La Ley Natural

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Definición de Ley Natural

 

Se define Ley Natural como aquel conjunto de normas morales comunes a todos los hombres que pueden ser descubiertas por la mera razón natural,y también porque sus preceptos se derivan de la propia naturaleza humana. Al derecho emanado de dicha ley se le llama Derecho Natural, y se conoce como Iusnaturalismo a la corriente jurisprudencial que la considera superior a las otras dos fuentes del derecho: la ley consuetudinaria o costumbre, y la ley positiva, o emanada de las disposiciones del legislador legítimo.

 

La Ley Natural es tratada en el Catecismo de la Iglesia Católica en los puntos 1954 a 1960, y, en palabras de León XIII, “está inscrita y grabada en el alma de todos y cada uno de los hombres porque es la razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe pecar” (Libertas praestantissimum). Santo Tomás de Aquino la describió en estos términos, “la luz de la inteligencia puesta en nosotros por Dios; por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar”, en su obra In duo pracepta caritatis. Su fuente y fin es Dios, y también de Él procede la inteligencia que la comprende, y por ello su contenido es inmutable, y su autoridad es universal e inderogable. La Ley Natural es la base sobre la que se sustenta todo sistema moral comunitario.

 

Desde el punto de vista teológico, la Ley Natural constituye una de las dos partes de la Ley Divina, junto a la Ley Revelada (Sagradas escrituras interpretadas por el Magisterio de la Iglesia a la luz de la Tradición). Mientras la Ley Natural es accesible por la mera razón, la Ley Revelada precisa el concurso de la fe. Ello no quiere decir que la Ley Revelada repugne a la razón (que no lo hace), sino que esta no puede acceder a ella por la limitación inherente al ser humano).

 

La Ley Natural obliga a todo hombre. No obstante, la naturaleza humana (y por tanto también el entendimiento y la razón) ha quedado herida o debilitada por el pecado original, por lo que la mera razón humana individual puede quedar afectada en su comprensión de la Ley Natural.

 

Por este motivo, Santo Tomás de Aquino establecía diversos órdenes de comprensión de la Ley Natural para la razón humana, según cada principio fuese evidente por si mismo, o precisara cierto razonamiento; o bien el sujeto estuviese afectado por costumbres sociales nocivas, falta de instrucción, malos hábitos adquiridos, etcétera, que contribuyeran a nublar su entendimiento. Distinguía tres órdenes: los principios primarios, o universales (comprensibles para todos en todo momento); los secundarios o inmediatos (se deducen inmediatamente de los universales); y los terciarios o mediatos (se deducen de los anteriores tras un razonamiento). Estos órdenes dan lugar a una gradación en la culpabilidad del hombre cuando incumple algún precepto de la Ley Natural, pero no olvidemos nunca que la Gracia de Dios supera todos los órdenes y puede dar la luz de la comprensión de la rectitud y la vida justa aún al hombre más alejado, al más ignorante o al que vive en la sociedad más pagana.

 

El objeto de la Ley Natural es la conservación del Orden de las cosas establecido en la Creación.

 

 

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Características de la Ley Natural

 

a) Es Universal, por cuanto afecta a cualquier ser humano, en cualquier lugar y época.

b) Es Inmutable, pues no cesa, no muta y no puede ser modificada sutrayéndole o sustituyéndole un solo principio. Sí es posible desarrollarla empleándola como base.

c) Es Indispensable, ya que no puede ser suspendida o dispensada en algunos casos, personas o momentos.

 

 

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Principios de la Ley Natural

 

El primero y fundamental principio de la Ley Natural (primario o universal según el Aquinate), accesible a todo hombre (salvo que tenga su capacidad cognitiva afectada por la corta edad o la enfermedad mental), es que se debe obrar el Bien y evitar el Mal, o buscar la Verdad y rechazar la Mentira. Derivada de este principio existe la Regla de Oro negativa, “no hagas a otro aquello que no quieres que te hagan”, también universal.

 

Algunos de los principales preceptos de la Ley natural son los siguientes

 

Creador

La mera observación de un mundo sujeto y ordenado por leyes físicas (a las que los hombres también estamos sujetos) que nos preexiste y en el que nos movemos, lleva a la idea intuitiva de una inteligencia creadora. Es por ello que en toda cultura existe la creencia en un ser Creador primigenio. Asimismo, la obligación de rendirle culto (agradecerle) y honrarle como hacedor de los hombres, también forma parte de la ley natural, en lo que conocemos como religión.

 

Tal conocimiento, no obstante, es imperfecto, y aunque casi todas las religiones humanas contienen relatos de un solo creador, la gran mayoría de ellas admiten muchos otros seres inferiores que también poseen algunas características divinas y creadoras, y cuya relevancia con frecuencia llega a opacar al creador original, quedando su papel difuminado.

 

Vida

El instinto natural de supervivencia y la creencia en un Creador que ha hecho la naturaleza y al hombre, llevan fácilmente al concepto de sacralidad de la vida. Arrebatar la vida ajena o propia se considera una infracción de dicho principio. Aunque diversas culturas admiten varios grados de excepciones (llevando por ofuscación causada por el pecado original incluso a la exaltación de ciertos tipos de homicidios, bélicos o rituales), la condena de la muerte del inocente es constante.

 

Familia

Consecuente al conocimiento de la sacralidad de la vida, aparece la importancia de su transmisión, que se produce por la cópula de varón y mujer. La experiencia más remota en todas las culturas ha establecido el matrimonio de hombre y mujer como la institución más conveniente para engendrar y criar a los hijos, implicando para ello la cooperación mutua y la búsqueda del bien de los esposos. El propio impulso del amor conyugal, que es connatural al ser humano, lo hace proyectarse perpetuamente, dándole solidez. Asimismo, ha consagrado la fundamental importancia social de la familia, tanto la directa como la extendida, a través del tiempo y sucesivos matrimonios de los hijos y nietos.

 

Nuevamente, podemos ver cómo el pecado original daña la razón humana y no le permite comprender claramente su condición perfecta. Por ello, algunas culturas a lo largo de la historia han permitido el divorcio, o la poligamia. Incluso en ellas, no obstante, la norma era el matrimonio natural, monógamo e indisoluble.

 

Autoridad

Del latín auctoritas. Se define como el derecho debido a la primacía o influencia reconocida por la sociedad a una persona. Está basada en el prestigio y la competencia, normalmente obtenidas por conocimientos y experiencia, y con frecuencia asociados a un carácter firme (por ejemplo, el de la persona capaz de dominarse a sí mismo). Así, el profesional es autoridad sobre el lego, el anciano sobre el joven, el padre sobre el hijo, y el magistrado sobre el subordinado.

La autoridad obliga a la obediencia en aquel campo de su competencia.

 

Propiedad

De la autoridad se deriva a su vez la influencia moral que cada sujeto tiene sobre aquello que es fruto de su trabajo, sea un bien material o intelectual. Así, del mismo modo que el  hombre tiene un deber hacia el Creador Universal, lo creado por cada hombre se debe a su creador. Así, el ser humano es propietario de su obra. Y es su derecho donarla o intercambiarla, adquiriendo los mismos derechos sobre esa nueva posesión que ha adquirido. Arrebatar injustamente (sin compensación o insuficientemente) a otro su propiedad es una ruptura de la Ley Natural, llamada robo.

 

Justicia

De los principios de propiedad y autoridad se deduce que cada uno merece que se le dé lo que le corresponde. Al hombre su vida, al dueño su propiedad, y a la autoridad su honor y acatamiento. Asimismo, a aquel al que debamos lo que no le podamos devolver, el reconocimiento y cumplimiento de los deberes hacia él, conocido como piedad: a Dios por la creación, a los padres por la vida, a la sociedad por proporcionarnos los bienes necesarios, etcétera (de estos deberes derivan, respectivamente, las virtudes de la religión, la devoción filial o el patriotismo, entre otros).

  

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Historia de la Ley Natural

 

La Ley Natural aparece ya en los códigos legales y relatos de las primeras culturas escritas, por muy distantes entre sí que estén (y aunque contengan desviaciones en aquellos preceptos más alejados de los principios universales), lo que prueba su preexistencia a la propia sociedad. De hecho, se considera que el Decálogo no es sino una codificación revelada de la propia Ley Natural.

 

Fueron los filósofos griegos y los juristas romanos los que la definieron con términos precisos, antes de la culminación de la Revelación por Nuestro Señor Jesucristo. La Ley Revelada, de hecho, completa, desarrolla y expande la propia Ley Natural, sin contradecirla en ningún momento.

Los autores clásicos ya estimaron una relación directa entre la Ley Natural y una deidad creadora (que superaba al panteón olímpico, aunque no le pusieron un nombre concreto). Con esta premisa, fue sencillo que el triunfo del cristianismo permitiera atribuirla al Yahvé judío, el Dios único.

 

La escolástica católica cimentó esa relación entre ambas leyes. Fueron las corrientes despreciadoras de la razón, como el nominalismo de Ockham o el solafideísmo de Lutero, las que tendieron a vaciar de contenido la Ley Natural. Más tarde, el racionalismo sostuvo la Ley Natural, pero sobre presupuestos errados: el naturalismo la alienó de Dios, y el escepticismo la hizo superior a la Ley Revelada (es decir, a la inversa que el luteranismo, pero partiendo de la misma segregación entre ambas leyes).

 

El hombre posmoderno, sin embargo, es fundamentalmente irracionalista. Tanto el voluntarismo, como el individualismo, el sentimentalismo, el personalismo o el nihilismo, o bien minusvaloran la razón, o bien niegan su utilidad para adquirir conocimientos generales, reduciéndola a mera opinión personal, y por ello, carente de valor. Es por ello que no hay corriente filosófica exitosa hoy en día en el mundo que defienda la validez de la Ley Natural (o incluso su mera existencia) salvo el pensamiento católico. En Occidente domina la irracionalidad del relativismo (que conduce a medio o largo plazo al totalitarismo), mientras las filosofías islámica y orientales son fatalistas.

 

Es por ello que muchos católicos sanamente formados se sienten huérfanos cuando defienden principios lógicos a la luz de la razón. Sencillamente están defendiendo la Ley Natural (incluso aunque no lo sepan), para la cual no hace falta fe sino sentido común y anhelo de Verdad. El resto de corrientes filosóficas que impregnan las ideologías actuales han demolido con empeño la existencia de una ley universal y obligatoria para todos, de modo que resulte más sencillo inculcar a la población las reglas morales que los poderosos escogen en cada lugar y momento en su provecho.

 

Debemos, no obstante, ser optimistas; la defensa de la Ley Natural se realiza con un instrumento que todo hombre posee: su razón. Incluso en este mundo irracional y egoísta, donde se justifica teóricamente cualquier aberración con tal de que provenga del propio apetito, las personas aún poseen raciocinio. No se les puede arrancar físicamente, y a él debemos apelar los católicos cuando queramos debatir en defensa de aquellos sanos principios de la Ley Natural, indispensables para reedificar el dañadísimo edificio de la moral social contemporánea.

29 comentarios

  
Mardos
Felicidades por el artículo Luís Ignacio. Muy bueno.
Muchas gracias por tu tiempo y por compartirlo.
Un saludo.
28/06/19 10:49 AM
  
manoletina
Muy acertada su explicacion.

Efectivamente hoy en dia ya solo desde una perspectiva catolica se puede entender que es la ley natural. Aunque tambien para los catolicos necesita de aclaracion, pues observo que muchas veces nuestro argumentario, sin mala intencion, esta plagado de biologicismo, confundiendolo con ley natural.

Para mi el biologicismo es la deformacion de los conceptos que pueden deducirse de la ley natural, cuando no razonamos partiendo de los supuestos metafisicos necesarios.
28/06/19 2:30 PM
  
Mariano
Muchas gracias, Luis Ignacio, da gusto leer tu artículo sobre la Ley Natural y lo explicas muy bien todo. Un saludo.
28/06/19 4:14 PM
  
Teobaldo
Muy buen artículo. Sencillo pero muy pedagógico. Muchas gracias
28/06/19 5:48 PM
  
Guillermo PF
Los problemas comienzan cuando alguien viene soltándote, por poner un ejemplo, que la adherencia indisoluble entre dos personas que ya ni se quieren es una verdad dictada por la "mera razón natural" y que te lo dice "la luz de la inteligencia puesta en nosotros" y te aguantas porque su contenido es inmutable, y su autoridad es universal e inderogable.
Y tú respondes aaaah, entonces sí.
Y como esa tantas otras. Que no digo todas, claro.

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LA

La razón natural o la luz de la inteligencia no son muletillas para colar el propio apetito o interés. En estos tiempos de desprecio de la sana filosofía, no sólo se ignora lo que la razón es, sino que se la toma a burla. La Iglesia emplea un lenguaje basado en la teología moral de muchos siglos. Si hoy en día no se entiende no es porque haya cambiado la teología moral, sino porque ha aumentado la ignorancia (al menos en los asuntos realmente importantes).

Como explico en el artículo, hay diversas gradaciones de órdenes en los principios de la Ley natural. La indisolubilidad matrimonial de tipo jurídico tal vez no sea inmediatamente evidente, pero la perpetuidad sí: no se concibe un compromiso matrimonial en el que ambos cónyuges no estén convencidos de que su amor va a ser para siempre. Caso contrario, no se contraería.

Si la voluntad de perpetuidad es inherente, y la cooperación entre los esposos indispensable para la crianza de los hijos, fin primordial del matrimonio, es obvio deducir que la cordialidad y buena voluntad mutua se presuponen perennes en el momento de contraer matrimonio. Ergo, la indisolubilidad es la consecuencia lógica.

Si uno o ambos contrayentes decide poner fin a esa mutua buena voluntad, está obrando mal. Y si su conciencia no se da cuenta es por la herida del pecado original. Una vez justificada la mala acción, naturalmente todo es cuestión de fabricar adecuadamente la excusa para, no sólo faltar al compromiso matrimonial, sino además vestirlo de libertad o de consecuencia natural e inevitable del fin de la pasión (por favor, no confundir con el amor, que es acto de la voluntad y el entendimiento). Es decir, para hacer pasar la traición por coherencia, la maldad por virtud.

El problema no está en las palabras, sino en las voluntades torcidas. Y en su justificación.
28/06/19 8:29 PM
  
Guillermo PF
"Si uno o ambos contrayentes decide poner fin a esa mutua buena voluntad..."
- Ahí está la trampa. Muchas veces no tienen ni que decidirlo. Ya se muere por sí solo. Y entonces es cuando comenzaría de verdad, o no, la buena voluntad. Me aguanto y hago el paripé vs. Tanto gusto, mucha suerte.

Pero lo de la indisolubilidad forzosa solo era por poner un ejemplo de que la denominada "ley natural" es en no pocos casos un precioso castillo de naipes. La explicación desesperada de tantas cosas inexplicables que se necesita, o necesitaba, hacerlas inmutables.

"naturalmente todo es cuestión de fabricar adecuadamente la excusa". Exacto. La "ley natural".

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LA

El amor y la cooperación no es un hecho pasivo o inevitable, es un acto (activo) de la voluntad: yo decido amar a otro, a cada cual según su justicia, y al cónyuge, naturalmente, con una obligación mayor (sí, el amor es un deber hacia quien lo merece). El sentimentalismo romántico ha hecho mucho daño sobre lo que es el amor, haciéndolo pasar por una pasión que involuntariamente nos acomete, e involuntariamente se marcha. O sea, irracional.

No se trata de aguantarse o de hacer el paripé: se trata de, sinceramente, procurar el bien del otro, aunque haya días que no "apetezca". Cuando el afecto y la benevolencia son constantes, se obran milagros estupendos de convivencia y camaradería. No una especie de colocón endorfínico como en las estúpidas películas contemporáneas, pero desde luego sí un matrimonio armonioso, algo fenomenal para los hijos y en general la familia (y ya que estamos, la sociedad). Y la propia felicidad. No es perfecto, ni lo pretendo, pero sí es posible. Millones de matrimonios lo han demostrado y lo siguen demostrando.

Nada en la Ley Natural es inexplicable, por eso proviene de la razón. Sus principios son seguidos de forma "inexplicablemente" espontánea en la Polinesia, en el Congo, en la Amazonía, en Mongolia, en Escandinavia o en la India. Desde hace decenas de miles de años. Es perfectamente razonable pensar que existe una ley moral mínima y común en todo ser humano independientemente de su cultura. Lo irracional es negarla a la vista de las pruebas.

Si eliminamos la ley natural y la sustituimos por nuestro apetito sensible, por nuestras pasiones, o su ausencia, por nuestros intereses particulares, en conjunto, por nuestro ombligo, eso tiene un nombre, egoísmo. Y, por supuesto, es intrínsecamente antisocial.
No existe la "sociedad actual que ya no cree en la ley natural", existe una sociedad que antiguamente creía y que ahora está en descomposición. Lo que hay después de demoler la Ley Natural no es otra sociedad, sino su ausencia.
29/06/19 12:51 AM
  
Luis Fernando
El sentimentalismo romántico ha hecho mucho daño sobre lo que es el amor, haciéndolo pasar por una pasión que involuntariamente nos acomete, e involuntariamente se marcha. O sea, irracional.

Tal cual:
Jer 17,9 10
Lo más falaz de todo es el corazón, y lo más insanable. ¿Quién lo entiende?
Yo, el Señor, escudriño el corazón, examino las entrañas, para retribuir a cada uno según su conducta, según el fruto de sus obras.
29/06/19 9:48 AM
  
Andrés-Eduardo Luis
Creí que la Ley Natural empezó cuando se dijo: "En el principio creó Dios ...... ". Pero el Homo sapiens, que evolutivamente apareció hace `nada´ de tiempo, es el que crea la ley natural. ¡¡Bendito sea Dios!!

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LA

El homo sapiens no puede crear una ley que le antecede, pero sí comprenderla sin una expresa revelación De Dios.
29/06/19 11:29 AM
  
Andrés-Eduardo Luis
Comprender, ¿no es llegar a la verdad en unas concretas condiciones? ¿No es cómo una `aparición´ de parte de la Verdad? ¿En la ciencia no se manifiesta en esa Verdad el Creador? Tal vez me haya expresado mal pero crear, nadie puede crear, sí entender, describir, .... lo creado. Esto o es revelación, o creo, está muy cercano a la revelación.

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LA

La Iglesia diferencia desde hace siglos los conocimientos del Universo accesibles a la mera inteligencia racional de aquellos que precisan una Revelación directa del mismo Dios.

Por supuesto que también la razón y el hombre son de procedencia divina, pero es que todo es de procedencia divina. Mas el ser humano tiene la libertad de negar a Dios (los irracionales carecen de esa capacidad), por ello hace falta hacer la distinción.
29/06/19 6:10 PM
  
Guillermo PF
"El amor y la cooperación no es un hecho pasivo o inevitable, es un acto (activo) de la voluntad: yo decido amar a otro"
- Yo no decido amar/enamorarme ni nadie decide amar/enamorarse de mí. Yo sí decido cooperar con quien me una un interés determinado, mientras exista ese interés, que puede ser o no toda la vida.

- y al cónyuge, naturalmente, con una obligación mayor (sí, el amor es un deber hacia quien lo merece).
- Falso. Puede dejar de ser una obligación a fuerza de dejar de merecérselo. Está usted justificando, por ejemplo, no solo los malos tratos sino su (auto)encubrimiento.
"se trata de, sinceramente, procurar el bien del otro".
- A menos que el otro decida procurar mi mal. Entonces es legítimo dejar de corresponderle porque de hecho ha desaparecido la preceptiva reciprocidad.
"Cuando el afecto y la benevolencia son constantes, se obran milagros estupendos de convivencia y camaradería".
- Constantes y mutuos, le insisto. Y más que camaradería, complicidad, riesgo, valentía, "egoísmo de dos" y de nadie más. O somos o no somos.
" Millones de matrimonios lo han demostrado y lo siguen demostrando".
- Por supuesto. Como también otros siguen demostrando que no pasa nada si la "camaradería" y la necesidad desaparecen. O los que si siguen es por simple miedo a la soledad, o al desamparo, o al qué dirán.

"El sentimentalismo romántico ha hecho mucho daño sobre lo que es el amor, haciéndolo pasar por una pasión que involuntariamente nos acomete, e involuntariamente se marcha. O sea, irracional".
- Irracionales son determinadas conductas y creencias que preferimos dar por legítimas. El romanticismo ha provocado, efectivamente, tantas ruinas como excelsas páginas de la literatura, la música, las artes y el cine. Allá quien las tenga contraindicadas.

"Es perfectamente razonable pensar que existe una ley moral mínima y común en todo ser humano independientemente de su cultura. Lo irracional es negarla a la vista de las pruebas".
- Pruebas que también demuestran que lo que se tiene por "naturalmente indisoluble" es en realidad convenientemente indisoluble, y no pasa nada por reconocer que es mero interés.

"existe una sociedad que antiguamente creía y que ahora está en descomposición. Lo que hay después de demoler la Ley Natural no es otra sociedad, sino su ausencia".
- Como se empeñe usted en querer demostrar que las épocas anteriores, tan descompuestas y antiejemplares o más que la nuestra, se guiaban por la denominada "ley natural", lo que va a conseguir es dejar a esta en el peor de los lugares, a la vista de las pruebas, efectivamente.
No creerá usted, por ejemplo, que es nueva y nuestra la costumbre esa de los "embarazos no deseados", ¿verdad?

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LA

Si yo tengo un contrato comercial, y tras recibir el dinero acordado no proveo los suministros que prometí, ¿acaso me dirá el juzgado mercantil "Oh, bueno, pues nada, se deshace la sociedad amigablemente"? No, me obligará a cumplir mi parte o a resarcir a la otra con una sanción por incumplimiento. Y todo el mundo tendrá esto por justo. ¿Por qué tanta comprensión con el que incumple su parte en el consorcio matrimonial, muchísimo más importante en la vida que cualquier otro, base de la familia, fuente de tantos bienes para todos, y cimiento de la sociedad?
A nadie se le obliga a contraer matrimonio, y no dudo que los que lo hacen, están convencidos en ese momento de respetar, cooperar con y cuidar al otro y a la prole. Si se modifican con el tiempo tan benéficos propósitos ¿por qué dar legitimidad social al perjurio? ¿Por qué beneficiar al infractor con otra oportunidad de contraer matrimonio, cuando ya ha demostrado que no es fiable en esa institución?

Asimismo, existen ladrones ¿ello invalida la universalidad del principio de la propiedad? E hijos desagradecidos ¿ya no tiene validez el principio de devoción filial? La Ley Natural no presupone que todos los hombres la cumplan sin tacha. Si así fuera, no haría falta su existencia.

Su continua justificación en sus comentarios de aquellos que faltan a sus deberes matrimoniales, demuestra que no ha comprendido usted algo tan esencial como el pecado original, que ha herido el entendimiento del hombre. Y su fatalismo en desesperar de que el cónyuge que ha obrado mal se pueda enmendar, demuestra su desconocimiento de la Gracia de Dios, y de los medios que ha puesto a nuestro alcance para obtenerla.

Añádase que los cristianos hemos recibido la Ley Revelada, superior a la Natural, en la que Cristo- culminación de la misma- confirma y perfecciona cuanto aquella dice.En nuestro medio la Ley Natural queda reservada al mundo teórico, como herramienta de diálogo y entendimiento con ateos o con personas de otras culturas o religiones que desconozcan a Dios. Un debate entre dos cristianos no puede poner en duda la indisolubilidad del matrimonio, establecida expresamente por Cristo, pese a las reservas de sus propios discípulos ("si tal es el estado del marido, no trae a cuenta casarse").

Lo mismo se puede decir de su insistencia en considerar el amor (al que equipara con enamoramiento, confirmándome su confusión típicamente postmodernista entre pasión o apetito y voluntad) algo irracional e involuntario. ¿Acaso Cristo dijo "amad al prójimo si es lo que os sale del corazón"? ¡No! Dijo "amad al prójimo como a vosotros mismos". Una expresión mucho más fuerte, puesto que "¿acaso los gentiles y los publicanos no aman también a sus amigos?". Amor es servicio y obligación. Nada menos que nos mandó algo tan contrario a nuestro instinto como amar a nuestros enemigos. ¿Y un cristiano que cree eso puede justificar a quien no ama al que más obligado está a amar, su cónyuge, sus hijos? ¿Y no lucha y reza para que ese pecador se convierta y crea, y dé fruto de amor conyugal con abundancia, que sobrepase sus pasadas faltas, en vez de tranquilizar su conciencia torcida diciendo que está ejerciendo su libertad (de perjurio)?

Usted, como la mayoría de personas hoy en día, tiene que, literalmente, resetear sus principios filosóficos, sacar el centro de su vida y ponerlo fuera de sí, al servicio. O bien por medio del servicio a Dios llegará al prójimo, o sirviendo al prójimo llegará a Dios. La felicidad es poseer todos los bienes, y el Amor es el camino y el fin.

También debería modificar su crono-arrogancia con respecto a las generaciones que nos precedieron (según usted "descompuestas y anti-ejemplares"). Los últimos años me he dedicado a leer mucho, no sobre ellos, sino directamente de ellos. Y he llegado a guardarles un profundo respeto. Tenían sus defectos y pecados como los tenemos nosotros, pero al menos no justificaban el odio a la virtud, sino que intentaban alcanzarla de buena fe.
Incluso los hipócritas pretéritos lo reconocían, puesto que trataban de aparentar la bondad que no tenían. Como decía La Rochefoucauld, la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud.
No, esta generación no ha inventado el asesinato de un feto por su madre, ha inventado su justificación y exaltación social.
29/06/19 8:20 PM
  
Andrés-Eduardo Luis
LA
¿Ha recibido alguna Revelación directa de Dios para los demás seres humanos? Los conocimientos adquiridos por la ciencia se publican para todos los que quieran beneficiarse de ellos. Creo que los conocimientos de la Revelación de Dios y la ciencia no se pueden contradecir, pues su origen está en la Verdad.


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LA

Literalmente , no entiendo este mensaje, Andrés.
30/06/19 12:14 PM
  
Luis Fernando
Me quito la boina roja ante la última respuesta de Luis Ignacio a Guillermo.
30/06/19 12:32 PM
  
Alonso Gracián
Luis Ignacio, Dios te pague todo el bien que estás haciendo y la luz que estás aportando.
30/06/19 8:37 PM
  
Palas Atenea
"Hay leyes más antiguas que las leyes de los hombres" Antígona (Sófocles). La existencia de la Ley Natural ya era percibida en sociedades paganas como la griega. Ese fue el origen del dilema de Antígona. Cuando alguien rompía la Ley Natural desataba a las Erinias, que hoy en día se llaman traumas o cualquier problema psíquico.
Hoy en día se ha roto la familia y no hay deberes morales con respecto a ella, ninguna Erinia que se precie puede dejar eso sin castigo, el Mandamiento de "Honrar padre y madre" es más extenso que lo que parece y afecta a todo el entorno familiar, la Ley Natural ya recogía algo parecido porque Antígona se vio acuciada por el deber de enterrar a su hermano. Ninguna ley que no sea natural puede sustituir a esa porque la familia no acepta regulación alguna que no sea la natural.
Con respecto a la familia la Ley Natural precedió a la Ley Mosaica y ésta recogió lo que ya estaba en los corazones de los hombres en un solo mandamiento, que por cierto nadie nombra nunca, pero es el IV de la Ley Mosaica, el primero después de los debidos a Dios.
30/06/19 9:09 PM
  
Palas Atenea
Antígona tuvo que desobedecer a Creonte porque el cadáver de su hermano iba a ser devorado por alimañas, a ella no le importaba si fue un enemigo de Creonte o no, solo sabía que tenía que enterrarlo. En el s. XX durante la IIGM hubo gente que se jugó la vida por lo mismo. Yo misma tendría que hacerlo ante una ley así porque, de lo contrario, los remordimientos (Erinias) no me dejarían vivir. Me importa un pito que puede significar para otros la palabra hermano, para mi va unida a una serie de obligaciones que ninguna ley humana va a impedir porque esa Ley Natural es anterior a ellas y es consustancial con la familia.
30/06/19 9:28 PM
  
Manuel Pérez
Excelente síntesis, Luis Ignacio. Muchas gracias por su esfuerzo y por compartir las luces que Dios le da.

Le agradecería mucho que me explicara sucintamente por qué minusvalora la razón el personalismo, si esa minusvaloración también afecta al personalismo de Wojtyla y si llega a afectar de alguna forma a la Teología del Cuerpo.

Quizás es mucho pedirle. Si me estoy pasando, discúlpeme.

Dios le bendiga.

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LA

Efectivamente, Manuel, la crítica al personalismo requiere una explicación extensa que excede los límites de una zona de comentarios, y que además se aparta del tema del artículo. Merecería una entrada por sí sola.

No obstante, creo que a modo de ultrarresumen podría decir que el personalismo es modernismo camuflado, y está basado en el subjetivismo humano. Sólo por esto ya se alejaría de la filosofía clásica cristiana, que busca a Dios fundamentalmente fuera del hombre: en la naturaleza (ciencia) y en la revelación (fe). Boecio definía a la persona en tanto ente racional en un individuo; para los personalistas, es el propio individuo la persona (individualismo), dejando en segundo plano la sustancia humana y la razón.
El personalismo coloca al hombre en el centro, y la libertad deja de ser la tradicional capacidad de obrar o no hacerlo, y hacerlo en un sentido u otro con una razón de ser finalista (en función de cuánto nos acerca la elección al Bien). La libertad del personalismo pasa a ser una expresión de la esencia de cada persona; esa expresión, se quiera justificar como se quiera, acaba siendo el verdadero fin del acto moral. Ese antropocentrismo no se diferencia, en su fundamento, del liberal católico, condenado por los papas en varias ocasiones.

Dios le bendiga a usted también.
30/06/19 9:36 PM
  
Isabel
"Si yo tengo un contrato comercial, y tras recibir el dinero acordado no proveo los suministros que prometí, ¿acaso me dirá el juzgado mercantil "Oh, bueno, pues nada, se deshace la sociedad amigablemente"? No, me obligará a cumplir mi parte o a resarcir a la otra con una sanción por incumplimiento. Y todo el mundo tendrá esto por justo. ¿Por qué tanta comprensión con el que incumple su parte en el consorcio matrimonial, muchísimo más importante en la vida que cualquier otro, base de la familia, fuente de tantos bienes para todos, y cimiento de la sociedad?
A nadie se le obliga a contraer matrimonio, y no dudo que los que lo hacen, están convencidos en ese momento de respetar, cooperar con y cuidar al otro y a la prole. Si se modifican con el tiempo tan benéficos propósitos ¿por qué dar legitimidad social al perjurio? ¿Por qué beneficiar al infractor con otra oportunidad de contraer matrimonio, cuando ya ha demostrado que no es fiable en esa institución?"


¡Toda la razón!
30/06/19 11:57 PM
  
Guillermo PF
D. Luis Ignacio, con esta respuesta dejo de darle la tabarra, a menos que me indique usted abundar en el debate. Como comprenderá yo no tengo la formación teórica que a usted le ha parecido bien procurarse en materia de religión. Se lo digo porque parece que estoy polemizando con usted, y nada más lejos de la capacidad que Dios me ha dado y que por ahora no pretendo promocionar a titulación superior. Pero por eso también es bueno que los entendidos escuchen de vez en cuando a la chusma, no vaya a ser verdad que el Señor les haya revelado a estos las cosas más nimias y cotidianas de las que los primeros creían estar en posesión.

La religión se mueve entre ideales, entre máximos. Normal, porque si no tendría que reconocerse imperfecta (o lo que es peor, homologable a las demás religiones). La vida real es luego más complicada, más cargada de molestias e incertidumbres, que verdaderamente llevan a algunos a la saturación.

Compara usted el contrato matrimonial con un contrato mercantil. De entrada es bueno empezar reconociendo que el matrimonio es un pacto, una conveniencia, y más tarde un sacramento o no. Pero no es buena comparación, no es lo mismo que haya dinero de por medio a que haya querer, porque el dinero se paga de una manera u otra, hasta con la propia libertad llegado el caso, pero el querer que se termina es completamente absurdo reclamarlo. Si se acaba por ambas partes, aquí paz y después gloria; si se acaba por una sola, más le vale a la otra hacerse a la idea y olvidarse de quien ha dejado de corresponderle.
Utilizo ahora la palabra "querer" para que no haya duda del concepto al que me refiero, sobre todo para que no diga que yo todavía confundo el amor con el enamoramiento, veo que mi manera de indicárselo no la ha captado, pero desde luego hasta ahí llegamos, faltaría más.
Puede que sea usted el que confunde amor con caridad, cuando se pone a traer a colación el amor a los enemigos, el servicio a los demás, etc. Yo qué quiere que le diga, he llegado a la conclusión de que amor con amor NO siempre se paga.

Yo le aseguro a usted, al tiempo que celebro su bienestar hogareño, que entre otras personas no es verdad el dicho de que dos no se pelean si uno no quiere. Con que se pelee uno basta, y ya puede el otro invocar la gracia de Dios y "los medios que ha puesto a nuestro alcance para obtenerla", que con solo dos ruedas el coche no va a conseguir llegar absolutamente a ningún sitio. Mi oración, mis sacramentos, mis sacrificios, no van a conseguir sugestionar a quien ha decidido pasar olímpicamente de mí.

Enlaza usted a renglón seguido con el matrimoio y la familia como bien común. La aportación al bien común, tan grato a las ideologías de izquierdas, va de suyo durante los días de vino y rosas, cuando todo funciona, que puede ser muchos años, todos, o pocos. Pero cuando la relación se deteriora hasta un punto de guerra y odio, la menor de las preocupaciones es desde luego la contribución a la sociedad. ¿Se imagina a alguien aconsejando a quienes ni unos hijos les mantienen ya unidos, que al menos hagan un esfuerzo por el bien común? Absurdo.

"¿Por qué beneficiar al infractor con otra oportunidad de contraer matrimonio, cuando ya ha demostrado que no es fiable en esa institución?"
- Pues por la misma naturaleza CIVIL y renovable de dicha institución, que no conlleva la indisolubilidad que posteriormente le ha conferido el sacramento. Y porque, con esa misma regla de tres, se carga usted de un plumazo otro sacramento que consiste precisamente en caer y levantarse. ¿Para qué darte la absolución si has demostrado que no haces más que caer en lo mismo, miserable?

Sobre las épocas pretéritas, pues ni le voy a quitar la razón ni me voy a partir la cara por la presente porque sea la mía. Ahí se quedaron con sus logros y sus vergüenzas y con su, insisto, antiejemplaridad, puesto que ninguna nos puede servir de espejo, ninguna.
Y sí, nuestra época no ha inventado el aborto pero sí su justificación y exaltación social. De acuerdo, pero como otras hicieron lo propio con la pena de muerte, la esclavitud, la persecución (inter)religiosa, etc.

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LA

Creo que ya he mostrado mi punto de vista, y las razones que lo sustentan suficientemente, Guillermo. Es obvio en que usted persiste en que hay "pérdidas de amor inevitables", y que toda su argumentación gira en todo ese punto. Una inevitabilidad que evidentemente disculpa faltar a deberes y compromisos. Me pregunto si esa comprensión la extiende a otros tipos de amor que se le exigen al cristiano.
Le recuerdo, no obstante, que en cuanto al matrimonio, en este artículo he tratado únicamente sus características como institución natural, no la costumbre de diversas culturas, las leyes civiles, o la naturaleza sacramental del matrimonio (que obviamente es mucho más amplia en su obligación de donación).
La paz sea con usted.

PD: cualquier violencia socialmente aceptada pretérita (la esclavitud, las guerras, etc) empalidece ante la aceptación social del aborto libre y masivo que padecemos en nuestra sociedad (tan pagada de sí misma como usted reconoce en sus palabras).
01/07/19 1:03 AM
  
Feri del Carpio Marek
Tengo dos preguntas:

1.- Si la indisolubilidad del matrimonio es parte de la ley natural, ¿El privilegio paulino no iría en contra de ella? A pesar de que encuentro coherente tu argumentación de que debiera ser parte de la ley natural, yo tenía entendido que la indisolubilidad era parte de la ley evangélica y válida, por tanto, sólo en el ámbito sacramental.

2.- Dices en un comentario, «Los últimos años me he dedicado a leer mucho, no sobre ellos, sino directamente de ellos.» ¿Tienes algunas recomendaciones de libros?

Un comentario: me parecieron muy interesantes los puntos que tocas en tu crítica del personalismo.

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LA

1- El privilegio paulino de 1 Corintios 7 es una particularidad (eso significa privilegio, "Ley privada") que se plantea en un caso singular: un matrimonio natural de no cristianos en el que uno de ellos se convierte y el otro no. Es decir, que cuando se casaron no eran cristianos. En el texto paulino el propio apóstol de los gentiles recomienda la no separación, pero admite una excepción, no tratada ni por el Señor ni por otro texto de la Revelación.
Creo que el código de derecho canónico establece los términos para esa disolución del vínculo, y lo hace con bastante meticulosidad.http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_P42.HTM
No olvidemos, no obstante, que la Ley Natural establece principios generales, y no desciende a la casuística.

2- Pues en realidad, cualquiera: novela, ensayo, historia, filosofía, teología. Lo que sea. Con todas las limitaciones que pueda tener, es siempre mejor acudir a las fuentes originales para saber cómo era nuestros antepasados. Los tratados históricos actuales con frecuencia juzgan el pasado con los anteojos del presente.
Sin ir más lejos, la entrada anterior a esta en la bitácora, cita un libro de hace 150 años, "Peñas Arriba", muy recomendable para conocer como era la España rural de la cordillera cantábrica.

Un saludo.
01/07/19 3:02 PM
  
Feri del Carpio Marek
Gracias Luis Ignacio por las respuestas, pero tengo que decir que no concuerdo con la primera. Si la ley natural dijese que el matrimonio es indisoluble, significa que no podrían haber excepciones, como es de hecho el caso en el matrimonio sacramental.

Tú mismo dices en el artículo: «La Ley Revelada, de hecho, completa, desarrolla y expande la propia Ley Natural, sin contradecirla en ningún momento.», e incluso resaltas con negritas el "sin contradecirla"; si embargo en este caso dices que pueden haber excepciones, y yo entiendo que una excepción es una contradicción.

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LA

El privilegio paulino corresponde a lo que se denomina "privilegio de la fe", es decir, que la profesión de fe cristiana está por encima de cualquier otra ley. Por ejemplo, la debida sujeción a la autoridad paterna de los jóvenes que establece la Ley Natural quedaría suspendida si estos impidieran a un hijo sus devociones cristianas, o profesar en vida religiosa.
En este caso, el derecho canónico prescribe unas circunstancias muy específicas e irresolubles para el privilegio paulino (basándose en lo que escribe el apóstol): que el cónyuge no sólo no se bautice, sino que además entorpezca la vida cristiana del sí bautizado. Es decir, que sea un peligro cierto y un obstáculo constante para su santificación y la salvación de su alma.

En otras palabras, que en los escasos casos en los que pueda existir conflicto, la Ley revelada tiene mayor jerarquía que la Ley Natural (cosa que es evidentemente cristiana). Imagino que habrá que suponer que seguir la Ley Natural de forma plena (con auxilio de la Gracia) llevaría al cónyuge a bautizarse finalmente, o al menos a permitir a su cónyuge bautizado vivir pacíficamente su fe. No olvidemos que el pecado original oscurece el entendimiento de los hombres, sobre todo de los no bautizados, para entender la Ley Natural en su originalidad. La interpretación sería que el cónyuge no bautizado no estaría obrando con libertad, sino movido por el pecado.

No obstante, reconozco que mis conocimientos de ley canónica y de teología especial son muy básicos, así que supongo que habrá quien le podrá contestar mejor que yo a su duda. Desde luego, no hay ningún autor de los que he consultado que considere que la Ley revelada contradice la Natural.

Un saludo.
01/07/19 5:27 PM
  
Palas Atenea
Uno de los mejores libros que he leído sobre este tema es "Lo que no podemos ignorar" de J. Budziszewski-un nombre imposible de escribir si no se tiene el libro delante-que sostiene, como indica el título de su libro, que todos aquellos que fingen que no hay una ley moral inscrita en el corazón del hombre son tramposos: "No existen auténticos escépticos morales; los supuestos escépticos interpretan un papel de ficción, pero lo hacen muy mal".
Los traumas a los que se enfrenta una mujer que ha abortado no tienen mucho que ver conque sea religiosa o no, pueden asaltar a cualquiera por muy atea que sea, lo que indica que no es una cuestión religiosa o cultural sino algo que está "dónde no se puede ignorar", si fuéramos Freud diríamos que en "ello". Dice también que hay dos universales en conflicto: el conocimiento moral universal y el deseo universal de escaparse de él. El primero se lo debemos a nuestra creación; el segundo a nuestra caída. Es fácil saber por sus comentarios quiénes se pasan la vida escaqueándose de la moral común con los argumentos de siempre, pero esos argumentos indican que ni Jack el Destripador ni Hitler podían ser malos sin una moral que los catalogue y en eso estamos todos de acuerdo. ¡Qué curioso! Es más si un nazi furibundo sostuviera que Hitler no fue malo el mundo entero, todos a una, se echaría sobre él. ¿Sobre qué base? ¿y en qué términos podemos calificar a nadie de malo? Pero ninguno de los negadores de la moral común está dispuesto a desterrar del diccionario el término maldad aunque no sepa a quién aplicarlo.
01/07/19 9:40 PM
  
Palas Atenea
"Yo le aseguro a usted, al tiempo que celebro su bienestar hogareño, que entre otras personas no es verdad el dicho de que dos no se pelean si uno no quiere. Con que se pelee uno basta, y ya puede el otro invocar la gracia de Dios y "los medios que ha puesto a nuestro alcance para obtenerla", que con solo dos ruedas el coche no va a conseguir llegar absolutamente a ningún sitio. Mi oración, mis sacramentos, mis sacrificios, no van a conseguir sugestionar a quien ha decidido pasar olímpicamente de mí".
Esto es rigurosamente cierto, por desgracia me ha tocado de cerca, ahora bien la reacción del ofendido, del despreciado o como quiera llamársele es el meollo del asunto. Y resulta que hay reacciones múltiples: separarse y no volverse a casar ni tener relaciones con otras personas; separarse y volverse a casar; separarse y no volverse a casar pero vivir con unas y con otras, etc...y no todas las opciones son iguales. El pecado no está en que tu matrimonio se rompa por culpa del otro cónyuge sino en lo que tú hagas a partir de esa ruptura. Recibir un golpe de otra persona no legitima cualquier tipo de respuesta.
01/07/19 10:02 PM
  
Feri del Carpio Marek
La ley natural prohíbe el adulterio y la poligamia, pero admite en circunstancias especiales la disolución de un vínculo matrimonial. El cardenal Muller, cuando era prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, lo explicó así:

«La Iglesia reconoce que sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer bautizados es un sacramento en sentido real, y que sólo a éstos se aplica la indisolubilidad en modo incondicional. El matrimonio de no bautizados, si bien está orientado a la indisolubilidad, bajo ciertas circunstancias –a causa de bienes más altos– puede ser disuelto.»

Así, la indisolubilidad matrimonial corresponde en su plenitud sólo a la ley evangélica.

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LA

"El matrimonio de no bautizados, si bien está orientado a la indisolubilidad, bajo ciertas circunstancias –a causa de bienes más altos– puede ser disuelto"

Es lo mismo que he dicho yo en mi último mensaje.
Un saludo.
02/07/19 4:17 AM
  
Guillermo PF
"A causa de bienes más altos".
- Por ejemplo cuáles. Qué altos bienes son esos que tiene la Iglesia reconocidos para esos no bautizados que desde luego no le han pedido opinión. ¿Hasta para los ajenos tenemos que tener preceptos organizados?

"Así, la indisolubilidad matrimonial corresponde en su plenitud sólo a la ley evangélica".
- Porque es un rasgo añadido que la religión, libre y legítimamente, le quiere asociar a una institución previa al acogerla como sacramento. Como los ortodoxos le tienen añadida una oportunidad (condicionada) de divorcio, o la compatibilidad con el sacramento del Orden.
Misma razón por la cual es completamente absurdo entrecomillar, como hacen los intolerantes, las palabras 'matrimonio', 'casarse', 'marido', etc., cuando se refieren al matrimonio no canónico, sea del tipo que sea.
02/07/19 11:34 AM
  
Feri del Carpio Marek
Gracias por la respuesta, Luis Ignacio.

Pienso que es distinto lo que dice el cardenal de lo que tú has dicho en tu último mensaje. Tú dices que el matrimonio es indisoluble según la ley natural, y que la ley revelada puede permitir la disolución del matrimonio natural, entrando en conflicto con la ley natural, pero estando por encima de ésta. En cambio el cardenal Muller dice que el matrimonio no es indisoluble según la ley natural, sino que apenas está ordenado a la indisolubilidad, admitiendo disolución a causa de bienes más altos; en particular, la ley revelada y la ley natural no entran en conflicto según esta postura.

Dentro de esos "bienes más altos" que podrían permitir la disolución del matrimonio natural, además del privilegio paulino estaría por ejemplo el caso de adulterio, dado por Moisés, que es parte de la ley revelada para no bautizados, y que por tanto tampoco puede entrar en conflicto con la ley natural.

Un saludo.

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LA

El código de derecho canónico, en su punto 1055, define el matrimonio así: "La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados".

Es decir, da por hecho que la perpetuidad del matrimonio es anterior a su conversión en sacramento.

Y en lo mismo incide el punto 1056: "Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento". Nuevamente, se da la indisolubilidad como antecedente al sacramento.

Y en el catecismo mayor de san Pío X se vuelve a repetir ese antecedente de la indisolubilidad a la elevación sacramental por NS Jesucristo:
"834. ¿Por qué se dice que el vínculo del matrimonio es indisoluble? - Se dice que el vínculo del matrimonio es indisoluble o que, no puede desatarse, si no es por la. muerte de uno de los cónyuges, porque así lo estableció Dios desde el principio y así lo proclamó solemnemente nuestro Señor Jesucristo".

En el primer mensaje de esta bitácora, va para más de nueve años, ya especifiqué que su misión era la divulgación y que poco o nada había original en ella. No, no soy un experto en este tema como para poder distinguir si hay diferencia entre la indisolubilidad con excepción por causa más alta establecida por la Iglesia, o si no hay una indisolubilidad original, pero solo se permite la disolución del vínculo en casos muy señalados como el privilegio de la fe, a instancias de lo que mande la Iglesia.

Comprenderá que la dilucidación este punto me parece de un detalle insignificante, y que al católico medio, al que va dirigido este artículo, más pronto le inducirá confusión que le aprovechará.
Si usted es experto en estos temas, pues le agradeceré que nos haga una exposición extensa en este mismo hilo de comentarios, para que podamos todos formarnos mejor, que es de lo que se trata.

Un saludo.
02/07/19 1:27 PM
  
Esron ben Fares
Buenas tardes:

Por favor, me podría decir la definición de Bien. A los bloggers les he preguntado y no me responden.

Muchas gracias

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LA

Estimado lector, dediqué un artículo, dentro de la serie "teología moral" sobre este extremo, entre otros.

La definición de la teología católica es: "se considera Bien el resultado de un acto que el sujeto agente considera conveniente".

Puede consultar más información en este artículo, y el subsiguiente.
02/07/19 7:49 PM
  
Feri del Carpio Marek
Gracias por la respuesta, Luis Ignacio.

Si tú no eres experto en la materia, yo lo soy menos aún. No te preocupes, tampoco esperaba que lo fueras, pero en el medio en el que me encuentro no tengo cerca gente que se interesa en conversar y buscar respuestas sobre los temas de la fe, entonces aprovecho de plantear mis dudas en estos blogs cuando tengo alguna inquietud, por el simple deseo de buscar la verdad, afirmarme más en la fe y estar mejor preparado para dar respuestas a quien me las pudiera pedir.

Lo último que busco es inducir a confusión a un católico medio (si la definición de católico medio es alguien que no hizo cursos de filosofía y teología, yo también me encuentro ahí), y no me doy cuenta de cómo mis comentarios pueden hacerlo, cuando lo que busco es lo contrario, salir de la confusión. Pienso que si hay una distinción, en cuanto a la indisolubilidad, entre matrimonio natural y matrimonio sacramental, no es un detalle insignificante. Cuando se trata del privilegio paulino, se vuelve confusa la indisolubilidad del matrimonio natural, que en otras ocasiones, es afirmada de forma explícita y categórica, como en la Casti Connubii, que consulté ahora:

«Con razón, como más de una vez hemos visto, afirmó Cristo mismo: Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada por su marido, comete adulterio [Lc. 16, 18]. Y estas palabras de Cristo miran a cualquier matrimonio, aun el sólo natural y legítimo; pues a todo matrimonio le conviene aquella indisolubilidad por la que queda totalmente sustraído, en lo que se refiere a la disolución del vínculo, al capricho de las partes y a toda potestad secular.»

Pero tú eres el dueño del blog, si en tu opinión mis comentarios inducen a confusión, o si te cansé con mis réplicas, lo entiendo, y ya no sigo.

Un saludo.

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LA

Lejos de mí decirle a un lector que se comporta de manera respetuosa lo que debe o no decir, o cuándo decirlo o dejar de hacerlo.

Puedes comentar cuánto te parezca. Simplemente, en este punto, no creo que te pueda aportar nada más. Tal vez si consultas a un experto te pueda ayudar.

Por lo que a mi toca, el matrimonio natural es perpetuo (indisoluble, si no lo tomamos en estricto lenguaje jurídico) y sólo la Iglesia, cuando está amenazada la fe y la salvación de un cónyuge cristiano por otro que no lo es, autoriza a considerar su disolución, por privilegio de la fe (caso evidentemente remoto).

Es obvio que si entramos en el universo de la casuística, podemos imaginarnos casos particulares de todo tipo. El principio general está claro. Para mí eso es suficiente.

Un saludo.
02/07/19 8:24 PM
  
Esron ben Fares
Buenas tardes:
Gracias por su respuesta a mi comentario anterior. Aunque justamente he escuchado esa definición de "bien" y me deja mas dudas que certezas.

Por ello, en la sección de comentaarios de su artículo, "Principios de la moral fundamental. El Fin, conceptos básicos" he dejado las dudas que me deja esta definición.

Espero que me pueda responder.
De antemano, muchas gracias
03/07/19 11:10 PM
  
Luis Piqué Muñoz
¡Enhorabuena, apreciado y admirado Amigo, maravillosa y detalladísima ¡Verdadera! Exposición sobre la Ley Natural! La Ley Natural ha sido seguida y admitida siempre en la ¡Ay! depravada y abominable Historia del Hombre. Sin embargo, estamos en Los Ultimos Tiempos, predecesores del Apocalipsis ¡con la Destrucción de la Gran Ramera USA, la Gran Ramera Babilonia! y la apostasía profetizada generalizada incluye ¡sobretodo! el Odio a Dios, Odio a la Fe ¡y por tanto a la Naturaleza Creada Por Dios, que en un Infernal proceso de Paganización se deifica y adora como Diosa! De ahí viene la antiNatura Igualdad ¡Igualitarismo! ni posible ni deseable, en Vez de la Olvidada Justicia ¡Justicia Social! dar a cada uno lo suyo, el satánico Nazismo ¡Feminismo! y su otra Cara de la Bestia, la Sodomía, Tatuajes, Hierros, Tansexualidad ¡Mutilación Salvaje que es Disparate y Pecado Mortal, abominación de los Tiempos modernos! En fin, Creo que hay una Relación entre Ley Natural y consuetudinaria, las Costumbres acostumbran a ser Buenas Costumbres ¡No siempre, pero sí la Ley! y estar relacionadas con la Ley Natural. No así la Ley Positiva que desde la Revolución Francesa se ha apartado por completo de la Ley Natural, y es sólo Poder ¡la Bestia! no Autoridad ¡Dios! ¡Viva la Ley Natural! ¡Viva Dios!
11/07/19 5:14 PM

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