Cuando empecé a escribir este blog, que no me considero conservador ni progresista, porque pienso que esas categorías de tipo político carecen de sentido cuando se aplican a la Iglesia.
Sin embargo, he observado que por defender que un católico debe aceptar libremente y con alegría la doctrina de la Iglesia, he recibido multitud de críticas, porque parece que pensar así se considera poco progresista. Aparentemente, según piensa mucha gente, doctrina y progreso son opuestos. También he recibido críticas por ser demasiado poco conservador, curiosamente, pero de ello hablaremos en otra ocasión.
Hoy les ofrezco un breve texto de Chesterton que me ha parecido muy interesante y que trata este tema del progreso y la doctrina en su raíz. Lo he traducido del último libro de Chesterton que he comprado, Heretics. Es un libro estupendo y algún otro día traduciré algún fragmento del prólogo, que es verdaderamente genial. Me ha encantado ver que, para Chesterton, es imposible progresar o ser verdaderamente progresista, en el buen sentido de la palabra, si no se acepta una doctrina fundamental inmutable.
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