AD MAIOREM DEI GLORIAM. Con gratitud a los jesuitas...

A.M.D.G.
En agradecimiento a tantos buenos jesuitas
Dios quiso suscitar en la Iglesia a San Ignacio de Loyola para propagar más y más la gloria de su Nombre. Para Ignacio y una multitud innumerable de jesuitas la divisa ha sido siempre Ad maiorem Dei gloriam. Hoy, memoria de San Ignacio de Loyola, quiero testimoniar mi sincera gratitud a tantos excelentes jesuitas que Dios ha puesto en el camino de mi vida. Hombres de Dios, servidores incondicionales de la Iglesia y el Papa. Quiero evocar la tarea de aquellos excelentes maestros que conocí en Sant Cugat del Vallés y más tarde en Roma: filósofos egregios como los PP. Colomer, Roig Gironella, Pegueroles… Teólogos sabios y santos como el P, Alfaro, Latourelle, Orbe, Solá, Cuyás, O,Callagan… Y muy especialmente mi gran maestro el P. Jean Galot que durante décadas enseñó buena y sana teología en la Gregoriana. Recuerdo que a veces acudía a la habitación-despacho de estos varones santos y sabios y quedaba edificado por su pobreza y sencillez. Montañas de libros, un pobre camastro, una sencilla mesa y, como no, un incómodo reclinatorio, pues aquellos religiosos sí que hacían “teología de rodillas". Se pasaban la vida estudiando, enseñando, dirigiendo almas y todo para mayor gloria de Dios. Nunca en estos jesuitas encontré la menor crítica a las enseñanzas de la Iglesia y especialmente del Papa. Es verdad que también me encontré con otros jesuitas muy diferentes y de los cuales me dijo en una ocasión un ilustre hijo de San Ignacio decano de una facultad de la Gregoriana: no representan en absoluto la Compañía de Jesús… Estos venerables padres jesuitas que hoy evoco con respeto y gratitud sufrieron lo indecible viendo la trayectoria de la Compañía en los años más oscuros del posconcilio. Recuerdo que en una ocasión y en el transcurso de una comida, le pregunté al P. Galot como veía la situación de su orden. Recuerdo su tristeza en el rostro cuando me dijo que gran parte de la Compañía poco tenía que ver con la que le acogió hacía ya más de cincuenta años. Yo le dije: estoy convencido que la Compañía de Jesús resurgirá de la crisis. Algunos dicen que no. Recuerdo que Don Bosco, en sus proféticos sueños, vio una gran crisis en los salesianos pero también vio su resurgimiento. Yo sigo teniendo el convencimiento que Dios no dejara que se hunda aquella formidable empresa que Ignacio puso en marcha para mayor gloria de Dios y que tantos frutos de santidad, apostolado y ciencia ha dado en la iglesia a lo largo de los siglos. Eso sí, el resurgimiento de la Compañía sólo se podrá realizar retornando fielmente al carisma fundacional de San Ignacio y a la obediencia perfecta a la Iglesia y al Romano Pontífice. Tal vez, el momento presente, con un hijo de San Ignacio como sucesor de Pedro, sea un verdadero “kairós” (tiempo de gracia, propicio y oportuno) para la Compañía y para toda la Iglesia.

7 comentarios

  
Maga
Sólo pido que la otrora gloriosa Compañía de Jesús regrese al Carisma fundacional y abandone la senda de estos últimos 50 años, que tan nefasta fue p
ara la Iglesia. A no pocos de ellos San Ignacio no los reconocería como a sus hijos.
02/08/14 12:28 AM
  
Catholicus
Dios le oiga Padre. Recemos por ello.
02/08/14 12:26 PM
  
antonio
Estoy de acuerdo con Maga.
02/08/14 7:08 PM
  
Rosa
Cuando me instalé en Lérida iba siempre a Misa a la parroquia de Sant Ignasi. Cae cerca de mi casa y me era cómodo. No tenía nada contra los jesuitas tampoco. Poco a poco me fuí sintiendo incómoda con la litúrgia y, sobretodo, con ciertas homilias. No reconocían la autoridad del Santo Padre y en una ocasión el sacerdote lo dijo claramente en la homilia. Ese día supe que no volvería. Però volví precisamente el sábado que murió San Juan Pablo II. Era la Misa del sábado por la noche. Medio mundo estaba rezando por el Papa agonizante. Fuí precisament a rezar por él. De hecho, me enteré de su muerte al regresar a casa. Pero en la Misa... ni una mención, ni una pregaria, ni el más mínimo indício de compasión... Ese día dije que no volvería y no he vuelto. Siguen ahí... estando de acuerdo con el aborto, predicando teologías presuntamente libertadoras y que han dejado América Latína en manos de los Evangelistas, y hablando todo el día de los pobres (como si a los demás no nos importaran) mientras tienden la mano a las suculentas subvenciones de una administración que sabe recompensar a los que están en contra de la Iglesía. PUEDO ENTENDER PERFECTAMENTE LA TRISTEZA DEL P. GALOT, MOSSÈN!Y que conste que no he escrito todo esto para subrayar las malas hierbas que hay en la Iglesia como en todas partes. Lo digo porqué yo también me siento triste y porqué callando no se arregla nada. Ellos no callan!
10/08/14 5:34 PM
  
Rodolfo Faggioni
Estoy de acuerdo con Maga
11/08/14 10:39 AM
  
sli
y los padres Diego Muñoz, misionero popular donde los haya, Mendizábla, que tanto hizo por la espiritualidad sacerdotal, el P. Carreira, que también se dolía de la situación de la Compañía... gigantes todos ellos.
13/08/14 10:22 PM
  
luis alberto
La Iglesia como la compañía de Jesús, la lleva el Espíritu Santo.
Lo dejo en manos de EL.
30/08/14 4:47 AM

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