Creo que es un grave error proponer un referéndum sobre el aborto

Hace unas cuantas semanas que desde diversas asociaciones civiles favorables a la cultura de la vida se está lanzando la idea de que hay que pedir la realización de un referéndum sobre la futura ley del aborto. Para ello se dan varias razones, algunas de las cuales fueron expuestas ayer desde Profesionales por la Ética. Todos los argumentos a favor del referéndum son muy respetables pero yo tengo dos, que creo bien fundamentados, en contra de dicha propuesta:

1- La dignidad de la vida humana no puede depender, de ninguna de las maneras, del resultado de unas urnas. Forma parte de ese tipo de valores pre-democráticos, que están muy por encima de cualquier constitución, ley o disposición creada por los hombres.

2- La posibilidad muy real de la victoria de la postura pro-abortista, daría una legitimidad “democrática” muy superior a la que tendrá una ley aprobada por el parlamento. En un país donde casi uno de cada siete embarazos acaba en aborto provocado, la aceptación social mayoritaria del aborto es ya un hecho, por mucho que haya un sector importante de la población que entienda que eso es una salvajada. No confundamos el éxito de algunas manifestaciones, por otra parte muy destacable, con la voluntad mayoritaria de los españoles.

Sinceramente, creo que los esfuerzos deben de dirigirse hacia la concienciación de la sociedad de que el aborto es un crimen que no puede ser tolerado y que, por tanto, ha de ser perseguido por la ley. Creo también que debemos dejar claro que no puede haber consenso alguno cuando lo que está en juego es el derecho a la vida. No nos vale la actual ley. Buscamos la defensa legal de los no nacidos mediante la persecución de aquellos que se ganan la vida asesinando a inocentes en el seno materno. Merece la pena ser maximalistas cuando estamos ante el máximo derecho de todo ser humano: el de la vida.

Va siendo hora de dejar bien claro que o se ponen límites a la democracia o la misma se convierte en un régimen tan inaceptable como cualquier otra forma de tiranía. Las urnas no pueden limitar, modificar o anular derechos y prescripciones que formen parte de la ley natural. Precisamente los cristianos debemos de ser lo suficientemente sensatos como para no caer en la idolatrización de un sistema político que, tan sólo en España, ha provocado ya la muerte de más de un millón de embriones y fetos humanos. No ha habido en la historia de este país un régimen más contrario a la dignidad del hombre que el actual. Y eso ha de ser denunciado y combatido.

Luis Fernando Pérez