Ese monoteísmo tan peligroso

Don Miguel Ángel Moratinos, ínclito y nunca bien ponderado ministro de Asuntos Exteriores, inauguró ayer la exposición "Dios(es). Modos de empleo", que estará presente hasta el próximo seis de enero en el Centro Cultural de la Villa de Madrid. El ministro relacionó la exposición con esa iniciativa irano-turco-zapateril -el Gran Arquiteco los cría y ellos se juntan- conocida como "Alianza de civilizaciones". Y claro, ¿qué mejor cosa para contribuir a esa alianza que ofrecer a los visitantes, y en especial a los escolares, una guía "pedagógica" que nos explica las lindezas de las religiones monoteístas?

En dicho material pedagógico nos encontramos con material como el siguiente:

¿La diferencia entre los monoteísmos (religiones con un único dios) y los politeísmos (religiones con
múltiples dioses) es únicamente de tipo aritmético?

No, ni muchísimo menos. Los monoteísmos defienden una verdad absoluta, contenida en Sagradas Escrituras reveladas a los hombres por el propio Dios, y que les imponen una moral rigurosa. Los politeísmos no tienen esa pretensión: sus dioses se comportan igual que los seres humanos y, por ende, son tolerantes e incluyentes. Esto explica que los griegos primero, y los romanos después, estuvieran dispuestos a aceptar en su panteón al dios de los judíos y no comprendieran por qué los judíos no aceptaban a los suyos en el Templo de Jerusalén, actitud que tildaban de "superstición".
Por eso, sólo los monoteísmos, como veremos más adelante ("Conflictos y convivencia"), han provocado guerras religiosas. No se han desatado conflictos religiosos que implicaran a una religión politeísta salvo en contadas excepciones (los enfrentamientos entre hinduistas y musulmanes en India, por ejemplo).

O sea, qué malas y provocadoras de conflictos son las religiones monoteístas y qué poco problemáticas y cuán pacifistas son las politeístas. Pero veamos más:

¿Se puede hablar de "religiones laicas"?

Es cierto que las ideologías totalitarias del siglo XX -el comunismo en sus diversas versiones de Estado, el fascismo o el nazismo- presentan todos los rasgos de los sistemas religiosos cerrados y coherentes: un jefe sacralizado, adorado y considerado infalible (Stalin, Mao, Kim Il Sung, Mussolini, Hitler), una Iglesia jerárquica, un dogma recogido en textos sagrados (la Clase, la Raza, la Nación, el Partido), una Inquisición, mártires… Pero lo que les falta es precisamente lo que constituye la esencia de las religiones: una concepción trascendente del más allá.

Aparte de que no sé -bueno, sí lo sé- porqué no incluyen a Fidel Castro en la lista, es obvio que se quiere establecer una relación muy clara entre las peores dictaduras y la Iglesia Católica.

Más que nada porque ni en el Islam ni en el judaísmo ni en el protestantismo no hay una Iglesia jerárquica, ni hay ninguna persona que tenga, siquiera limitadamente, el ministerio de la infalibilidad. Es decir, se coge a lo más despreciable del siglo XX y se lo describe de tal forma que parece que se está hablando de la religión monoteísta más mala y perversa de todas las religiones monoteístas: el catolicismo. Todo ello en una guía que tiene como objetivo formar a los visitantes, en especial a los escolares. Como se entere la ministra Cabrera, incorpora ipso facto ese texto al temario de la asignatura de EpC.

Por otro lado, es obvio que el autor de la guía demuestra ser un ejemplo más de la proverbial ignorancia española sobre el protestantismo, ya que habla de las misas de Billy Graham, cuando cualquiera un poco formado en estas cuestiones sabe que en el protetantismo no celebran misas sino cultos en los que no está presente el sacrificio de la misa católica.

Volvamos al juicio sobre las religiones monoteístas. Dice la guía:

¿Toda religión es necesariamente portadora de guerra?

No, solamente las religiones monoteístas, que, como hemos visto, poseen una verdad absoluta y trascendente que quieren imponer tanto a sus propios fieles como a toda la humanidad.

¿Ha quedado claro, señores? Los malos de la película somos los monoteístas. Menos mal que a continuación recuerdan que:

Dicho esto, hay que recordar dos hechos importantes: aunque se ha matado mucho en nombre de Dios, se ha matado mucho más en nombre de ideologías seculares: la Clase, la Raza, el Partido o el Pueblo.

¡Oh, qué detalle! Pero recordemos que justo antes nos habían equiparado el catolicismo a esas ideologías seculares asesinas. Es decir, la cosa está clara. Las religiones monoteístas son peligrosas y las ideologías seculares asesinas tienen el patrón de la peor de esas religiones: el catolicismo.

Como hasta para el más entusiasta de los anticlericales el texto resulta muy tendencioso, intentan suavizarlo nuevamente al decir que:

Además, las religiones también transmiten su propio mensaje de paz. En sus Escrituras, se puede elegir el puñetazo o la mano tendida; esa elección no es cosa de Dios, sino de sus fieles.

De todas formas, dejémonos de gaitas y contemplaciones: ¿Cómo podemos acabar con ese mal endogámico, con ese peligro constante para el ser humano que representan las religiones monoteístas? El texto es claro:

¿Cómo se podría garantizar que el mensaje de paz de las religiones se imponga a su mensaje guerrero?

Mediante la educación cívica, mediante la enseñanza ilustrada de la historia de las religiones y de las civilizaciones, y sobre todo mediante la ley laica.

O sea, señores: EpC, Ilustración y laicismo. He ahí el remedio para acabar con la plaga. He ahí la vacuna contra jerarquías, dogmas, infalibilidades y verdades absolutas.

Por supuesto, no podía faltar una mención a la cuestión sexual. Lean, lean ustedes:

¿Por qué desconfían las religiones de la sexualidad?

Ante todo hay que señalar que no todas las religiones desconfían de la sexualidad; el hinduismo tántrico llega incluso a integrarla en la experiencia espiritual. La desconfianza es característica sobre todo de las religiones monoteístas, y en especial del cristianismo, que considera que la sexualidad es una pulsión salvaje y egoísta que conviene refrenar y canalizar.

¿Qué? ¿les ha gustado? Mucho, ¿a que sí? Pues ahora ya entienden ustedes el porqué del lema zapateril "más gimnasia y menos religión". Si las religiones, y en especial el catolicismo, son lo que la guía de la exposición nos dice que son, ¿cómo no vamos a hacer lo posible y lo imposible para arrancarlas de cuajo de nuestra sociedad "civilizada"?

Dado que se pretende que vayan a ver la exposición grupos de profesores y alumnos, es bastante probable que desde la FERE se nos cuente que van a intentar adaptar el contenido de la guía a su ideario, para que así puedan asitir a este evento escolapios, salesianos, viatores y demás alumnos de colegios religiosos. Pero, aunque no se sabe por por cuanto tiempo, como todavía depende de los padres el permitir que sus hijos salgan de "excursión" fuera del colegio, es necesario advertirles de lo que se expone en el Centro Cultural de la Villa. No es buena cosa que a nuestros hijos les laven el cerebro presentando el fenómeno religioso monoteísta, y en especial el catolicismo, como algo pernicioso para la sociedad y la persona. Que eso es lo que se pretende desde el gobierno de ZP es algo que ya sabemos. Pero con nuestros hijos, no, señores. ¡¡¡ NO !!

Luis Fernando Pérez Bustamante