(570) Cristo Rey y los ídolos. Comentario de San Agustín al salmo 95
–Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
–Amén. Le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.
Son no pocos y grandiosos los salmos reales (p. ej. 2, 32, 46, 74, 92, 95, 96, 97, 98). Y todos son como vestidos sagrados hechos justamente a la medida de Cristo, siglos antes de su venida. Celebremos, pues, la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo, ayudándonos con el salmo 95, Cantad al Señor un cántico nuevo, breve y grandioso. Seguiremos el Sermón que sobre ese Salmo hizo San Agustín, y que fue guardado como palabra viva gracias a la taquigrafía. Eso explica su carácter coloquial, ciertas repeticiones, etc. que no se dan en sus obras escritas.
La traducción del comentario agustiniano al salmo 95 la he tomado del P. Miguel Fuertes Lanero, OSA, que sitúa el texto en Cartago (412 o bien 407). Y para facilitar su lectura, me permito omitir algunos fragmentos, subrayar en ocasiones el texto, subtitularlo y dividirlo a veces con punto-y-aparte, que el P. Fuertes no usa por fidelidad al original latino.
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–Salmo 95
1 Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; 2 cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria.
3 Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones; 4 porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos sus dioses. 5 Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo; 6 honor y majestad le preceden, fuerza y esplendor están en su templo.
7 Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, 8 aclamad la gloria del nombre del Señor, entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
9 Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda. 10 Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; el gobierna a los pueblos rectamente».
11 Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; 12 vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, 13 delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: 14 regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad.
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Comentario de San Agustín
–Un cántico nuevo a Cristo, Rey del universo
2. Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra…. Toda la tierra es la casa de Dios; y el que no se adhiere a ella es escombro, no casa; escombros viejos, de los cuales es figura el templo antiguo, porque en él se llevó a cabo la demolición de lo viejo, para ser edificado lo nuevo. ¿Cómo se destruiría lo viejo? Dice Jesús, os aseguro a vosotros que «no quedará piedra sobre piedra que no sea demolida» (Lc 21,6).
Las piedras empleadas para la nueva casa que se edifica después de la cautividad [del demonio], de tal modo se unen y en tal modo la caridad reduce a unidad , que ya no hay piedra sobre piedra, sino que todas ellas son una sola piedra… Donde hay unidad de espíritu, hay una sola piedra, pero una piedra formada de muchas piedras.
3. Cantad al Señor, bendecid su nombre; dad de día en día el buen anuncio de su salvación. ¿Cómo va creciendo su edificio? Dad, dice, de día en día el buen anuncio de su salvación. Que se predique día tras día; que se edifique día tras día. Crezca mi casa, dice Dios… Anunciad en las naciones su gloria… Su gloria, no vuestra gloria… Si queréis anunciar la vuestra, caeréis; si la de él, seréis edificados cuando edificáis… Anunciad en todos los pueblos sus maravillas.
–Grande es el Señor, merece toda alabanza
4. Grande es el Señor y muy digno de toda alabanza. ¿Quién es este Señor, sino Jesucristo, grande y por encima de toda alabanza? ¿Qué señor, fuera de Cristo, es grande y digno de alabanzas por encima de toda expresión? Sabéis bien que se presentó hecho hombre, que fue concebido en el seno de una mujer, que nació, que fue amamantado y llevado en brazos, que fue circuncidado, que se ofreció en holocausto por el hombre, que creció; que, como bien sabéis fue abofeteado, escupido, coronado de espinas, crucificado, muerto y herido con la lanza. Sabéis que padeció todas estas cosas. Sin embargo, es grande y digno de alabanza por encima de toda palabra.
No despreciéis al pequeño; consideradlo grande. Se hizo pequeño porque erais pequeños. Tenedle por grande, y en él seréis grandes… El Señor es grande y digno de alabanza sobre toda palabra. ¿Qué ha de decir la diminuta lengua para alabar lo grande?… Lo que no puede explicar la inteligencia de nadie, ¿lo explicará la lengua de alguien? Grande es el Señor y digno de alabanza sobre toda palabra. Sea alabado, sea predicado; sea anunciada su gloria, pues así se edifica la casa.
–Más temible que todos los dioses
5. ¿Existen dioses, sobre los que él es más terrible?… Quien aparecía como acobardado entre los hombres, es temible más que todos los dioses. ¿Acaso no se amotinaron las gentes y los pueblos planearon fracasos contra el Señor y contra su Cristo? (Sal 2,2) ¿Acaso no le acorralaron los toros cebados? ¿Acaso no se enfureció contra él el león rugiente (Sal 21,14), y penetrando en el corazón de sus perseguidores, exclamaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» (Mc 15,13), como si el que es terrible, no sobre todos los hombres, sino sobre todos los dioses, se atemorizara por este bramido?
Así pues, el lugar donde él quiere construirse la casa, es un lugar selvático… Los hombres adoraban los ídolos. No tiene nada de extraño que apacentasen puercos. De hecho, el hijo que abandonó a su padre, y que despilfarró todos sus bienes, viviendo licenciosamente con las rameras, apacentaba puercos (Lc 15,15), es decir, adoraba a los demonios. Así pues, por la misma superstición de los gentiles, toda la tierra se había convertido en selva.
Pero el que edifica la casa tala la selva; y por eso mismo se dijo: Cuando después de la cautividad, se edifique la casa –pues los hombres que se hallaban cautivos bajo el dominio del diablo, sirviendo a los demonios, fueron redimidos de su cautividad–… vino el Redentor, y pagó el costo; derramó su sangre y compró el orbe de la tierra.
–El culto a dioses falsos es culto a los demonios
Me preguntaréis: «¿Qué compró?» Mirad lo que dio y sabréis lo que compró. La sangre de Cristo es el precio. ¿Cuánto vale? Todo el orbe, todas las gentes… No se ensalcen, no se engrían. Por todos dio cuanto dio. Él sabe lo que compró, porque conoce el precio de lo comprado. Luego, como hemos sido redimidos, después de la cautividad, se edifica la casa.
¿Y quiénes son los que nos retenían en la cautividad? Veamos primero que la tarea de talar la selva se les confió a aquellos a quienes se dice: ¡anunciad! Deberán extirpar la selva, liberar de la cautividad de los demonios y, con el anuncio del que está sobre todos, erigir y edificar, la grandeza de la casa de Dios. Todas las gentes tenían por dioses a los demonios: les llamaban dioses y eran demonios, como nos dice muy claramente el Apóstol: «Los sacrificios de los gentiles son inmolados a los demonios, y no a Dios» (1Cor 10,20). Como se hallaban cautivos, porque inmolaban a los demonios, por ello toda la tierra permanecía selvática. Y es anunciado este [Redentor] como grande y digno de alabanza sobre toda palabra.
–Adoremos a Cristo, no a los ídolos
6. ¿Y cómo se da a conocer su grandeza, para que extirpe las supersticiones, bajo las cuales se hallaba cautivo el pueblo, a quien vino a redimir, terrible sobre todos los dioses? Y si se le dijera: … ¿Es que son dioses?, continúa diciendo: todos los dioses de los gentiles son demonios…
Algo grande decía poco antes, al decir: Grande es el Señor; y como si le faltase algo en su alabanza, añadió: Y digno de alabanza sobre toda palabra… Al decir que es más temible que todos los dioses, añadió: Porque todos los dioses de las naciones son demonios…
Grande es el Señor, y digno de ser alabado por encima de toda palabra. Di, di hasta qué punto es digno de alabanza; dilo: Es temible, dice, sobre todos los dioses. ¿Por qué has dicho sobre todos los dioses? Porque todos los dioses de los gentiles son demonios. Pero al superar todos los dioses de los gentiles, que son demonios, ¿es ésa toda la alabanza de aquel que es digno de ser alabado superando toda palabra?
–El Señor hizo los cielos
Espera un momento, y escucha lo que sigue: El Señor ha hecho los cielos. Luego ya no se halla únicamente sobre los demonios, sino sobre todos los cielos que ha creado… Si hizo los cielos, hizo también los ángeles. Él hizo a los ángeles y a los Apóstoles. A los Apóstoles se sometían los demonios, y los Apóstoles eran cielos que llevaban al Señor. ¿Y a qué Señor llevaban? A aquel por quien fueron hechos:… «Los cielos proclaman la gloria de Dios» (Sal 18,1). …A los mismos cielos se les dice: Anunciad su gloria en las naciones, y entre todos los pueblos sus maravillas. Porque grande es el Señor, digno de alabanza por encima de toda palabra, y temible sobre todos los dioses. ¿Qué dioses? Porque todos los dioses de los gentiles son demonios. Y él es terrible sobre todos estos dioses… ¡Oh cielos, creados por el Señor, anunciad a los gentiles su gloria! Edifíquese la casa por toda la tierra, que cante toda la tierra el cántico nuevo.
–Confesión y belleza
7. Confesión y belleza están en su presencia. ¿Amas la belleza? ¿Quieres ser bello? ¡Confiésate! No dijo «belleza y confesión», sino «confesión y belleza». Eres feo; confiésate y serás bello. Eras pecador; confiésate y serás justo. Te puedes afear, pero no puedes hermosearte. ¿Cuál es nuestro esposo, que se enamoró de una fea, para hacerla hermosa? ¿Cómo, dirá alguno, pudo amar a la fea? Dice él: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores» (Lc 5,32).
A los que llamas, siendo pecadores, ¿los llamas para que permanezcan como pecadores? No. ¿Por qué no seguirán siendo pecadores? La confesión y la hermosura están en su presencia. Confiesen sus pecados; arrojen los males que con avidez devoraron; no vuelvan al vómito como aquel perro asqueroso (2Pe 2,22), y entonces tendrá lugar la confesión y vendrá la hermosura. Amamos la hermosura; optemos por la confesión, y sobrevendrá la hermosura…
–Aclamad la gloria del nombre del Señor
8. ¿Y qué más? Si la santidad y la hermosura están en su presencia, la santidad y el esplendor están en su santuario… ¿Qué deben hacer las naciones a las que se lo anunciaron quienes talaron la selva? Ahora volviéndose a estas gentes, les dice: aclamad al Señor, familias de los pueblos; aclamad la gloria y el honor del Señor. No a vosotros, porque aquéllos os anunciaron la gloria del Señor, no la suya. Tributad también vosotros gloria y honor, y decid: «No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria» (Sal 113 B, 1). No pongáis la esperanza en el hombre. Si cada uno de vosotros está bautizado, diga: «Me bautizó aquél a quien dijo el amigo del esposo: “Él es el que bautiza”» (Mt 3,11). Si decís esto, tributáis gloria y honor al Señor.
–Llevadle ofrendas al entrar en sus atrios
9. …Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. Llevadle ofrendas. ¿Qué habéis de ofrecer al entrar en sus atrios? La casa ya ha crecido, y se han edificado atrios. Los que llevan ofrendas, que entren en los atrios. ¿Llevaremos toros, machos cabríos, u ovejas? No, en absoluto…
Él nos proporciona la víctima que debemos ofrecer. Mirad a ver si no es la misma que hace poco os dije: Confesión y belleza están en su presencia. La confesión es una ofrenda agradable a Dios. ¡Oh gentes!, que queréis entrar en los atrios del Señor: no entréis con las manos vacías. Tomad las ofrendas. ¿Qué ofrendas hemos de llevar con nosotros? El sacrificio a Dios es un espíritu quebrantado. «Un corazón contrito y humillado Dios no lo desprecia» (Sal 50,19). Entra con corazón humilde en la casa de Dios, y habrás entrado con ofrendas. Si eres soberbio, entras vacío…
Alegraos porque habéis entrado en los atrios. Alegraos porque fuisteis edificados como templo de Dios. Los que entran, ellos mismos se edifican; ellos mismos son casa de Dios. Él es el habitante para el cual se edifica la casa en todo el orbe de la tierra, y esto tiene lugar después de la cautividad. Tomad las ofrendas y entrad en sus atrios.
10. Adorad al Señor en su santo atrio, en la Iglesia católica: éste es su atrio santo. Que nadie diga: «Aquí está Cristo»; o «Cristo está allí». Han de aparecer falsos profetas. Tú diles esto: «No ha de quedar piedra sobre piedra, que no sea destruida» (Lc 21,6). Estáis llamando y convocando [a Dios] vueltos hacia una pared blanqueada. Yo adoro a mi Dios en el atrio santo.
11. Tiemble en su presencia la tierra toda. Decid a los pueblos: El señor ha reinado desde el madero. Afianzó el orbe de la tierra, que no se moverá…Yo te muestro edificado el orbe terráqueo; toma la ofrenda y entra en los atrios del Señor. Quizás no quieres entrar porque no tienes ofrendas. ¿Qué significa esto? Que si Dios te mandara ofrecer toros, cabritos, carneros, tendrías qué ofrecer; pero te manda ofrecer un corazón humilde, y no quieres entrar. No encuentras en ti esta ofrenda, porque te hinchaste por la soberbia. Afianzó el orbe de la tierra, y no se moverá. Juzgará a los pueblos con equidad. Entonces se compungirán los que ahora no quieren amar la justicia.
–Alégrese el cielo y goce la tierra
12. Alégrense los cielos, y goce la tierra. Regocíjense los cielos que narran la gloria de Dios; regocíjense los cielos que hizo el Señor, y gócese la tierra, que riegan los cielos. Pues los cielos son los predicadores, y la tierra los oyentes. Retumbe el mar y cuanto lo llena. ¿Qué mar? El mundo. Se agitó el mar y cuanto en sí contiene, porque todo el mundo se agitó contra la Iglesia, al ser dilatada, y al verla edificada y extendida por toda la tierra. Sobre este alboroto oísteis en el Evangelio: «Os entregarán para ser juzgados» (Mc 13,11). Se conmovió el mar. ¿Pero cuándo venció al que hizo los cielos?
13. Se alegrarán los campos y cuanto hay en ellos. Todos los pacíficos, todos los mansos, todos los justos, son campo de Dios. Entonces vitorearán todos los árboles de la selva. Los árboles de la selva son los paganos. ¿Por qué se regocijarán ya? Porque fueron cortados del acebuche, e «injertados en el olivo» (Rm 11,17). Entonces se alborozarán todos los árboles de la selva. Porque fueron cortados inmensos cedros y cipreses, y fueron trasladados, hechos maderos incorruptibles, para edificación de la casa. Eran árboles que pertenecían a la selva, pero eso era antes de ser empleados en el edificio. Eran ciertamente árboles selváticos, pero antes de ser olivos.
–El que vino, vendrá a juzgar la tierra
14. Se alborozarán entonces todos los árboles del bosque, en la presencia del Señor, porque ya viene, porque viene a juzgar la tierra. Vino una primera vez, y ha de venir después. Primeramente vino a su Iglesia, llevado por las nubes. ¿Qué nubes lo transportaron? Los Apóstoles que lo predicaron, de los cuales oísteis cuando se leía el Apóstol: «Somos embajadores de Cristo. Por Cristo os exhortamos a reconciliaros con Dios» (2Cor 5,20). Y en la segunda venida, en la cual ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, diremos que las nubes en las que vino la primera vez, son los Apóstoles.
Primeramente vino en nubes. Pues esta fue la voz que se oyó primeramente en el Evangelio: «Dentro de poco veréis al Hijo del hombre venir sobre las nubes» (Mt 26,64). ¿Qué significa dentro de poco? ¿No ha de venir el Señor más tarde, cuando haya llanto en todas las tribus de la tierra? Primeramente vino en los predicadores, llenando toda la tierra. No nos opongamos a la primera venida, para que no nos horroricemos en la segunda. ¡Ay entonces de las que se hallen encinta y amamantando! Hace poco oísteis en el Evangelio: «Estad atentos, porque no sabéis la hora en que ha de venir» (Mt 25,13)… ¡Ay de los que tienen puesta la esperanza en el mundo! ¡Ay de los que se apegan a las cosas que dieron a luz en la esperanza del siglo!
¿Qué debe hacer el cristiano? Usar del mundo, no servir al mundo. ¿Qué quiere decir esto? Que «posea como si no poseyera». Así dice el Apóstol: «Yo quiero que estéis sin preocupaciones» (1Cor 7,30.32). El que está sin cuidados espera seguro la venida de su Señor. ¿En qué consiste el amor a Cristo? En temer que venga? Hermanos, ¿no nos avergonzamos?… Odiemos los pecados y amemos al que ha de venir a castigar los pecados. Vendrá, querámoslo o no, pues no porque no viene ahora, no ha de venir. Vendrá, sí, y vendrá cuando lo ignoras. Pero si te encuentra preparado, en nada te perjudica el ignorarlo. Entonces se alborozarán todos los árboles de la selva en la presencia del Señor, porque viene.
–Vendrá a juzgar todo el orbe de la tierra
¿Y después qué? Él vendrá a juzgar la tierra. Y se alborozarán también todos los árboles de la selva. Vino una primera vez; y vendrá después una segunda a juzgar la tierra, y encontrará jubilosos a los que creyeron en su primera venida, porque viene.
15. Juzgará el orbe de la tierra con justicia. No una parte de la tierra, pues no compró sólo una porción. Ha de juzgar a todo el orbe de la tierra, puesto que por todo él pagó su precio. Habéis oído en el Evangelio: cuando venga, «congregará de los cuatro vientos a sus elegidos» (Mc 13,27). Congrega a los elegidos de los cuatro vientos; luego a los de todo el mundo… El que hizo, restauró; el que formó, reformó. Juzgará el orbe de la tierra con justicia, y a los pueblos con su verdad.
Pero ¿qué dice otro salmo? «En memoria eterna vivirá el justo, y no temerá las malas noticias» (Sal 111,7). ¿Cuáles son las malas noticias? «Id al fuego eterno que estaba preparado para el diablo y sus ángeles». El que se alegró en el anuncio bueno, no temerá el malo. ¡Cómo se alegrarán por el anuncio bueno: «¡Venid benditos de mi Padre!»(Mt 25,34.41)… Esta es la justicia, ésta es la verdad. Juzgará, pues, al orbe de la tierra en justicia, y a los pueblos en su verdad.
(Hasta aquí, San Agustín).
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–La destrucción de los ídolos
Palabra de Dios: «Derribad sus altares, quebrad sus estelas, talad sus árboles sagrados. No adores otro dios que yo» (Ex 34,13). En el AT y en el NT así obraron siempre los hombres de Dios.
–Moisés, después de recibir de Dios el Decálogo, tritura el becerro de oro, y reducido el ídolo a polvo, lo mezcló con agua, haciéndosela beber a los hijos de Israel (Ex 32,20). –Los profetas, predicando al Dios único, no pierden ocasión de ridiculizar a los ídolos: «obras de las manos del artífice. Llaman dioses a eso y les ofrecen sacrificios» (Os 13,2); «tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven» (Sal 113 b, 12-16). –La familia de los Macabeos prefirió la muerte antes que realizar ningún acto de veneración de los ídolos (2Mac 7). –San Pablo afirma que «lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios y no a Dios», etc (1Cor 10,20-21): son, pues, dioses falsos, demonios que de ningún modo los cristianos deben venerar. Por eso en Éfeso manda quemar muchos libros supersticiosos, tantos que se hubieran podido vender por unas 50.000 monedas de plata (Hch 10,17-20). –Las Actas de los mártires refieren muchos casos en que el mártir acepta tormentos y muerte antes que realizar actos, a veces minimos, de veneracion de los ídolos. –San Martín de Tours, apóstol de las Galias, sin temor alguno a los paganos, abatía, incendiaba, talaba los ídolos, para que, perdiendo los infieles el temor a sus falsos dioses, vinieran a la fe en el único Dios bueno y verdadero, creador omnipotente (cf. Regine Pernaud, Martin de Tours, Ed. Bayard 1992² pgs. 74-84). –San Bonifacio, apóstol de Germania, hizo lo mismo. –Los misioneros evangelizadores de América pusieron buen cuidado en que los catecúmenos, si querían ser bautizados, entregasen sus ídolos, y denunciaran los centros idolátricos. Otras veces obraban directamente, como Hernán Cortés en Tenochtitlán, cuando derribó en público la imagen azteca de Huichilobos, «el dios sangriento» (Alfonso Trueba), el que más sacrificios humanos recibia, decenas de miles. –Los santos niños mártires de Tlaxcala, a los pocos años de la primera evangelización de México, murieron santos por combatir los ídolos aztecas.
Puede considerarse este tema con más orden y exactitud en mi blog: (491) Evangelización de América… La destrucción de ídolos y templos.
José María Iraburu, sacerdote
Post post.– Recomiendo en el Catecismo las voces superstición (2111), idolatria (2112-2114) y sacrilegio (2120). Y en InfoCatólica, en el blog de Néstor Martínez su artículo: Culto supersticioso a la Pachamama.
17 comentarios
Pero a mí, me ha llamado especialmente la atención ese link sobre los mártires de Tlaxcala, porque no conocía los hechos y porque los razonamientos que se hacen sobre la conquista me parecen impecables.
Paz y bien.
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JMI.- Qué grata es la coincidencia.
Bendición +
En las anteriores a dicha fecha, el versículo dice: "los dioses de los gentiles son demonios".
Pero desde el muy ecuménico-maniaco Concilio Vaticano II, ya se sabe...
Nuestro Señor cuando Pilato le pregunta si Él es rey, le responde que sí, y agrega: "Yo para esto nací y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz". Y a continuación viene la tremenda pregunta del escéptico Pilato: "Qué es la verdad?" La tenía delante y no la supo reconocer... (Jn., XVIII, 33-38) Y a los apóstoles, después de la resurrección les dice: "Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado será salvo; más quien no creyere, será condenado." (Mc., XVI, 15-16) Claro, concreto, contundente: Cristo es la Verdad y el que lo reconoce y se bautiza se salva y el que no quiere reconocerlo se condena.
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JMI.- Muy de acuerdo.
Apartémonos de los dioses de este mundo, y usémos el mundo con desprendimiento, al servicio del Rey.
Toda la gloria, todo el Amor y el agradecimiento para Ti Señor rey del universo, Te costó tanto tu reinado sobre nosotros, aunque hayas nacido rey ¡¡¡
Vuelve a reinar en España, te lo pedimos Señor.
“porque ha mirado la humillación de su esclava”. Cristo vino por medio de Su Madre, la tierra y el universo todo, incluidos los ángeles, no podían ofrecerle la gloria que exige su infinita Santidad y Majestad. Necesitó de la mediación de María, del Santuario Inmaculado de la Reina a fin de morar convenientemente entre nosotros, esto es, disponer el Trono que le es debido. Sólo María ofrece el Esplendor que rodea al Altísimo, en el que podemos contemplar al Rey del Universo.
Para enmarcar y regalarlo a más de un cura "misericordioso", para que no nos permita permanecer en nuestros pecados. "Hermosea tu alma, confiésate".
Gracias.
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JMI.-Hoy he celebrado la Misa y el Oficio divino de la solemnidad de Cristo Rey, y he gozado espiritualmente mucho.
Bendigamos al Señor. Demos gracias a Dios.
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JMI.-Uno de los centros más centrales -con perdón- del modernismo progresista es el desconocimiento y la falsificación, la aversión y el desprecio de la TRADICION cristiana; es decir, de la Iglesia católica, apostólica y romana. Y a la vez la adoración de las NOVEDADES; es decir, del Mundo.
Hay, por supuesto, otros centros afines importantes: el irracionalismo, el relativismo, el liberalismo que falsifica la libertad, la alergia a la autoridad, la precisión doctrinal, la predisposición a la ambiguedad y a la contradicción, etc.
Rey de yugo suave y carga ligera
Rey coronado de espinas.
Rey testigo de la Verdad,
Rey Misericordioso.
Rey que abre las puertas del paraíso.
Rey sediento de almas
Rey hijo de Reina
Rey que hace nuevas todas las cosas
Rey de los corazones
Rey del Amor
Ven y vence!
Ven y reina!
Ven e impera!
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JMI.- Amén, amén, amén.
Estimado Padre José María
Lo siguiente no es para publicar.
Aprovecho que se puede comentar para consultarle algo. Usted en un artículo afirma:
"Nunca el error o el pecado cortan sin remedio el hilo providencial de nuestra vida. Piensan algunos –o más bien sienten, y propiamente no son pensamientos, son pensaciones– que su vida cristiana quedó ya espiritualmente maltrecha y deformada para siempre, sin remedio, a partir de una decisión hace años tomada por error o por pecado:... «rechacé la vocación religiosa, la que Dios me daba, y ahora estoy encerrado en una mediocridad insuperable»;..... Lo que viene a significar: «esto mío no tiene remedio. Estoy perdido, dejado de la mano de Dios».
Enorme error: podemos nosotros fallarle a la Providencia divina, pero la Providencia jamás nos falla a nosotros, y sigue cuidando nuestro crecimiento en gracia y santidad tanto o más que si la hubiéramos obedecido en su día...."
Pone luego el caso de la beata Isabel Canori Mora.
A mí me parece que lo anterior contradice lo que explica San Alfonso María de Ligorio en su libro "La vocación religiosa". ¿Es así o entendí muy mal cuando leí este libro?.
Desde ya muchas gracias. Lo tengo presente en mis oraciones. Que Jesús lo bendiga.
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JMI.-No dice usted que enseñaba en ese punto S. Alfonso. Lo que me hace imposible contestarle.
Tengo una vaga idea de haber leído en él hace muchos años que el cristiano que no seguía la vocación que Dios le daba venía a ser como un miembro dislocado en un cuerpo.
Pero eso no implica imposibilidad, sino dificultad.
Y la gracia de Dios nos ayuda siempre según la gravedad de nuestras dificultades.
Si prefiere que no lo publique, me avisa, y lo retiro.
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JMI.-Gracias por el texto. Pero es demasiado largo para publicarlo. Y por otro lado, su tema no tiene relación con mi articulo (570).
Bendición +
28-11-2019
JMI.-Guardo impreso el capítulo. Muchas gracias.
Bendición +
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