(El Comercio) “Fue impresionante” fueron sus primeras palabras tras volver de las galerías subterráneas, con la cara tiznada por el polvo del carbón. Según aseguró el arzobispo, bajar al tajo le ha servido para ver que “éste es otro mundo, una realidad dura que me ha conmovido”.
Según explica él mismo en la web del arzobispado, el objetivo de la visita era lograr “un mayor conocimiento de Asturias y sus gentes”, similar a la que está realizando por las diferentes instituciones radicadas en todos los puntos de la región.