Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir
Una homilía dedicada a la patrona de los filósofos
El papa Benedicto XVI nos recuerda que “cada santo es como un rayo de luz que sale de la Palabra de Dios” (cf “Verbum Domini”, 48). La vida de Santa Catalina de Alejandría, su martirio, nos ayuda a interpretar el texto evangélico que, insistentemente, repite: “No tengáis miedo” (cf Mt 10, 28-33).
El Señor da ánimo a sus discípulos para que no se asusten. Ya en algunos pasajes del Antiguo Testamento se ponen en boca de Dios esas palabras para mostrar que es Él quien, en momentos difíciles, consuela, alienta y garantiza la seguridad. El cristiano no debe temer a los perseguidores, que solo pueden matar el cuerpo. El único temor que cabe es el temor de Dios, pues Él sí tiene poder sobre el alma y el cuerpo.
Seguramente que la virgen Santa Catalina escuchó muchas veces esa exhortación de Jesús; esa llamada al coraje, a la valentía. De ella se cuenta que se atrevió en público a desafiar al emperador por haber ordenado ofrecer sacrificios a los dioses y a debatir con los mejores retóricos que, al final, se declararon vencidos. La perspectiva de la muerte no consiguió reducirla al silencio, pues estaba convencida de que el martirio no representaba el final definitivo.
Dios no se olvida de nosotros. Es nuestro Padre. Basados en esta confianza no debemos entregarnos a preocupaciones exageradas o falsas, sino abandonarnos en sus manos. Y no faltan ciertamente, en nuestra propia vida o en la situación del mundo, motivos que inducen a la inquietud, al desasosiego y a la pesadumbre. Dios no ha dejado de ser Dios ni ha retirado a Jesucristo el señorío sobre la historia. En medio de la humanidad los cristianos hemos de ser testigos de la esperanza; de una esperanza activa que mueve a mejorar lo que esté a nuestro alcance pero, a la vez, de una esperanza serena.
Lo decisivo, en el momento de la prueba, es confesar a Jesús, asumiendo la responsabilidad del propio testimonio. A nuestra confesión o negación de Jesús ante los hombres corresponde la confesión o negación de Jesús ante el Padre en el juicio final, que es el único auténticamente irreversible.
La “homologesis”, el reconocimiento público de la fe, incluye – como pone de manifiesto el ejemplo de Santa Catalina – el recurso a la razón y a la palabra. En este sentido, toda Teología incorpora, como un momento de su propia tarea, el pensar filosófico. No es extraño que el magisterio pontificio – de León XIII, del Beato Juan Pablo II y de Benedicto XVI, por citar solamente algunos nombres - recuerde que “el estudio de la filosofía tiene un carácter fundamental e imprescindible en la estructura de los estudios teológicos y en la formación de los candidatos al sacerdocio” (Juan Pablo II, “Fides et ratio”, 62).
El libro del Apocalipsis vincula la entrada en el cielo nuevo y en la tierra nueva con la fidelidad y con la verdad, y excluye de la Jerusalén celeste a los cobardes y a “todos los mentirosos” (Ap 21,8). Pidamos al Señor que nos ayude a caminar sin miedo por la senda de la verdad confiando en su cercanía y a confesar nuestra fe con las obras y con las palabras.
Los rayos de luz que salen de la Palabra de Dios están destinados a iluminar el mundo. Cada uno de nosotros, como Santa Catalina, debemos dejarnos plasmar por la Palabra a través de la escucha, de la lectura y de la meditación asidua (cf “Verbum Domini, 48).
Guillermo Juan Morado.
12 comentarios
Mártir
Martirologio Romano: Santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí (s. inc.)
La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona.
Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los datos de su muerte, según la "passio", son tardíos y están pletóricos de elementos espureos. Por esto, algún historiador ha llegado a pensar que quizá esta santa nunca haya existido. Así, Catalina de Alejandría sería un personaje aleccionador salido de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y estimularles en su fidelidad a la fe. De todos modos es seguro que la fantasía ha rellenado los huecos en el curso del tiempo.
Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este "hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas ciudades del Oriente", según lo describe el padre Urbel, o, con términos de Lactancio , "el mundo para él era un juguete". Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos.
Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo.
Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.
¡Que bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires por la Verdad que es lo mi smo que ser de Él testigos!
Sí, la búsqueda, solo eso es un peligro, si añadimos la difusión y promoción de la misma, incluso dentro de la misma Iglesia, la situación es de peligro inminente.
Parece, Catalina, que la historia se repite, es que el hombre - varón, mujer - sigue siendo hombre, ahora con mucha tecnología, pero hombre al fin y al cabo.
Desde tu puesto en el cielo, ayúdanos a temer más la mentira que la pérdida de la vida.
No se arredró. Se sirvió de su influencia social no para alardear de ella sino para enfrentarse a la injusticia de quienes intentaban silenciar el mensaje de Cristo. ¡ En público, se atrevió a desafiar el mandato del emperador ! Y debate con los retóricos.
Muy adecuada, por tanto, cualquier estrofa de estos himnos que la Iglesia dedica a las vírgenes:
Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.
Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
¡ Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad !
CHRISTI SPONSA, ORA PRO NOBIS.
" Ven, esposa de Cristo. Recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada."
" Llevan ante el Rey al séquito de vírgenes. Las traen entre alegría, van entrando en el palacio real."
Así canta la Iglesia a las vírgenes, entusiasmada por su testimonio.
Y así cantamos hoy en el día de Santa Catalina, virgen y mártir.
GJM. A mí me gusta mucho esa imagen.
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Cada vez se nos pone más cara la "homologesis" pero no por eso hay que esquivarla.
Pues habrá que homologarse.
Se puede decir mas alto, pero no más claro. Homilía con consecuencias prácticas para la vida, nada mejor. Además, aunque no lo parezca, al "compararnos" con Santa Catalina, se nos muestra que los santos no hacían cosas extraordinarias, sino que lo ordinario lo realizaban de forma extraordinaria. Es decir, podemos imitar a los santos, en cuanto modelos que siguieron a Cristo de un modo singularmente fiel a sus enseñanzas y estilo de vida. Muchas cosas de las que hacían están a nuestro alcance, la mayoría de ellas. Lo demás era gracia de Dios, don inmerecido.
También los comentarios han sido para mi un regalo en este día.
GJM. Pues felicidades por el día de su santo!
nuestro camino de los enemigos.Yo siempre la nombro y ademas impone justicia ,tengo muchas pruebas de eso.
Las mujeres ciertamente podemos hacer mucho bien y también mucho mal, al no tener referentes que nos guíen hacia el bien y la santidad, ciertamente esta es una mujer despierta, sencilla y humilde que guiada y tocada en el corazón por el gran amor de Dios, no se amilana con nada y confiesa su fe, a costa de todo.
Dios nos dio el don de la maternidad y el don de fecundidad de corazón , lo importante es descubrirlo.
Querida Nieves un saludo especial por tu Santo, aunque hoy es otro día, pero va mi saludo para todas tus tocayas también.
Ya sé que no se deben poner enlaces, pero éste yo creo que sí:
http://www.editorialccs.com/Editorial/PopUp.asp?param=1466
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