La nueva evangelización del Papa: "volver a lo esencial"
Que la crisis atravesada es profunda “está a la vista de todos”. Y, entonces, es fácilmente comprensible que el Papa, que es también “el teólogo más grande del siglo”, llegara a “expresar, como su línea pastoral para la Iglesia, la exigencia de su renovación misionera”.
Es monseñor Rino Fisichella, nombrado por Benedicto XVI a la cabeza del nuevo Pontificio Consejo cuya institución ha sido anunciada por el mismo Pontífice el pasado 28 de junio, “con la tarea principal – explicó - de promover una renovada evangelización en los países donde ya resonó el primer anuncio de la fe y están presentes Iglesias de antigua fundación, pero que están viviendo una progresiva secularización de la sociedad y una especie de «eclipse del sentido de Dios»”.
Un anuncio sorpresa, pero no sorprendente, y no casualmente llegado en la vigilia de una fiesta central para la Iglesia católica, la de los santos Pedro y Pablo, y en presencia de los delegados de la Iglesia ortodoxa. Porque “estamos hablando – subraya Fisichella en esta entrevista a Avvenire – de aquello que es, finalmente, el objetivo último de la Iglesia”, es decir, la evangelización.
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Excelencia, ¿qué significa, cómo debe ser leída, la decisión de instituir este dicasterio en un momento histórico como este?
Que se está viviendo un momento de crisis por muchos hechos creo que está a la vista de todos, del mismo modo que es igualmente evidente que el Papa, con este nuevo Pontificio Consejo, quiere llevar a todos a mirar a lo esencial. Y lo esencial es todavía la misión de la Iglesia, es decir, la fuerza de poder anunciar a Jesucristo como el sentido definitivo a la pregunta que toda persona tiene en lo más profundo de sí misma. Entonces, frente a este dato del eclipse del sentido de Dios, que se manifiesta en tantos modos y lo vemos en tantos comportamientos, la nueva evangelización, que no es una fórmula abstracta, es un compromiso de vida que concierne a todos y, sobre todo, a los bautizados.
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¿Era de algún modo “previsible” que Benedicto XVI llegase a la decisión de instituir este nuevo Dicasterio?
No debemos olvidar nunca la historia del papa Benedicto, que es la del teólogo más grande de este siglo. El teólogo que, cuando estamos ya a casi cincuenta años del Concilio Vaticano II, ha vivido todas estas décadas con una grandísima lucidez intelectual en la comprobación de lo que es el fenómeno de la secularización. Por lo tanto, en mi opinión, era totalmente consecuente que el Papa llegara a expresar, como su línea pastoral para la Iglesia, la exigencia de su renovación misionera.
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Es fácil imaginar que usted ya ha hablado con el Papa y, entonces, la pregunta es: ¿qué espera el Papa, a nivel de iniciativas, de este nuevo Dicasterio?
Sí, ciertamente, hemos hablado. Creo que, en primer lugar, espera una acción de colaboración y complementariedad con otros dicasterios que se ocupan de este mismo objetivo porque, en definitiva, estamos hablando de lo que es el objetivo mismo de la Iglesia y entonces inevitablemente existe la necesidad de una colaboración con los otros Dicasterios. Diría, sin embargo, que la exigencia todavía más profunda es tener contactos muy directos con las Conferencias episcopales y, por tanto, ser capaces de llegar ante todo a clarificar el concepto mismo de nueva evangelización, que es un concepto utilizado a menudo en diferentes contextos y que debe ser cargada de contenidos.
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¿Cómo?
En primer lugar, sobre todo creo que es necesario hacerse cargo de la riqueza de muchas experiencias de nuestras Iglesias particulares, de las parroquias, de los movimientos, de las asociaciones, que ya viven esta experiencia de nueva evangelización, y de algún modo tratar de llegar a proponer un proyecto común, un proyecto unitario respetuoso de las diversas tradiciones culturales, locales, pero con un objetivo común, que es el de hacer siempre nuevo el anuncio del Evangelio.
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¿Cuándo saldrá el acto de constitución del nuevo Dicasterio?
Pienso que en tiempos breves estará la Carta apostólica del Papa, y desde allí, entonces, claramente tomará forma el Pontificio Consejo.
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Pero, mientras tanto, la organización comenzará de inmediato.
Ciertamente. Desde que el Papa me comunicó este nuevo cargo, por el cual sólo puedo estarle agradecido por la confianza que ha querido poner en mí, sólo debo arremangarme y confiar en la gracia del Señor, y ciertamente también en la ayuda de todos.
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Fuente: Il blog degli amici di Papa Ratzinger
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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9 comentarios
Es curioso, la idea de eclipse, en el tramo final de la Iglesia Católica, vino profetizada por Malaquías quien puso por nombre a Juan Pablo II: De Labore Solis, que, entre otras cosas, significa Del Eclipse del Sol, o en un sentido más abstracto, del Eclipse de Dios.
Malaquías da un nombre aún más significativo a Benedicto XVI, La Gloria del Olivo. ¿Cuál es la Gloria del Olivo en la Historia del cristianismo? Haber presenciado, en el Huerto, el inicio de la pasión que concluye con la crucifixión.
Malaquías profetiza el fin de la Iglesia y el fin del cristianismo. ¿Habrá resurrección en forma de Parusía o, simplemente, final de la Iglesia?
En fin, no tiene dos lecturas la entrevista. Con una no te dan ganas de volverla a leer. Está llena de típicos tópicos.
¿En qué consiste esa falta de calidad? En la generalización, entre pastores y fieles, de la heterodoxia y de la heteropraxis hasta tal punto que han secado casi cualquier atisbo de vida de oración.
¿Cómo se puede atajar esa heterodoxia y esa heteropraxis que ahoga la vida de oración? Ejerciendo, de forma paralela pero igualmente firme, las funciones magisterial y disciplinar.
Si sólo se ejerce la función disciplinar se corre el riesgo de generalizar precisamente aquello contra lo que se debe luchar: la heterodoxia y la heteropraxis.
Por otra parte, no existe pastoral alguna destinada a revitalizar la vida de oración de nadie. Los presbíteros nunca ven a sus obispos recogidos en oración. Los fieles nunca ven a sus presbíteros recogidos en oración. Los hijos nunca ven a sus padres recogidos en oración.
Éstas son las verdades del barquero. De lo simples que son, nadie quiere darse por enterado el primero.
Y, mientras nadie decide darse por enterado, las almas van cayendo como copos de nieve en el Infierno, en gráfica descrripción de Santa Teresita del Niño Jesús, uno de los treinta y tres doctores de la Iglesia.
cfr. Santa Teresita del Niño Jesús: Carta 94, 14-VII-1889 "Para Celina".
http://docs.google.com/viewer?url=http://www.eje.catholic.net/archivos/cartas1.pdf
Las palabras de mons. Rino Fisichella son muy bonitas. Como los fuegos artificiales de la noche de San Juan. Con ellos vinieron. Con ellos se van.
Mientras tanto, nos quedan Misas como esta:
http://the-american-catholic.com/2010/07/05/unholy-mass-in-austria-with-explicit-approval-of-cardinal-schonborn/
Mejor será que monseñor Rino Fisichella no toque ni un pelo de los pocos movimientos evangelizadores que hay en la Iglesia, no vaya a ser que los adormezca.
Hay alguna frase de Rino que me asusta, por ser más de lo mismo. Por ejemplo dice : "hacer siempre nuevo el anuncio del Evangelio". En realidad sería muy bueno que dijera "anunciar el evangelio nuevamente, luego de varias décadas de siesta".
Mucho más preocupante es esta otra joya que dice más arriba: "Diría, sin embargo, que la exigencia todavía más profunda es tener contactos muy directos con las conferencias episcopales y, por tanto, ser capaces de llegar ante todo a clarificar el concepto mismo de nueva evangelización, que es un concepto utilizado a menudo en diferentes contextos y que debe ser cargada de contenido"
¿Pero cómo, es que aún vamos a seguir discutiendo sobre el sexo de los ángeles? ¿Pero es que aún no sabe el responsable de este dicasterio, luego de leer a los profetas, los evangelios y las epístolas, en que consiste la evangelización? ¿O pretende eternizarse en un diálogo burocrático con las conferencias episcopales, para encontrar un concepto de anuncio del evangelio que no ofenda a la sociedad laicista?
¿Es que pretende que nos pasemos otros 45 años sin hablar de Cristo a la gente y siendo buenistas? Pues si esa es su pretensión, cosa que me temo, la sociadad y los bautizados serán todavía más apóstatas. Menos mal que el Espíritu no abandona a su Iglesia- no el espíritu de los tiempos que tanto le gusta a este monseñor, sino el Espíritu Santo- y siguirá suscitando vigor apostólico hasta en la piedras, si fuera necesario, para que griten allí donde los que tienen que hablar callan, que sólo en Cristo Jesús está la salvación y que para aceptarla es necesario la conversión.
En fin, si esta es la dinámica del nuevo dicasterio, ni está cumpliendo el encargo del Papa, ni mucho menos el de Cristo. Este monseñor con nombre de piloto de carrera, parece que se le ha fundido alguna biela de su motor en algunos de estos giros de años postconcialiares y parece haber decidido quedarse en boxes. Le recordaría las palabras de S. Pablo: Ay de mí si no evangelizara.
Toda nueva evangelización de la vieja Europa que a su vez no conlleve una reevangelziación de la "masa católica" puede ser un auténtico desastre.
¿Quiénes van a evangelizar de nuevo? ¿Los nuevos movimientos cada uno con sus extravagancias? ¿El católico "de a pie" que desconoce el Credo, no se confiesa, usa condones y vota a partidos abortistas?
Como tan acertadamente apunta Miguel Serrano Cabeza, o atajamos la heterodoxia y heteropraxis imperantes por vía a la vez magisterial y disciplinar desde la oración (y añado yo: no sólo desde la oración personal, sino desde la formal: la Santa Misa adecuadamente celebrada, la Eucaristía como el don más excelso de la Iglesia) o no hay nada (humanamente hablando) que hacer.
En fin, que éramos pocos y parió la abuela...
Saludos cordiales.
¿Por dónde debemos empezar la faena? Pues sin ninguna por mi parte, es por aclarar, y extirpar la idolatría y la superstición instalada.
Hay que empezar por enseñarle al pueblo fiel, después de haberlo aprendido primero, la diferencia entre el símbolo y la realidad que representa, pues una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa: así de sencillo.
San Juan de Ávila, nos enseña que la Iglesia nos provee de imágenes "para refrescar la mente", pero no para otra cosa; y no me voy a referir a los espectáculos vergonzantes y vergonzosos que se ven todos los días, la competición de parloteo emulando a Gala, y todas ésas cosas, etc, etc.
El que dijo: "Marta Marta sólo una cosa es importante", creo que sabía algo de cristianismo, y de cumplir la Ley que señala el Camino de Perfección, ¿o no?
El icono o la imagen de madera pintada de la Virgen, no nos ha de servir para otra cosa que para actualizar , como las jaculatorias, más rápidamente, el trabajo que hayamos con toda nuestra fuerza, con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente en Amar a Dios , es decir, en cumplir el Primer Mandamiento, que a lo único que se dedicó en su totalidad María has el día de la Encarnación, que se sepa. Ésa totalidad es la Pureza: la Pureza no es otra cosa.
Si Dios también anda entre pucheros, es porque también entre pucheros hemos de tenerlo en nuestra mente y en nuestro corazón con toda nuestra fuerza siempre; así todas nuestras obras son suyas, como un hijo es de su padre, y por lo tanto buenas y beneficiosas para todo y para todos, como no podía ser de otra manera.
La mente del cristiano que merece tan nombre, no es para emplearla en pensar en el estofado, el marmitaco, la merluza, el asado, la cuadrilla etc, etc, ni el cómo alicatarse mejer el pelo como una mamachicho cualquiera. El cristiano tropieza, se cae, y después se levanta más humilde y mejor, su Amor es sólo para el Padre Eterno con todas las consecuencias que trae consigo, y que sin duda todo el mundo sabe.
Consciente de que el Papa quiere lo mejor para todos, creo que es muy posible que tenga que empezar la faena por el principio, pues en este momento está todo por hacer. Me parece.
Por otra parte, y aunque fuera cierto que S.Santidad fuera el "mejor teólogo del siglo", las alabanzas hiperbólicas de empleados agradecidos porque les sacaron las papas del fuego no aportan nada a la grandeza de Benedicto XVI. Son de mal gusto y suenan a obsecuencia.
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