El Card. Kasper contra los críticos del celibato: “Hay una crisis de fe”

La Iglesia hoy ya no es “poderosa e influyente como fue una vez”; al contrario, nosotros los católicos nos hemos vuelto pocos y “pronto, tal vez, no seremos ya tampoco mayoría”.


Por esto urge una “renovación de la fe” en Alemania – donde, en las grandes ciudades, “ya no somos más mayoría y no lo somos, de hecho, si contamos a aquellos que se declaran practicantes” – como en el resto de Europa. Es un lúcido análisis el ofrecido por el cardenal Walter Kasper durante la Misa de acción de gracias por la actividad desarrollada como presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, celebrada el domingo pasado, 6 de febrero, en la iglesia romana de Santa Maria dell’Anima.


En la homilía, el purpurado – con el cual concelebraron su sucesor en el dicasterio ecuménico, el cardenal Kurt Koch, y el obispo austríaco de Graz-Seckau, Egon Kapellari – ha hablado también del celibato sacerdotal, aclarando la propia posición luego de una encendida polémica en los medios. “Leyendo los periódicos – comentó – se tiene la impresión de que la mayoría está en contra. Estoy contento de no pertenecer a esta mayoría”, agregó, subrayando que para él “el celibato es un testimonio de seguimiento radical de Cristo, como debería ser, en particular, para los sacerdotes. Es el signo de que se existe para Cristo y para el Reino de Dios. Es aquella pizca de sal, que no todos pueden ser, pero que hace bien a todos. Adaptarse – concluyó – no ayuda”.


El purpurado, de hecho, había centrado la reflexión en las dos afirmaciones del Evangelio proclamadas poco antes: “Sois la sal de la tierra”, “Sois la luz del mundo”. Tomadas del sermón de la montaña del evangelista Mateo, ellas explican qué significa ser discípulos de Jesús, y es significativo que sean pronunciadas inmediatamente después de las bienaventuranzas, las cuales muestran – hizo notar el cardenal – que los verdaderos bienaventurados no son “los hombres ricos y poderosos, políticamente influyentes, ni los grandes magnates, ni una élite de intelectuales que determinan la opinión pública y dictan abiertamente los parámetros”; por el contrario, los verdaderos bienaventurados son “los pobres, los afligidos, los no violentos, los que tienen hambre, los misericordiosos, los pacientes y los constructores de paz. Por lo tanto, personas sencillas, personas que viven al margen del gran mundo”. Y no es casual que del exiguo grupo de hombres y mujeres sencillas de entonces haya surgido la Iglesia, que “por más de dos mil años ha superado terribles persecuciones y ha sobrevivido a muchos regímenes e imperios poderosos. Por eso – explicó actualizando el discurso – hoy no debemos desalentarnos ni perder el ánimo. No debemos perturbarnos por el hecho de ser pocos o tal vez convertirnos en una minoría, si es es la voluntad de Dios”.


Según el historiador Arnold Toynbee, en las situaciones difíciles de la historia de la humanidad, como la actual, han sido siempre las minorías quienes han encontrado una salida. “Así fue al comienzo de la Iglesia – dijo el cardenal Kasper – y siempre en el curso de su historia. Lo determinante es la calidad, no la cantidad. Si somos una minoría calificada y creativa, que tiene una identidad y que sabe quién es y qué quiere, entonces no deberíamos preocuparnos”. Es cierto, “hoy para nosotros, en Europa, el fuego de Cristo parece apagarse. La verdadera crisis es una crisis de la fe en Dios y en Jesucristo”. Por eso “se necesita una renovación” gracias a cristianos que no caigan en la “tentación de no querer ser ya sal sino sólo minestra, de no quererse distinguir y de quererse disolver en la masa general, de esconderse, de no querer ya cambiar el mundo sino de querer solamente adaptarse”. Porque un cristianismo “diluido, cuya sal se ha vuelta insípida, no sirve a nadie y todos lo desprecian. Sólo un cristianismo radical, comprendido en el sentido correcto, puede ser convincente”.


Finalmente la referencia al motivo de fondo de la celebración. “En el mundo antiguo – recordó Kasper – la sal era también intercambiada al momento de sellar un pacto. Si en los últimos once años he contribuido un poco a que se dieran al menos algunos pequeños pasos adelante en la paz entre los cristianos divididos y a mostrar un rostro amable de la Iglesia católica, entonces – confió – me alegro”. Como se sabe, el teólogo alemán ha sido primero secretario (16 de marzo de 1999) y luego presidente (desde el 3 de marzo de 2001 al 1º de julio de 2010) del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.


L’Osservatore Romano, 12 de febrero de 2011.


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Fuente: Il blog degli amici di Papa Ratzinger


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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5 comentarios

  
Vicente
crisis de fe y crisis de obediencia a la autoridad de la Iglesia.
13/02/11 12:26 PM
  
Liliana
La Iglesia hoy ya no es “poderosa e influyente como fue una vez”; ¿y recién nos damos cuenta? Para llegar a una crisis de fe es porque hace rato, que se esconde la luz y el sabor de la sal, la vida es tomada por los virus, que embotan la mente, cierran los ojos y los oídos, no son los hombres ricos, poderosos e intelectuales, los salvados y salvadores del mundo, porque difícil que entren en el reino de Dios, por eso hay mas esperanza en los bienaventurados, porque el Señor esta golpeando la puerta de nuestros corazones, para que nos demos cuenta que solo la fe y la confianza en Cristo mediante su Iglesia puede revertir las situaciones en desgracias, cuando queremos serle fiel.
No tengamos miedo de vivir con lo necesario, cuando el manantial es Jesucristo, solo lejos de Dios el hombre es impotente y desobediente.
La iglesia cuando tiene Fe puede mover una montaña, y si no tiene Fe ni un gramo de arena levantara.
14/02/11 4:46 PM
  
Luis Rodríguez
Algunas observaciones a este artículo del Cardenal Kasper. Primero identificarme como latinoamericano donde el contexto eclesial es diverso del europeo que se preocupa por temas de moral sexual, conyugal, homosexualidad, anticonceptivos y a favor del centro romanismo. En América Latina nuestra relidad social, económica, política que lo define ahora una perversa maquinaria de muerte que se llama neoliberalismo económico amén de los anteriores regímenes militares y las escandalosas diferencias sociales...ha influído en un modo particular de hacer teología desde la vida y no desde la doctrina. Hemos desarrollado mucho una cristología histórica privilegiando la práctica mesiánica de Jesús y su contenido fundamental del proyecto llamado REINO. Por eso, trascendemos los temas morales propios del contexto europeo trascendiendolos a temas más amplios como también el surgimiento de experiencias comunitarias y de ministerios muy creativas y participativos. En buenahora que la Iglesia "jerárquica" deja de ser "poderosa" como necesidad de conversión y como condición para recuperar así su carisma fundamental de ser "servidora" haciendo suya la práctica de Jesús que rechazó las categorías de poder, de monarquismo, de patriarcado y de verticalismo absolutista. Luego la insistente retórica en el el tema del celibato del ministerio empobrece la teología de este sacramento, como si su fecundidad dependiera de esta disciplina que la Iglesia de Occidente ha hecho inherente al ministerio episcopal y presbiteral. En América Latina la fidelidad radical en el seguimiento de Jesucristo no se mide por el celibato sino por la libre aceptación de las exigencias de esta experiencia que incluye la experiencia de la cruz...haciendo con la propia vida aquello que hizo Jesús con la suya. Relacionar el celibato con la radicalidad en el seguimiento de Jesús es una visión simplista y reduccionista. Finalmente creo que absolutizar posiciones rígidas desde una amplia y lujosa oficina vaticana va en dentrimento del diálogo con las diversidades eclesiales en la Iglesia y atenta a la misma catolicidad.
15/02/11 2:10 AM
  
Creo que no es así
Luis Rodríguez:

Creo que lo que está matando a latinoamérica es el socialismo, que no acabáis de dejar de lado, y con él toda la teología liberacionista que ha arruinado y arruina vuestras regiones.

El emprendedor, el que monta una empresa, el que da trabajo a otros, el que ahorra (el capital, que es eso, el ahorro), es lo que genera riqueza y libertad. No hay nada más libre que tener un empleo.

Latinoamérica tiene aún un montón de dictadores y pseudo-democracias, que si la cosa va como va en Oriente, van a ser los musulmanes antes que ustedes quienes se los quiten de encima. Ustedes seguirán con sus modelos trasnochados. Y no tengo nada contra usted, sino contra su visión de las cosas.

En el tema religioso, desde que los eclesiásticos se dedicaron a la "cuestión social", al margen de la oración, la práctica sacramental y el anuncio del Reino en el cono sur, la gente se marcha a los grupos pentecostales y pseudo-protestantes, iglesias libres, a escuchar al pastor hablar con la Biblia en la mano.

No obstante estoy con usted que la visión romana y europea del mundo es una visión siempre sesgada, como la mía que aquí doy.
16/02/11 4:14 PM
  
Luis Rodríguez
Gracias por su aporte a "Creo que no es así". Definitivamente la sensibilidad de un contexto a otro es muy diversa por muchas razones...son nuestras identidades tan singulares. Sobra decir que en América Latina no tenemos agudizado el problema de descristianización propio del contexto europeo donde se le añade la realidad de sus iglesias que por su tradicionalismo, rigidez y carencia de vitalidad ya no dicen nada a las personas, convirtiéndose éstas en un fenómeno que reúne mayoritariamente a la tercera edad. Pero "no creo " que este preciado espacio tenga que ser motivo para tanto vómito.
17/02/11 3:46 PM

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