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29.06.09

Los que nos metieron en la crisis no nos sacarán

Nunca suficientemente bien amado Sr. Cardenal:

Es muy posible que con motivo de esta festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, su Eminencia haya hecho llegar al Santo Padre, como es tradición, sus más hondas y sentidas felicitaciones personales y su adhesión inquebrantable a la silla de Pedro. De ser así, nos alegraremos mucho de ello y permaneceremos unidos a S.E. en sus votos. Quizá no nos adheriremos tan pegados a usted “a la silla”, no se nos vaya esta a quebrar y tengamos algún problema mayúsculo. Y hablando de sillas, cargos y problemas mayúsculos…

Es muy posible, que aunque sabemos, como le gusta repetir, que usted lo ve todo y lo sabe todo, hasta el momento no haya tenido la oportunidad de leerse el discurso del Santo Padre en la audiencia general del pasado miércoles 24 y le haya pasada desapercibida la idea que desde hace tiempo venimos repitiendo reiteradamente en Germinans: que dentro de la conciencia eclesial, la funcionalidad del sacerdocio se convierte en la única categoría decisiva. Por eso –dice el Papa- no es casual que tanto en los ambientes teológicos, como en la praxis pastoral concreta y de formación del clero se contrasten e incluso se opongan, dos concepciones distintas del sacerdocio: una “social-funcional” y otra “sacramental-ontológica.

La primera –reitera Benedicto XVI- define la esencia del sacerdocio con el concepto de servicio: el servicio a la comunidad en la realización de una función, mientras que la otra “no niega el carácter de servicio del sacerdocio, sino que lo ve anclado en el ser del ministro y considera que este ser está determinado por un don concedido por el Señor a través de la mediación de la Iglesia, que es el sacramento.

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28.06.09

La Misa Romana. Capítulo 30: Síntesis de la evolución histórica de la comunión

En el periodo histórico en el que la celebración eucarística se separa del banquete y se considera acción de gracias (eucharistia), la comunión se convirtió sencillamente en el término y punto final de la celebración. Esto pudo durar unos doscientos años, hasta que la celebración eucarística fue ampliándose y revistiendo con diversas ceremonias fijas, origen de las liturgias primeras.

Antes de dar un resumen del desarrollo de la comunión en las liturgias romana y norteafricana, conviene trazar el esquema de las liturgias orientales, juntamente con la hispánica, que constituyen una fase de evolución más primitiva.

A la anáfora, sigue generalmente una conmemoración de los santos, sobre todo de la Virgen, y oraciones intercesoras que terminan en una letanía. El que en la liturgia bizantina se rece a continuación el padrenuestro, parece fruto de una evolución posterior. Generalmente se procede ahora a la fracción, precedida del aviso “Lo Santo para los santos”. En algunas liturgias sin embargo, se da antes, como conclusión de las súplicas y preparación para la comunión, la bendición al pueblo. Después de la fracción y la disposición de las partículas encima del diskos (gran patena) en forma de cruz u otro símbolo sagrado, se reza, menos en la bizantina, el padrenuestro como última preparación de la comunión. Sigue la conmixtión, a la que en la liturgia bizantina se añade la mezcla de agua caliente en el sanguis, y la comunión del clero. Luego se da la bendición, menos en aquellas liturgias que la habían anticipado. Entre ellas hay que contar la bizantina, que la hace seguir, con menos solemnidad, al rezo del padrenuestro. Después de la comunión del pueblo, si es que la hay, termina el acto de oraciones con acción de gracia y de súplica en forma de letanía.

Siglos IV al VI: “Pater noster” y ósculo de la paz.

Las primeras noticias que tenemos sobre las ceremonias y oraciones de la comunión se refieren al Padrenuestro como oración preparatoria y datan del siglo IV. Algo más tarde se empieza además a cantar un salmo durante la comunión de los fieles.

Hacia el año 416 leemos en la famosa carta del Papa Inocencio I al obispo de Gubbio que el ósculo de la paz no se debía dar al final de la oración común de los fieles, sino al final del canon. Fue pues este Papa quien introdujo esta innovación. Su finalidad lejos de cambiar quedó mejor respetada: la de conclusión de la oración que precedía. En absoluto pertenecía todavía a la comunión, pero atendiendo al desarrollo histórico posterior, la podemos incluir en el cuadro que presenta la comunión en el siglo V: ósculo de paz al acabar el canon, retirada del altar de los panes consagrados, fracción, Padrenuestro y comunión.

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25.06.09

Una reflexión al empezar el año sacerdotal

El 19 de junio pasado, en la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, el Santo Padre inauguró solemnemente el Año Sacerdotal, proclamado para conmemorar el 150º aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars. Es muy significativo que sea precisamente la figura de San Juan María Vianney la que Benedicto XVI ha querido poner de relieve como modelo en estos tiempos en los que el sacerdocio católico pasa por una innegable crisis, que no es sino una consecuencia de otra grave crisis: la que en los últimos cuarenta años ha experimentado la fe y el culto eucarísticos en la Iglesia. Si no se tiene en cuenta que la Eucaristía y el sacerdocio van unidos y son, por así decirlo, consubstanciales, es que no se ha entendido nada de lo que es el Catolicismo. Si algo falla en la manera como se ofrece la Eucaristía, ello no dejará de repercutir en el sacerdocio. Porque el sacerdocio es por y para la Eucaristía. Por eso Jesucristo instituyó en la Última Cena el sacramento de Su Cuerpo y de Su Sangre e inmediatamente después el del orden sagrado.

La Eucaristía es a la vez sacrificio y sacramento. Por medio de ella se ofrece el pan y el vino, que se transubstancian en el Cuerpo y la Sangre del Señor, reproduciéndose así, mística pero realmente, el mismo y único sacrificio del Calvario. Jesucristo, presente en virtud del sacrificio de la misa en las especies consagradas, se da en la Eucaristía como “pan de vida eterna y cáliz de salvación perpetua” (canon de la misa) y esto es el sacramento, el gran mysterium fidei, por el que se nos mantiene y se nos aumenta la vida divina y sobrenatural. Este sacramento es aquel del que en cierta manera dependen todos los demás. El bautismo nos da la vida de la gracia, pero la gracia no puede mantenerse sin la Eucaristía: “si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”. Toda la Iglesia reposa sobre la Eucaristía. Bossuet decía que “la Iglesia es Jesucristo extendido y comunicado”. Es decir, que su misión consiste en hacer que todos tengan vida en Jesucristo y esto se realiza mediante la Eucaristía.

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Teresa Forcades: monja feminista, abortista y mediática

En uno de mis recientes artículos comenté como nuestra televisión pública catalana (TV3), fomenta en sus espacios a todos aquellos representantes de la Iglesia díscolos con la doctrina oficial o bien los que se manifiestan en favor de la catalanidad y en contra del españolismo (léase COPE, cardenal Rouco, Conferencia Episcopal…)

Uno de los elementos más repetitivos hasta la saciedad es la religiosa benedictina Sor Teresa Forcades, abonada a los platós de televisión y que el otro día clausuró la temporada del programa de entrevistas “Singulars”. El programa definió a la religiosa como una “activista con hábito” y como “feminista", afirmaciones que fueron compartidas por Sor Forcades con las que se encuentra plenamente identificada.

Ésta religiosa es una activista contra las grandes multinacionales farmacéuticas, pero no se vayan a creer que es porque fabrican píldoras abortivas o anticonceptivos, eso no le preocupa en lo más mínimo, se trata de una cuestión economicista ya que ella cree que se enriquecen desmesuradamente a costa de los ingenuos consumidores, poniendo incluso en juego su salud. Yo también pienso de forma similar pero no creo que seamos las personas consagradas los que tengamos que dedicarnos a estos menesteres ni ocupar nuestro tiempo escribiendo libros como el que ella ha publicado “Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas“. Para mi los crímenes son los que se cometen abortivamente contra los indefensos niños sin nacer, algo a lo que no hace ninguna referencia la religiosa. Por cierto que lo del hábito es un decir. Porque Sor Forcades, no lleva el habitual hábito benedictino, sino simplemente una sencilla cofia y vestimenta normal, pantalones incluidos. Lo de que es monja de clausura también es otro decir, porque para muy poco por no decir casi nunca en el monasterio, siempre viajando por el mundo (ahora en Alemania), en conferencias, televisiones y demás.

Lo que más me preocupa es su feminismo, formado en la escuela de Sefa Amell (presidenta del movimiento “Dones de l’Església"). La televisión le trajo hasta una pizarra al plató para que la religiosa pudiera hacernos una clase de feminismo en directo. Por supuesto a ella le encantaría que hubiera un Papa que fuera mujer, incluso se ha dedicado a buscar a lo largo de la historia de la Iglesia todas la mujeres que ella considera “feministas", trabajo que ha publicado en su libro “La teología feminista en la historia“, pero lo peor de todo es que su feminismo le lleva a defender posturas absolutamente inaceptables.

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23.06.09

Los obispos catalanes y el acto del Cerro de los Ángeles

En esta web somos simples narradores de hechos eclesiales y debemos contar las noticias como son, sin aditivos, ni colorantes. Viene ello a cuento porque a algunos ha sorprendido la presencia del obispo de Urgell, Monseñor Vives, en el acto del domingo en el Cerro de los Ángeles. Que no se equivoque nadie, el copríncipe acudió al acto en representación de la llamada Conferencia episcopal Tarraconense, que no es nada más que las reuniones de los prelados de las diócesis de las provincias eclesiásticas de Tarragona y Barcelona. Los otros prelados le comisionaron y él los representó a todos. No existe otra explicación. Además, no le tocó a Vives por ninguna gracia especial, sino porque es el secretario de aquella pseudo-conferencia episcopal.

Dicho lo anterior, debe ponerse de relieve que nuestros obispos se cuidaron de enviar a Vives como representante, pero ahí finalizó su ahínco. El acto del Cerro de los Ángeles fue retransmitido en directo por televisión para toda España, menos para Cataluña. Aquí se practicó la desconexión con el circuito catalán de televisión y se vio la misa de cada domingo que celebra Mossèn Manuel Valls. Obviamente, esa misa dominical se retransmite siempre que no hay otro evento religioso singular, que entonces tiene preferencia. No les digo las celebraciones desde la Santa Sede. Aquél día no hay desconexión.

Cuento todo esto, porque parece que la presencia de Vives (recuérdese como representante de los demás obispos) suponga un reconocimiento especial a la celebración del nonagésimo aniversario de la consagración de España al Sagrado Corazón. Pues no. Esa celebración fue censurada por televisión española en Cataluña, con el consentimiento de los obispos catalanes. Se ensombreció Cataluña respecto al acto del Cerro.

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