¿Han tenido ustedes un "encuentro personal" con Jesús?
Todavía recuerdo que, cuando era pequeño, me llevaron a la catequesis de primera comunión a “aprender el catecismo”: el credo, el Padre Nuestro, los mandamientos de la Ley de Dios, los de la Santa Madre Iglesia, los sacramentos… Aprendíamos a conocer la fe de la Iglesia. Y después de dos años, cuando ya sabíamos el Catecismo (nunca antes), hacíamos la primera comunión: ya estabas preparado para tener “un encuentro personal con Cristo”, realmente presente en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo Sacramento del Altar. Yo tuve mi primer “encuentro personal con Cristo” a los siete años. Y desde entonces, cada domingo, cada día que asisto a la Santa Misa tengo un “encuentro personal” con mi Señor. ¿Ustedes no?
¡Qué diferente es la percepción de los modernistas! “Un año fui a un retiro (ejercicios, convivencias, etc.) donde sentí muy cerca la presencia del Señor: tanto que lloré de emoción ¡Qué bien predicaba el cura! ¡Cómo nos emocionábamos cuando nos abrazábamos para darnos la paz! Es que llorábamos todos y hubiéramos querido que no acabara nunca aquel retiro (ejercicios, convivencias, etc.). Pero luego, vuelves a la vida ordinaria y, como ya no sientes lo que sentías en el retiro (ejercicios, convivencias, etc.), pues dejas de creer y ya no asistes ni a misa. Porque lo importante de la fe, claro está, es que tú sientas y te emociones en la oración; que llores mucho y notes esa efusión incontenible de sentimientos desbordados. Pero como ahora ya no siento nada, ya no creo. Es que cuando voy a misa me aburro”.
Para los modernistas, la fe es un sentimiento, una experiencia de interioridad, un encuentro personal con Jesús (pero a su manera). El problema es que a Jesús no siempre lo siento en mi interior… Si pudiera verlo junto a mí… Si pudiera sentirlo dentro de mí a cada instante… Los modernistas consumen experiencias compulsivamente. Muchos de ellos son verdaderos adictos y a algunos les da igual ir a unos ejercicios ignacianos que a un retiro budista. Van de retiro en retiro, de peregrinación en peregrinación, de convivencia en convivencia… Siempre en busca de experiencias, de sentir en lo profundo la presencia amorosa de una transcendencia misteriosa. Porque hay que sentir y tenemos que tener muchas experiencias. Sufren estos modernistas de una inflamación emotivista que busca sensaciones fuertes y descargas de adrenalina y de endorfinas espiritualoides. Eso es a lo que ellos llaman “tener una experiencia de encuentro personal con Jesús”.
Dentro de la prolija labor de desenmascarar las mentiras, ambigüedades, medias verdades y mentiras flagrantes y groseras propias de los herejes modernistas, una de las cuestiones en las que más insisten estos heterodoxos consiste en contraponer la doctrina y la moral de la Iglesia con el “encuentro personal con Jesús”: como si lo primero y lo segundo fueran cuestiones poco menos que incompatibles entre sí. Al contrario. Encontrarse con el Señor, unirse a Él íntimamente, implica aceptar la santa doctrina de la Iglesia: su credo, su moral, sus sacramentos… Si no conoces y aceptas la doctrina de la Iglesia, no puedes encontrarte con el Señor: y no deberías comulgar, porque sería pecado grave.
Los modernistas hacen trampas (son unos auténticos estafadores de la fe) y pretenden separar la mística y la espiritualidad de la doctrina y la moral. Los herejes estos quieren separar lo inseparable porque de ese modo creen que pueden inventar una fe a su medida. Como ellos tienen “un encuentro personal con Jesús” y viven experiencias que los demás no podemos tener, nos pueden decir lo que Jesús nos quiere decir realmente y lo que no, saltándose el Credo de la Iglesia, los dogmas, los Mandamientos, los sacramentos y hasta el Padre Nuestro, que ahora ya no es Padre, sino Padre y Madre. Jesús está al margen – o incluso en contra – de la moral y de la doctrina que predica la Iglesia. Los modernistas son pseudo-místicos, carismáticos de pacotilla. Se constituyen a sí mismos en videntes. Son una especie de nuevos gnósticos, de esotéricos delirantes; una suerte de médiums entre una verdad oculta y misteriosa que está sólo a su alcance y una mayoría de mortales ignorantes, literalistas y fariseos . Dentro de poco competirán con la bruja Lola y los echadores de cartas en la televisión de madrugada, compartiendo franja horaria con la teletienda. Y allí estarían bien, porque lo que predican los herejes modernistas son doctrinas de baratillo, de saldo. Los modernistas son una banda de farsantes mentirosos: enemigos de Cristo y de su única Iglesia verdadera.
Son tan santos que se ven en la obligación de salvarnos de nuestra ignorancia. Porque lo que la Iglesia ha predicado durante dos mil años no vale. Sólo valen las herejías y las tonterías que ellos predican. La soberbia de los modernistas resulta estratosféricamente asombrosa: ellos saben más que todos los santos, que todos los concilios; que todos los papas, doctores y padres de la Iglesia que ha habido desde hace más de dos mil años. La Iglesia empieza ahora con ellos. A todos quieren enmendar la plana o reinterpretar para que digan lo que a ellos y al mundo les conviene que digan.
Para que haya un encuentro personal con el Señor, primero tengo que saber reconocerlo y saber qué es lo que cree la Iglesia. ¿Cómo me voy a encontrar con Alguien, si no lo conozco? Por eso, para iniciarse en la vida cristiana lo primero que hace falta es la catequesis, que es la educación de los catecúmenos para que conozcan la doctrina de la Iglesia, que comprende cuatro pilares básicos: la profesión de la fe bautismal (el Credo), los sacramentos de la fe, la vida de fe (los Mandamientos) y el Padre Nuestro.
“La fe no consiste en creer en una doctrina o en una moral. La fe implica un encuentro personal con Jesús”. Cuántos sacerdotes, religiosos y obispos repiten este mantra. Y yo me pregunto… ¿No creen estos señores en la presencia real de Cristo en la Eucaristía? ¿No creen en la transubstanciación? Yo tengo un encuentro personal con Cristo cada vez que voy a misa. ¿Ellos… no? ¿No tienen fe? ¿De qué van?
Enseña todo esto e insiste en ello. Si alguien enseña otra cosas y no se atienen a los preceptos saludables de nuestro Señor Jesucristo, ni a la doctrina que es conforme a la piedad, es un ignorante y un orgulloso, ávido de discusiones y de vanas polémicas.
1 Tim. 6
Catecismo de la Iglesia Católica, punto 1373:
“Cristo Jesús que murió, resucitó, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros” (Rm 8,34), está presente de múltiples maneras en su Iglesia (cf LG 48): en su Palabra, en la oración de su Iglesia, “allí donde dos o tres estén reunidos en mi nombre” (Mt 18,20), en los pobres, los enfermos, los presos (Mt 25,31-46), en los sacramentos de los que Él es autor, en el sacrificio de la misa y en la persona del ministro. Pero, "sobre todo, bajo las especies eucarísticas".
44 comentarios
Sin duda es una deformación de origen personalista, no libre de influencias protestantes y evidentemente, y ante todo, modernistas.
Gracias Pedro por abordar el tema con tanta fuerza y claridad.
Siempre me resultó sospechoso lo del "encuentro personal con Cristo". Incluso algún sacerdote de buena doctrina insistía en ello y, por esa razón entre otras, dejé de tener trato con él.
Porque el problema es el elemento subjetivo. Yo seguía en mis trece: la Escritura, la Liturgia, los Sacramentos, la oración SON ENCUENTROS OBJETIVOS con Cristo en los cuales sí "visus, tactus, gustus fallitur" y "sola fides sufficit" (en el sentido del Aquinate, no de los herejes).
Pero vamos, q es que gracias a santa Teresa viene uno bien vacunado cobtra subjetividades.
"La fe cristiana no es sólo una doctrina, una sabiduría, un conjunto de normas morales, una tradición, una costumbre social. La fe cristiana es un encuentro vivo, personal y real con Jesucristo. La finalidad de toda evangelización es la realización de ese encuentro, al mismo tiempo personal y comunitario. Como ha afirmado el Papa Benedicto XVI. “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Deus caritas est, n. 1)."
El famoso "encuentro con Cristo" pura "experiencia y subjetividad"; separado de toda Revelación y parámetros de verdad objetivos: Una Mentira absoluta.
Una de los sofismas preferidos del Modernismo y sus derivados.....
Solo una cosita, donde escribís "sentir en lo profundo la presencia amorosa de una transcendencia misteriosa", quizás estaría mas a tono con el Modernismo afirmar "de sentir en lo profundo la presencia amorosa de una INMANENCIA misteriosa.
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Pedro L. Llera
O de una "interioridad" transcendente en su inmanencia... Son muy grandes estos modernistas.
renegado... Belloc le aseguró que, siendo católico y sin estar en conflicto con la Iglesia, tenía perfecto derecho a pedir los sacramentos. Pero lo que acabó convenciéndolo (a Blunt) fue la confidencia hecha por Belloc de que también él se acercaba muchas veces a los sacramentos «sin sentir nada». Para Blunt, aquello actuó como una revelación, un instante místico brotado de una escéptica afirmación... Convencido por Belloc
de que la fe es un acto de la voluntad sujeto a la gracia de Dios que no requiere de ningún «sentimiento», Blunt pidió que le trajeran al padre McNabb. En el relato que ha dejado Shane Leslie de esta reconciliación aparece revivida la imagen del «gran momento» en que se encuentran el jeque de Sussex y el dominico irlandés, «ambos vestidos de blanco». Tras tomar la decisión, Blunt empezó de inmediato a rezar diariamente ante un pequeño altar improvisado sobre su propio lecho que incluía el crucifijo.. , una tabaquera y agua curativa de St. Winifred. Se sentía otra vez «en peregrinación hacia un santuario». Y de todos esos grandes intelectuales de los que habla el libro, ninguno se convirtió a través de experiencias sentimentales. Las sectas protestantes trabajan a nivel sentimental, a verdadero cristiano sólo se llega a través de la fe, la razón y la voluntad. El verdadero sentimiento que tiene valor sólo aparece luego que han trabajado primero la fe (por la gracia), la razón y la voluntad. Pero todo esto estimado Luis, no les importa, porque ni siquiera han tenido ese sentimiento experiencial que tanto pregonan.
Experimenté como la gracia es capaz de cambiar incluso a los más dados al mal. Todavía recuerdo la sonrisa y alegría franca de aquel compañero y la felicidad que demostraba en público ante todos en su cambio de vida. Para mí fué como tener la experiencia de un verdadero milagro y nunca lo olvidaré. Desde entonces cuando alguien me dice que no puede cambiar no le creo, pues ví en ese compañero muy arraigado en el mal el poder de la gracia divina.
Que si has ido a un retiro a emocionarte y luego te aburres en misa, adonde se hace presente Cristo en cuerpo, alma, sangre y divinidad, entonces lo más probable es que hayas tenido un "encuentro personal" con Satanás y no con Cristo.
Para Schleiermacher la esencia de la religión es intuición y sentimiento. Toda intuición esta unida según su naturaleza a un sentimiento. Nuestros órganos sensoriales sirven de mediadores entre el Universo y nosotros. El Universo nos interpela y nos revela su existencia, la cual nos estimula de múltiples manera creando en nosotros un sentimiento que emerge de nuestro interior. La forma en que el universo se manifiesta en nuestras intuiciones constituye lo peculiar de nuestra religión individual. La fuerza de los sentimientos determina el grado de religiosidad. Para Schleiermacher “La intuición sin el sentimiento no es nada y no puede tener ni el origen ni la fuerza adecuadas, el sentimiento sin intuición tampoco es nada: tanto el uno como el otro solo son algo cuando, y debido a que, originalmente son una misma cosa y se dan inseparado.” Lo que el hombre intuye y percibe no es la naturaleza del Universo, sino su acción sobre nosotros. El universo se encuentra en una actividad ininterrumpida y se nos revela a cada instante”. Cada forma que él produce, cada ser particular, cada acontecimiento que el hace surgir, es una acción de él mismo sobre nosotros, de modo, que es el quien nos intuye. “La religión consiste en concebir todo lo particular como parte del Todo, todo lo limitado como una manifestación de lo Infinito. De modo que, querer ir más lejos y penetrar profundamente en la naturaleza y en la sustancia del Todo, no es religión, de hacerlo, caerá en mitología vacía”.
A todos los niveles, papal incluido.
De aquéllos polvos, estos lodos.
Pero al paso q vamos terminaremos teniendo ALTAR CALLS en la Iglesia.
"No os elevéis si Él no os eleva", dijo Santa una vez. El Señor, en su infinita sabiduría, puede mantenernos en largas y duras épocas de sequedad "para que no nos gloriemos" , para que sepamos que Él nos sostiene y no nuestras fuerzas.
Los modernistas aprovechan esta expresión para sus propios fines. Normal. Pensemos en cuantos versículos de la Biblia han sido citados a lo largo de la historia por modernistas/protestantes y todo tipo de herejes para justificar sus heterodoxias. Siguiendo la lógica de algunos comentaristas deberíamos dejar de utilizar nosotros esos versículos.
Es innegable que el catolicismo es, ANTE TODO, un encuentro con Cristo. Para un católico con fe es obvio, pero en sociedad actual hay neopaganos que no lo saben. Y no está de más decírselo, explicándolo bien, como ha hecho Pedro, que no es lícito contraponer ese encuentro con la doctrina, sino que ese encuentro supone aceptar esa doctrina y moral, etc.
S. Agustín, quien por cierto fue autor de otras expresiones que los comentaristas de este post condenarían como "Ama y haz lo que quieras", al describir su conversión en "Confesiones", además de explicar su conversión «intelectual», cuenta sobre todo y de manera sublime su encuentro con Cristo.
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Pedro L. Llera
"A mí la expresión "encuentro personal con Jesucristo" me parece impecable". Y a mí, también. Mi fe también es ante todo un encuentro con Cristo: en la Eucaristía, en los sacramentos, en los pobres, allí donde dos o más se reúnen en nombre del Señor... Eso no lo cuestiona nadie. Lo que cuestiono es el uso que de esa expresión hacen los herejes modernistas, contraponiendo el "encuentro personal con Jesús" con la doctrina y la moral, como si lo primero fuera contra lo segundo o lo segundo impidiera lo primero: eso es falso, es una mentira repugnante. El encuentro personal con Jesús te lleva, si es auténtico, a una conversión personal que te llevará a vivir conforme a las enseñanzas del Maestro: cumpliendo los mandamientos, celebrando los sacramentos, viviendo en coherencia con la fe, etc. Lo que no me creo es que el encuentro personal con Jesús te pueda llevar a explotar al prójimo, a engañar a tu mujer, a vivir en adulterio, a despreocuparte por los necesitados... La vida de fe va unida a la moral y a la doctrina. Encontrarse con Jesús te lleva a vivir como Él quiere que vivas, con la ayuda de su gracia, que se comunica a través de los sacramentos. No me vale lo de "yo creo en Dios pero no voy a misa".
El lugar privilegiado para tener un encuentro personal con el Señor es en la sagrada comunión. No hay encuentro más íntimo ni más pleno que ese. Ese es el sacramento de nuestra fe.
"El justo vive de la fe" (Rm 1, y varios lugares más de la Escritura: es como un refrán bíblico".
El cristiano vive de la fe en Cristo y en sus enseñanzas, que nos llegan por la Iglesia.
Vive de la fe, no del sentimiento -que puede darse, acompañando la fe y como un efecto de ella-, o que puede faltar, por causas naturales (anemia, insomnios, falta de magnesio, etc.) o/y causas espirituales (noches oscuras, purificadoras, dolorosas, tiempos providenciales de grandes "metanoias").
"El justo vive de la fe... La fe es por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo" (Rm 1,17; ;10,17)... ¿Y el sentimiento?... Ahí anda el pobre, como puede. Pero de suyo la fe causa la alegría, vayan las cosas del mundo y de la Iglesia como vayan: "Alegraos, alegraos SIEMPRE en el Señor" (Flp 4,4).
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Pedro L. Llera
Gracias, padre.
"Es esto precisamente, el encuentro pascual con el Señor, lo que deseo proponer a vuestra reflexión para reavivar más vuestra fe y ENTUSIASMO en esta Eucaristía; un ENCUENTRO PERSONAL, vivo, de ojos abiertos y CORAZON PALPITANTE, con Cristo resucitado (cf. Lc 24, 30), el objetivo de vuestro amor y de toda vuestra vida. [...] un Evangelio vivido con integridad, con GOZO, con la confianza y esperanza inmensas que encierra la cruz de Cristo. [...]
"Una cosa es clara, amadísimos hermanos: la fe en Cristo resucitado NO ES RESULTADO DE UN SABER técnico o fruto de un bagaje científico. Lo que se nos pide es que anunciemos la muerte de Jesús y proclamemos su resurrección (S. Liturgia). Jesús vive. “Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte” (Act 2, 24). Lo que fue un trémulo murmullo entre los primeros testigos, se convirtió pronto en GOZOSA EXPERIENCIA de la realidad de aquél “con el que hemos comido y bebido... después que resucitó de la muerte” (Act 10, 41-42)". [Catedral santo Domingo en 1979]
La emoción es algo bueno y normal que Dios ha dado a los hombres: unos son más emotivos y otros menos, y unos y otros deben respetar el sentir de los demás. Los emotivos no deben insultar a los poco emotivos, y viceversa.
La palabra "entusiasmo" no es una palabra sucia ni fe, ni tampoco "gozo" ni "sentir".
La doctrina está muy bien pero a nadie le salva la doctrina, sea porque la tenga en un pendrive, o la memoriza o porque la proclame. Le salva Jesús. Hay miles en el Cielo que no se saben el Denzinger. De hecho casi nadie se sabe el Denzinger.
El concepto "encuentro personal" es polisémico. No hay duda que la samaritana en el pozo tuvo un encuentro personal transformador y gozoso con Cristo y que los evangelios nos lo proponen como ejemplo.
Tampoco hay duda que la samaritana no proclamó su aceptación intelectual del Denzinger en ese momento ni en ningún otro y que aunque se "enganchó" a Jesús en ese momento no parece que hiciera una confesión sacramental completa de todo su pasado.
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Pedro L. Llera
Sigo aclarando conceptos: yo no soy antiemotivista. Estoy contra el mal uso que los modernistas hacen de los sentimientos y de la emotividad. Los sentimientos, bien integrados con la inteligencia y la voluntad, son parte de nuestro ser. No se trata de que no tengamos sentimientos o de que sentir sea malo. Ni mucho menos. Lo que es pernicioso es considerar que la fe consiste única y exclusivamente en un sentimiento. Lo pernicioso es separar el encuentro personal con Jesús del conocimiento de la doctrina y de la moral. Porque ambos aspectos van íntimamente unidos y son inseparables.
Hay muchos que se quedan en el nivel de siervos, y otros solo en el de teóricos. Ni aspiran al nivel de amigos, ni se atreven a hacerse los encontradizos.
Millones de buenos cristianos han tenido esta valiosa experiencia transformadora llamada el "encuentro personal", que no es alistarse a las tropas del general, sino comer y charlar con Él y ser amigo. Es bueno fomentarlo, suscitarlo y animar.
Es como hablar del enamoramiento: no lo es todo, pero es parte importante del amor y el matrimonio.
[Yo, antes de enamorarme, no entendía el enamoramiento, lo despreciaba, me reía de ello y de los que hablaban de ello. Después de enamorarme, de ese encuentro personal, cambié. Respeto a los que se han casado sin enamorarse, por otras razones muy buenas, pero les falta ESO].
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Pedro L. Llera
A ver, José Ángel, si nos explicamos. Yo estoy muy enamorado de mi mujer. Pero no necesito sentir emanaciones emotivas cada vez que la veo para saber que la amo con toda mi alma. No es que esté mal "sentir". Lo que está mal es identificar "sentir" con "amar" o "sentir" con "fe". Yo he llorado muchas veces haciendo ejercicios espirituales mientras hacía oración; o confesándome; o celebrando la eucaristía. Pero la fe no depende de si siento o dejo de sentir. Seguir a Jesús implica amarlo. Pero para amarlo hay que conocerlo y saber cuál es su Palabra, cuál es la vida cristiana a la que nos llama, cuál es la doctrina y la moral de la Iglesia. Los sentimientos... a veces se tienen (son un don de Dios... es lo que San Ignacio llama "Consolación"... es una gracia del Espíritu Santo) y otras muchas veces no se tienen (y no por ello dejas de amar o de tener fe).
Me explico antes de que alguien se sulfure.
El caso es que a mí me han enseñado que la Iglesia es et et, y lo he vivido en propia carne.
La fe de dogmas y normas, tanto de fe como racionales y racionalizados, la fe de la Iglesia, vivida desde lo racional y sin vivencias extraordinarias es posible, es la que vivía hasta hace no mucho.
El problema es que, en que te descuidas, esa ascética te hace pelagiano (y ni te enteras)... y cuando ves que no puedes, porque no podemos sin la gracia, el demonio entra a saco, a matar, y te llena la cabeza de pensamientos oscuros, buscando acabar con la esperanza.
Pero Dios se compadeció y, en un retiro, me tocó, reparó la parte más pesada del daño que había en mí, apartó los pensamientos de un plumazo, me encarriló por pura gracia, y sigue haciéndolo.
Con esto quiero decir que el camino habitual y seguro de la gracia (los sacramentos) no son el único camino, y que Dios no está limitado en su actuación. Lo hace en lo que conocemos, en lo que vivimos y, también, en lo que sentimos, a través de medios ordinarios, naturalmente extraordinarios (quien lo ha vivido sabe de lo que hablo, esas pequeñas y maravillosas intervenciones providenciales) y realmente extraordinarias, a través de nuestro actuar, de otras personas y directamente.
Dios es maravilloso y no podemos abarcarlo ni reducirlo a lo racional. No podemos entenderlo, aunque podemos conocer como cierto lo que el Magisterio nos ha enseñado, es mucho más. Es bueno, es frecuente, es propio de Dios, hacernos sentir amados.
Sabemos, como hijos, que no sólo necesitamos sabernos queridos por nuestros padres, en ocasiones necesitamos sentirlo, en especial cuando hemos sido malos hijos. Dios es Padre... es EL Padre, no se si me explico.
Siento el ladrillo pero, en ocasiones, queriendo sacudir a los hermanos descarriados se va un poco la mano, y se puede lastimar a los hermanos pequeños.
Un saludo en la Fe
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Pedro L. Llera
et, et... Efectivamente. Yo también tuve encuentros personales con el Señor en ejercicios, convivencias, etc. Claro que sí. Pero los herejes dicen que esos sentimientos, esas experiencias de encuentro personal se pueden dar al margen e incluso en contra de la moral y la doctrina de la Iglesia. Como si Jesús se me revelara a mí y me pudiera decir cosas distintas o contrarias a lo que enseña en magisterio, la moral o toda la doctrina de la Iglesia. Yo no estoy contra el sentimiento: estoy contra el sentimentalismo cuando se emplea contra la moral objetiva. Estoy contra los modernistas: ni más ni menos. Contra sus medias verdades, sus mentiras flagrantes, su subjetivismo desvergonzado, su ambigüedad calculada... ¿Me explico?
La fe , la razon y la voluntad son infinitamente mas deseables que los simples sentimientos.
No hay que enfrentar , el conocimiento de Jeus que nos proporciona la Iglesia , con nuestros impulsos personales.
Gracias y que Dios le bendiga.
Por eso hay tantos admiradores del hermano "bueno" del hijo pródigo, tantos siervos y tan poco amigos de Cristo.
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Pedro L. Llera
Después de volver a leer mi artículo, he llegado a una conclusión: no sabe usted leer... De otra manera no se explica lo que escribe.
"Dios no se contradice"
Eso es una piedra de toque, la clave de interpretación, y la que nos salva de muchos errores (la verdad no se puede contradecir a si misma).
Los modernistas se contradicen, no son con la verdad, y Cristo es el camino, la verdad y la vida. El que tenga oidos para oir que oiga.
Un saludo en la Fe
"Para que haya un encuentro personal con el Señor, primero tengo que saber reconocerlo y saber qué es lo que cree la Iglesia."
Está claro, los modernistas no tienen un encuentro personal con Jesús, sino con un personaje ficticio de nombre Jesús que se han inventado en su cabeza de acuerdo a sus costumbres y preferencias.
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Pues ahí está la clave: la Fe siempre causa alegría.
Pero no siempre un sentimiento, una emotividad fuerte.
Y la alegría a veces se manifiesta sensiblemente, pero muchas otras veces no.
Y cuando comulgamos -en gracia, oiga - estamos encontrándonos con Cristo de la mejor de las maneras posibles e imaginables.
Aunque no sintamos nada en especial.
Aunque nuestro semblante sea adusto y nuestra actitud sea recogida, estamos alegres. Muy alegres. Desbordantes de alegría.
No esperemos que esto lo entiendan el mundo ni los mundanos, ni siquiera los mundanos bautizados. Ellos sólo entienden el lenguaje de la adrenalina y de las emociones fuertes. Esperan a Cristo en el rayo, en el sismo o en el huracán, pero jamás en la brisa suave.
Tanto es así que mucho me temo que un modernista no sea más que un protestante bautizado.
Son multitud los santos que han pasado por etapas de sequedad en el estado de ánimo, y no por ello dejaban de ser menos santos o de estar más unidos a Dios.
Como siempre me da la impresión de que usas categorías vacías. Será por tu afiliación a ese grupo subjetivista, psicologista y sumamente emetivista que es la RCC.
Pones citas de JP II sobre la alegría del corazón. Pero ¡hombre! ¿Tú te crees acaso que los que nos oponemos a todo tipo de emotivismo y subjetivismo desconocenos la Escritura? Yo deseo todos los años que llegue ese Domingo de Adviento: "GAUDETE ITERUM DICO: GAUDETE".
Fíjate que el "alegraos/regocijaos" NO es un reconocimiento del estado habitual del cristiano, SINO casi una orden del Apóstol.
Desde la Ascensión hasta la Parusía sólo nos queda "la oscuridad de la Fe", como decía san Juan de la Cruz.
Cuando yo era niño y mi abuela me enseñó la Salve yo no sabía qué significa "in hac lacrimarum valle". Cuando era adolescente me parecía una exageración piadosa de beatos y beatas. Ahora considero que es la única definición válida de este mundo herido por el pecado.
El emocionalismo subjetivista NO es cristiano.
- alegraos, repito: ¡alegraos!
- llorad con los que lloran, alegráos con los que se alegran
Sí, no cumplirlos es pecado, no me cabe duda. Pero su cumplimiento EXCLUYE todo emocionalismo subjetivista.
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Nunca escuché nada parecido.
Me ha llamado la atención, lo he meditado brevemente y debo reconocer que sí, que es verdad: nuestra Santa Fe se basa en Verdades, no en sentimentalismos.
Y la Verdad de las verdades son los Dogmas, que sostienen todo el edificio doctrinal católico.
Ahora bien, como humanos somos, el emocionalismo subjetivista PUEDE DARSE en cristianos, sin perjuicio de su condición. No es pecado. Pero debe quedar bien en claro que la ALEGRÍA CRISTIANA, ésa que surge de SABERNOS amados por Cristo, de SABER que somos hijos de Dios y de SABER que tenemos la posibilidad cierta de acceder a la vida eterna, no implica ni exige manifestaciones sensibles, tanto subjetivas como objetivas.
Pues comienza por tu Bautismo. Decía san Agustín: "si bautiza Pedro, es Cristo quien bautiza; si bautiza Pablo, es Cristo quien bautiza; si bautiza Judas Iscariote, es Cristo quien bautiza". Y san Pablo es más radical: "cuantos habéis sido bautizados, os habéis vestido de Cristo".
Supongo que POCOS considerarán que su encuentro personal con Cristo MÁS RADICAL es su propio Bautismo. ¿Por qué? Porque lo que realmente se busca es experiencia subjetiva y emotiva.
Pero no nos equivoquemos, desde la Ascensión hasta la Parusía vivimos de la Fe, no de la visión.
Cuando san Juan de la Cruz, por ejemplo, habla de vivir sólo de y en la oscuridad de la Fe, de la "Noche oscura", tendemos a pensar que está hablando de cosas que NO pasan de manera corriente en los creyentes. Pero en realidad de lo que habla es de lo que pasa SIEMPRE, lo que no es corriente es que se le dé a uno a entender lo que está pasando.
La inhabitación trinitaria está prometida a todos lis que "guardan su palabra", pero ni se da a entender ni deseamos que se dé a entender.
Y ya sabemos los mandamientos de Cristo, indispensables según sus propias palabras para entrar en la Vida Eterna: No robar, no adulterar, honrar padres y madre, etc. , es decir, los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Menos excusas propias del tibio catolicismo y más cumplimiento de la Ley de Dios.
¿Dónde está, oh modernismo, tu aguijón?
Si alguno ha viso la película «El Rito», le digo que tiene parecido con el protagonista.
Exacto.
Cumplir su Palabra, obedecer sus mandatos: eso es lo que asegura que el creyente sea Morada de la Trinidad por gracia.
Todo lo demás son PAMPLINAS.
Saludos cordiales.
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Pedro L. Llera
¿Alguien cuestiona la importancia de la oración? ¿Alguien pone en duda las mociones interiores, tal como las describe San Igancio en sus Ejercicios Espirituales? ¿Verdad que no?
Y QUE LO SIGO VIVIENDO. DIOS LES BENDIGA A TODOS.
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