Los primeros cristianos contra el aborto. Ejemplos para el cristiano del siglo XXI

Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
Salmo 22,9-10

Para cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad humana es claro que una de las plagas más infecta, desastrosa e inmunda de nuestra sociedad en pleno siglo XXI es el aborto. La Iglesia Católica, así como la mayoría de las iglesias y comunidades eclesiales separadas de ella, condena sin paliativos la aniquilación de seres humanos en el seno de sus madres. Dado que la Biblia apenas habla específicamente del aborto, aunque obviamente hay indicios muy claros de que las Escrituras consideran que el feto es una vida humana (p.e Jueces 16,17; Salmo 22,9-10; Lucas 1, 15-16 y 41-44; Galatas 1,15), es importante que estudiemos lo que creían los primeros cristianos acerca de este tema. Su testimonio es unánime y no deja lugar a dudas en la condena del aborto.

La Didajé, que pudo haber sido escrita incluso en el siglo I, es quizás el primer testimonio patrístico en el que se introduce dicha condena:

"He aquí el segundo precepto de la Doctrina: No matarás; no cometerás adulterio; no prostituirás a los niños, ni los inducirás al vicio; no robarás; no te entregarás a la magia, ni a la brujería; no harás abortar a la criatura engendrada en la orgía, y después de nacida no la harás morir."
(Didajé II)

En la Epístola de Bernabé, escrita en la tercera década del siglo II, se llama hijo al feto que está en el vientre de la madre, se prohíbe expresamente el aborto y se le equipara al asesinato:

"No vacilarás sobre si será o no será. No tomes en vano el nombre de Dios. Amarás a tu prójimo más que a tu propia vida. No matarás a tu hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida. No levantes tu mano de tu hijo o de tu hija, sino que, desde su juventud, les enseñarás el temor del Señor."
(Ep Bernabé XIX,5)

y

"Perseguidores de los buenos, aborrecedores de la verdad, amadores de la mentira, desconocedores de la recompensa de la justicia, que no se adhieren al bien ni al juicio justo, que no atienden a la viuda y al huérfano, que valen no para el temor de Dios, si no para el mal, de quienes está lejos y remota la mansedumbre y la paciencia, que aman la vanidad, que persiguen la recompensa, que no se compadecen del menesteroso, que no sufren con el atribulado, prontos a la maledicencia, desconocedores de Aquel que los creó, matadores de sus hijos por el aborto, destructores de la obra de Dios, que echan de sí al necesitado, que sobreatribulan al atribulado, abogados de los ricos, jueces inicuos de los pobres, pecadores en todo."
(Ep Bernabé XX, 2)

El primer apologista latino Minucio Félix, llama parricidio al aborto en su obra Octavius de finales del siglo II:

"Hay algunas mujeres que, bebiendo preparados médicos, extinguen los cimientos del hombre futuro en sus propias entrañas, y de esa forma cometen parricidio antes de parirlo."
(Octavius XXXIII)

El apologeta cristiano Atenágoras es igualmente tajante en su consideración sobre el aborto cuando escribió al Emperador Marco Aurelio:

"Decimos a las mujeres que utilizan medicamentos para provocar un aborto que están cometiendo un asesinato, y que tendrán que dar cuentas a Dios por el aborto… contemplamos al feto que está en el vientre como un ser creado, y por lo tanto como un objeto al cuidado de Dios… y no abandonamos a los niños, porque los que los exponen son culpables de asesinar niños"
(Atenágoras, En defensa de los cristianos, XXXV)

Los testimonios se multiplican por doquier. Así leemos en la Epístola a Diogneto que los cristianos:

"Se casan como todos los demás hombres y engendran hijos; pero no se desembarazan de su descendencia (fetos)"
(Ep a Diogneto V,6)

Tertuliano condena el aborto como homicidio y reconoce la identidad humana del no nacido:

"Es un homicidio anticipado impedir el nacimiento; poco importa que se suprima el alma ya nacida o que se la haga desaparecer en el nacimiento. Es ya un hombre aquél que lo será."
(Apologeticum IX,8)

Ya en el siglo IV San Basilio va incluso más allá al llamar asesinos no sólo a la mujer que aborta sino a quienes proporcionan lo necesario para abortar, lo cual sería perfectamente aplicable a quienes fabrican o prescriben la píldora abortiva:

"Las mujeres que proporcionan medicinas para causar el aborto así como las que toman las pociones para destruir a los niños no nacidos, son asesinas"
(San Basilio, ep 188, VIII)

San Jerónimo trata la situación de la mujer que muere mientras procura abortar a su criatura:

"Algunas, al darse cuenta de que han quedado embarazadas por su pecado, toman medicinas para procurar el aborto, y cuando (como ocurre a menudo) mueren a la vez que su retoño, entran en el bajo mundo cargadas no sólo con la culpa de adulterio contra Cristo sino también con la del suicidio y del asesinato de niños. "
(San Jerónimo, Carta a Eustoquio)

Quizás el texto más dramático en relación al aborto sea un párrafo que aparece en el libro apócrifo conocido como Apocalipsis de Pedro. El libro seguramente es de origen gnóstico, lo cual supone que no debemos considerarlo del mismo valor que las citas anteriores, pero he decidido copiar este pequeño párrafo como muestra de hasta qué punto la condena del aborto estaba presente incluso entre los heterodoxos de los primeros siglos:

"Muy cerca de allí vi otro lugar angosto, donde iban a parar el desagüe y la hediondez de los que allí sufrían tormento, y se formaba allí como un lago. Y allí había mujeres sentadas, sumergidas en aquel albañal hasta la garganta; y frente a ellas, sentados y llorando, muchos niños que habían nacido antes de tiempo; y de ellos salían unos rayos como de fuego que herían los ojos de las mujeres; éstas eran las que habían concebido fuera del matrimonio y se habían procurado aborto."
(Ap Pedro 26)

Todos esos testimonios en contra del aborto tienen un doble valor para nosotros en las circunstancias que nos toca vivir en nuestro tiempo. Por una parte deben servirnos de aviso para que bajo ningún concepto nos acomodemos a un estado de opinión en nuestra sociedad cada vez más favorable a la aceptación del aborto como algo normal. Hacer tal cosa sería ir justo en la dirección opuesta a la que tomaron nuestros antepasados en la fe. Ellos ni se callaron ni fueron tibios a la hora de condenar esa lacra. Por otra lado, debemos ser sinceros y reconocer que vivimos en un mundo donde gran parte de lo más abominable del paganismo antiguo, el aborto y la profusión de todo tipo de amoralidad sexual, no sólo ha resurgido con fuerza sino que ha conseguido "legitimarse" socialmente echando sus raíces incluso en las legislaciones de nuestros países. La Iglesia, hoy igual que ayer, alza su voz contra esta infamia. Podría decirse que Juan Pablo II, paladín de la cultura de la vida y por tanto enemigo declarado de la cultura de la muerte que impera en nuestra sociedad, ha llevado la condena del aborto casi hasta el nivel de dogma de fe en la Encíclica Evangelium Vitae:

"Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos -que en varias ocasiones han condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina-, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal."

Nadie pues que se precie de tener el nombre de cristiano puede justificar, aprobar, legislar o colaborar, por activa o por pasiva, con el aborto. Es nuestro deber como cristianos combatir en la guerra por salvar a millones de inocentes. Ellos no tienen voz, no tienen fuerza para oponerse a quienes desean asesinarlos. Seamos nosotros la voz y la fuerza que, como en el pasado, venza la batalla por la vida, por la esperanza y por el amor hacia toda criatura humana desde su concepción.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Este artículo me lo publicaron en el nº 98 de la Revista Arbil

22 comentarios

  
dr. morón
Todo español catolico decente mira con marcado desprecio y horror la ruda practica del aborto con tes, elixires, soluciones y pociones proporcionados por matasanos sin escrúpulos......
30/10/06 9:26 PM
  
Montaraz
El aborto no es si no un síntoma más de la regresión hasta el paganismo pre-cristiano de nuestra sociedad
30/10/06 9:38 PM
  
sofia
Realmente deberíamos implicarnos más a favor de la vida. Yo me apuntaría en el tren de buscar soluciones.
30/10/06 11:37 PM
  
Luis Fernando
Soluciones. De momento, aplicar la ley actual de forma estricta. Es decir, que cada caso en el que se alega problemas psicológicos de la madre, se compruebe que realmente existen.
Si se aplicara de verdad la ley, el 95% de los abortos que hoy se realizan serían ilegales. Una vez conseguido eso, habrá que ir hacia una ley absolutamente restrictica que penara sobre todo a los médicos abortistas (más que a las mujeres).
Hay que fomentar la cultura de la vida. Hay que ayudar a las mujeres que quieren abortar por motivos económicos. Hay que fomentar una educación sexual en la que la promiscuidad sea presentada como lo que es: objetiva y médicamente perjudicial, especialmente en adolescentes y jóvenes. Hay.... mucho que hacer.
30/10/06 11:50 PM
  
Luis Fernando
Cosas que se pueden hacer.
Denunciar al miserable de la clínica abortista de Barcelona:
Modelo de denuncia en HazteOir
31/10/06 12:39 AM
  
Carmen Bellver
Sofia, registré un intento de comentario por tu parte que dio error, espero que a Luis Fernando no le importe que me aproveche así de su blog.
Por cierto, amigo, la divulgación de este tema es excelente, hace ver la realidad bajo otra óptica.Una vez se aprueba una ley, siempre hay quien le busca resquicios para ejecutar el mal.
31/10/06 7:57 AM
  
Luis Fernando
Carmen:
espero que a Luis Fernando no le importe que me aproveche así de su blog.


Vaya, la próxima vez te denuncio en el juzgado de guardia, je je je.

DTB
31/10/06 9:42 AM
  
nachet
Añadiría a lo que has dicho ayudar completamente a tantas mujeres que quedan embarazadas y piensan en abortar. Algunas lo hacen ligeramente y por abierta inmoralidad, pero para la mayoría realmente traer una nueva vida al mundo supone un trauma. TODOS debemos ayudarlas. No sólo en el plano económico, sino también psicológico, social y, sobre todo, afectivo: debemos demostrar que el que erró una vez y cometió un mal, no lo resolverá con otro mal, sino con abundancia de bien, con amor a la nueva vida. Como dijo Jesús a la mujer que le lavó los pies: mucho ha pecado, pero también mucho ha amado, y por eso se le perdonan los pecados.
El aborto es el egoísmo, el crimen, la indiferencia. Es el odio a la vida. Hay que sembrar amor.
31/10/06 12:54 PM
  
sofia
Estoy de acuerdo en todas las medidas positivas que proponéis. Pero yo no creo que la información sexual provoque la promiscuidad. Eso sí, hace falta más formación integral, más responsabilidad y más realismo.
Insistir en que la expresión de la sexualidad no se separe del amor y de la responsabilidad. Muchas veces se presenta simplemente como diversión, pretendiendo que la posibilidad de quedarse embarazada no existe.
31/10/06 9:51 PM
  
Luis Fernando
Sofía, la educación sexual no provoca la promiscuidad. La MALA educación sexual, sí.
Y lo que vemos en los anuncios dirigidos a los jóvenes es MALA educación sexual. Funesta.
31/10/06 10:03 PM
  
Guillermo Juan Morado
El aborto, en la práctica, es la solución cuando falla el preservativo, o las píldoras... (y pueden fallar, aun usándolos correctamente). Es más de lo mismo. Aunque, obviamente, es mucho más grave, pues asesina a un niño.
01/11/06 12:14 PM
  
sofia
¿Cómo va a ser más de lo mismo? Hay un abismo que separa los medios anticonceptivos del aborto. Los que desdibujan esa barrera contribuyen a la trivialización del aborto.
Otra cosa es que la información sexual, sin formación, no sirva para nada. Y desde luego, la relación entre sexualidad y amor y posibilidad de procreación debe estar clara en toda persona responsable, porque responde a la realidad. En esto estaremos de acuerdo. En cuanto a la posibilidad de procreación, seguro que yo lo entiendo en un sentido bastante más amplio, simplemente como posibilidad teórica que hay que tener en cuenta, sin meterme en la conciencia de la pareja.
No pienso opinar sobre la doctrina de la Iglesia al respecto, aunque se puede intuir lo que opino, y sé que estará en desacuerdo. No pienso responder a lo que me digáis.
Además tengo que irme. Saludos cordiales a todos.
01/11/06 2:35 PM
  
Luis Fernando
En un sentido sí es lo mismo: La llegada de un nuevo ser humano se convierte en un problema a evitar.

La anticoncepción busca que no llegue mediante medios no naturales. El aborto lo elimina nada más aparecer (o más tarde en casos extremos).

Obviamente no es igual de inmoral impedir la concepción que matar al ser concebido, pero la falta de una cultura de vida están en la raíz de ambas acciones.
01/11/06 5:02 PM
  
sofia
Mira, pues sí te voy a contestar:
Así se trivializa el aborto, provocáis que la gente considere que no es más que un método anticonceptivo.
Además despersonalizáis la sexualidad humana al convertirla en un hecho puramente biológico determinista, cuyo objeto parece ser la reproducción ciega de la especie. Dejáis a un lado el objetivo de ayuda a la pareja, que también tiene el matrimonio. Sobre todo obviáis la importancia de la paternidad responsable.
Sé que me vas a decir que sí se pueden usar métodos naturales, te diré que si bien, en principio me parece mejor que se utilicen esos métodos, hay casos en los que no funcionarán y será mejor usar otros (ya me dirás qué sentido tiene que se vea bien que una mujer con ciclos regulares practique métodos anticonceptivos, y otra no, porque la irregularidad de sus ciclos hace necesario otro tipo de métodos.) Y estas cuestiones son asunto de la conciencia de la pareja, de sus circunstancias(número de hijos que tengan, problemas ...
01/11/06 8:45 PM
  
sofia
Y estas cuestiones son asunto de la conciencia de la pareja, de sus circunstancias(número de hijos que tengan, problemas de salud,problemas graves económicos..)
Una pareja puede estar abierta a la vida, aunque en determinadas circunstancias decidan usar anticonceptivos.
En todo caso, yo no tengo que aconsejar a nadie, ni me afecta nada de esto personalmente. Pero esto es lo que pienso. Creo que la doctrina oficial está llena de contrasentidos.
Y ya he opinado demasiado de un tema que no me importaría nada, si no estuviera ya harta de tanta hipocresía y si no me acordara de lo de "ponéis fardos que no ayudáis a llevar".
01/11/06 8:46 PM
  
gorililla
Hoy en el blog El submarino de Epoca aparece una carta de una chica que aborto estando de 26 semanas y media. Es un testimonio escalofriante. Tal vez si estos casos salieran a la luz la perspectiva de muchos sobre el aborto cambiaria y dejarian de pensar de forma tan aberrante como aquel que comparaba al ninho no nacido con las unhas que se corta.
Hay que ser un hijo de la gran....para hacer una afirmacion como esta. Siento el lenguaje pero es que con cosas como esta me hierve la sangre.
Saludos
01/11/06 10:34 PM
  
Fegna
Tocayo, un gran artículo (por cierto, escrito por un Luis Fernando, ¿qué menos se puede aspirar? jejejeje) y felicitaciones.

Sigo todos tus artículos aunque no había comentado ninguno, pues allá voy.

El gran problema se genera con las palabras, existen varias que no permiten ver con claridad lo que se quiere expresar.

Me explico: existen abortos espontaneos y otros son inducidos, yo, a los últimos los llamo simplemente asesinato. La palabra es clara y refleja lo que ha acontecido y evito usar la palabra aborto salvo los casos naturales.

Como te decían en el otro artículo, "yo respeto a quienes no aceptan el aborto (en mis palabras: asesinato), pero ellos no aceptan ni respetan mi forma de pensar", esa fue la idea expresada salvo lo que he dejado entre paréntesis. A esa persona, de criterio tan amplio, está en el mismo nivel que aquel nazi que acepta a quienes no quieren matar a judíos ni los juzga, pero se sienten juzgados por el rest...
02/11/06 12:57 AM
  
Luis Fernando
Sofía, mañana con calma te contesto.

DTB
02/11/06 1:02 AM
  
Luis Fernando
....pero se sienten juzgados por el resto que no comparten sus "geniales" ideas.


Así acaba su comentario mi buen amigo Fegna, je je.

Oye, encantadísimo de leerte por acá, tocayo. Me alegro mucho de que seas asiduo a esta choza cybernauta.

Dios te guarde.
02/11/06 1:02 AM
  
Luis Fernando
Sofía, dices:
Además despersonalizáis la sexualidad humana al convertirla en un hecho puramente biológico determinista, cuyo objeto parece ser la reproducción ciega de la especie.

A ver, explícame cuándo he dicho yo algo que se pueda interpretar de esa manera. Soy casado y padre de tres hijos. Y te aseguro que mi concepto de la sexualidad conyugal es cualquier cosa menos eso.

Dices que este tema es un asunto de la conciencia de las parejas. Pues bien, estoy de acuerdo. Pero la conciencia de una pareja católica puede y debe formarse de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia sobre este asunto. Y de lo que la Iglesia dice se podrá decir cualquier cosa menos que no tiene fundamentos muy sólidos que no se pueden desechar así como así.
02/11/06 9:07 AM
  
sofia
LF:
"En un sentido sí es lo mismo: La llegada de un nuevo ser humano se convierte en un problema a evitar."

Esta frase da a entender eso. Si no es así, tal vez deberías aclararlo.
Por mi parte, no voy a seguir con el tema: pienso como pienso y las cosas son como son; pero no disfruto criticando las hipocresías y contradicciones que hay en la moral oficial de la Iglesia.
Buenas noches.
02/11/06 10:21 PM
  
Luis Fernando
Pues creo que mi frase es clara. Tanto la anticoncepción como el aborto buscan el no tener descendencia. Y tan cierto es eso como que el aborto es infinitamente peor.
02/11/06 10:37 PM

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