo mejor no tiene ni idea".
La respuesta de todos nosotros, de todos, siempre y al final, debe ser: solo Dios basta.
Dicho esto, es una obligación para todos pensar en la soledad de los prójimos y serles de ayuda.
23/12/12 11:07 PM
  
perro flaco
Pues a mí me parece que solo se está bien siempre. A algunos curas les vendría bien estar solos alguna vez, para gozarse de si mismos y como ascesis (sobre todo a los que viven amancebados con mujeres y hombres, que no son pocos). Además es muy bueno para la vocación.
23/12/12 11:56 PM
  
Milagros
Los curas no son los únicos que viven en soledad. Yo soy una mujer que en muchos momentos de mi vida he estado sola en navidades, años nuevos cumpleaños etc. cuando siento la soledad siempre me recito los versos de Violeta parra
"Aquí tiene mi pañuelo señora seque su llanto, saque la vista del suelo y mireme frente a frente que sufre toda la gente lo olvidaba por egoísmo eso conduce al abismo le digo primera mente. Nadie se ha muerto de amor ni por cariño fingido, ni por vivir sin marido ni por supuesta traición...etc. bueno algo así. También le digo que en los momentos mas amargos de mis soledades pienso en ustedes los curas que se la pasan quejándose de su soledad y ofrezco esta mi soledad
por ustedes los sacerdotes por esos que sienten lastima de ellos mismos y empiezan a pensar que la iglesia y su disciplina (celibato) es injusta e inhumana. El punto es que la soledad no es privilegio de los curas habemos muchos con ese privilegio incluso casados. La diferencia es que ustedes por voluntad han renunciado a la familia y esos los hace grandes, a mi solo me toco y ya. Perdone que no le diga hay pobrecitos, que lastima siento por ustedes. Hay que tomar nuestra cruz, en el cielo ya cosechara. Ofrezcan ese sufrimiento que trae consigo la soledad por lo que ustedes quieran hay tanta necesidad, y yo le aseguro que la soledad es menos pesada, a mi me ha resultado. Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo. Unida a su soledad.
24/12/12 12:01 AM
  
jose
DESDE SEVILLA UN FUERTE ABRAZO MI QUERIDO PADRE FELIZ NAVIDAD
24/12/12 12:45 AM
  
David
Bueno, esta vocación tiene ese tipo de soledad, pero durante el día puede hablar, relacionarse con mucha gente... ¿Y qué me dice de la soledad de un monje en su celda o un ermitaño? Ahí sí que es un combate cuerpo a cuerpo, áspero y duro, desértico. Son vocaciones cuya soledad debe transcenderse para la oración. Es más, es necesaria. A veces los curas diocesanos están faltos de esos momentos de poder orar. ¡Ése momento de la soledad de su casa es un momento estupendo con el Señor!
24/12/12 9:17 AM
  
Menka
Don Jorge, pensaba si mandarle esta carta a su coreo personal porque las correcciones deben hacerse en persona, pero lo hago así porque lo pueden leer todos los sacerdotes y las demás personas que pasen por una situación similar.
En primer lugar, ¡menuda desanimación para los futuros sacerdotes! ¡Vaya ánimo! ¿Pero es que se cree que un pensamiento depresivo no le puede venir a cualquiera? Los desánimos las personas de fe deben arreglar a solas en la dirección espiritual muy recomendable y (o mejor en primer lugar) delante del sagrario, si es que tenemos fe.
Con todo cosas más personales le mandaré a su correo.
Una vez escuché en el saludo a un nuevo sacerdote advertencia delante de todo el mundo, hecha por un sacerdote, respecto a su futura soledad. ¡Qué desafortunado consejo!
¿Quién con estas palabras puede desear ser sacerdote? San Pío, San Cura de Ars, o algún misógino, persona vaga que no quiera esforzarse por trabajar y así conformarse con “trabajo” seguro, etc.
¿Tiene usted fe? ¿Cree usted que el premio que Dios le aguarda es real, es realmente real y que supera todas las alegrías que puede dar este mundo?
San Ignacio empieza sus ejercicios recordando que el fin del hombre es salvarse. ¿Es ese su fin? ¿O es la felicidad? No es la felicidad, sino aquí nuestra obligación y deber es cumplir la voluntad de Dios, con felicidad o sin ella. La felicidad es arriba, aquí de vez en cuando solamente y como anticipación y participación de la celeste. Arriba hacemos la voluntad de Dios, sí o sí, y con felicidad. Aquí es la prueba. Usted está probado.
Por otra parte, como todos los demás. ¿O es que cree que los demás no tienen motivos, o tal vez más, a sentirse solos y depresivos? Más de la mitad de los casados, mire a su alrededor, jóvenes sin trabajo, ancianos solos, hijos sin padres, un ejército de desamparados y tristes deambula por las calles. Pero esa no puede ser la respuesta.
El hombre de fe debe sobreponerse a todo ello, debe vivir de Dios, que es su paga.
Dicho todo eso, la caridad de los cristianos especialmente debe ser palpable. Como dijo una monja, aquí me tratan con caridad, pero mi madre me trataba con cariño.
¡Feliz Navidad!
24/12/12 11:31 AM
  
Samuel Maudo
Un abrazo don Jorge y mucho ánimo. Sí quisiera decir, al hilo de su artículo y, sobre todo, de comentarios como el de Morgate, que la soledad no es algo que afecte sólo a los curas, ni sólo a los célibes. Por mucho que el Señor nos conceda compartir nuestra vida con otras personas y que eso sea un maravilloso regalo, hay una parte de nuestra vida que la recorremos solos. Y esto porque el único que nos da la felicidad y que llena nuestra alma es Dios mismo. Nadie como él puede saciar nuestra necesidad de ser amados. Entre otras cosas, porque nadie nos conoce como él, ni siquiera nosotros. Es más, si pretendemos que sea una persona, aunque sea nuestra mujer o nuestro marido, la que nos dé la felicidad de esa forma, acabaremos frustrándonos nosotros mismos y frustrando también a esa persona. El matrimonio es maravilloso sólo cuando Dios es el centro del mismo, lo mismo que el celibato es maravilloso sólo cuando Dios es el centro, y esos momentos de soledad son necesarios a veces para recordarnos esta realidad, que sólo Dios basta.
24/12/12 12:16 PM
  
Eduar2
¡Qué bueno es estar solo llevándose bien! (¡y qué malo estar acompañado llevándose mal!). Está muy extendida la creencia en la supuesta felicidad ajena y luego resulta que no es tal. Conocí a un cura que se las prometía muy felices con su familia, y que llegado el momento, no veía cómo salir de aquel infierno de envidias y desavenencias en que se había convertido. Piense que cada uno de sus feligreses es hijo suyo en Cristo Jesús, tanto si se lo manifiesta como si no, y siéntase recompensado por Dios (como sin duda un día lo será): "usted ha escogido la mejor parte y no le será arrebatada". Feliz Navidad y téngame presente en la Misa del Gallo.
24/12/12 12:57 PM
  
Yolanda
Como otros comentaristas ya han dicho, el sacerdote católico lleva en su oficio un tipo de soledad con la que se cuenta de antemano. Otros estados, también. El estado de viudedad, por ejemplo, es la quintaesencia de la soledad. Pero este último, como no es elegido, ni buscado, ni deseado, no recibirá a cambio el ciento por uno.
24/12/12 2:15 PM
  
Susana
Estimado D. Jorge:

Esa soledad es inherente al ser humano, y no se colma con nada. Ni con los amigos, ni con la pareja, ni con la familia. Solo Dios la llena, a veces...
27/12/12 1:59 PM
  
Misael
Yolanda,

"Pero este último, como no es elegido, ni buscado, ni deseado, no recibirá a cambio el ciento por uno."

Eso que ha dicho es una tontería. Todo lo que es OFRECIDO recibirá el ciento por uno en atención a los méritos de Nuestro Señor

Pues sólo faltaba ! Entonces, ¿ la soledad del viudo no tiene redención, y está condenado a ser alma en pena en esta vida, porque según vd. Jesucristo no tiene que ver nada en su estado ?

Ahórrese falsas explicaciones y pregunte a alguien de su confianza. O quizá me dirá como en casa de D. Tomás, casi textualmente, "que vd. lo conoce todo de la enseñanza y no necesita a nadie que le de lecciones".

Misael
27/12/12 3:11 PM
  
Diaspora
Morgate: tu deseo ha sido escuchado. Ha cambiado la normativa de los legionarios de Cristo respecto al trato con la familia, aunque sólo sea "ad experimentum". Ojalá que no se vuelvan a olvidar del cuarto mandamiento de la ley de Dios.
28/12/12 12:44 AM
  
catolico abierto... espero
Diaspora: ojalá esas leyes cambien de verdad, porque todavía depende mucho de quién eres dentro, cuánto dinero tiene tu familia, que tan mansito-mensito eres. Y si están "ad experimentum" es sólo por que la Iglesia los está obligando, pero no porque quieren, te podría dar nombres y frases textuales.
28/12/12 12:46 PM
  
Sonya
LLegué a este blog en la Navidad del 2013, les deseo Feliz Navidad, y sino es feliz que sea en Paz Leo algunos comentarios y me parecen realmente redundantes y que no están comprendiendo a este cura. El ya sabe que está acompañado por Cristo como lo estamos todos, pero se está refiriendo a otro tipo de compañía. La mejor compañía para el hombre es la mujer, así lo quiere Dios, y ya se debería terminar muy pronto el celibato obligatorio, la mujer no separa al sacerdote de Cristo. Ya hay argumentos que son inadecuados, la gracia no suple la naturaleza.
27/12/13 6:31 AM

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