(Efe/InfoCatólica) González Marrero, de 48 años, es de los presos que ha rechazado la condición del exilio para salir de la cárcel pues su intención es permanecer en Cuba. Como ha ocurrido en el caso de otros disidentes del Grupo de los 75 liberados en las últimas semanas, es previsible que su salida de prisión sea bajo la figura de licencia extrapenal.
Alejandrina García de la Riva, esposa de González Marrero, dijo ayer a Efe que ambos recibieron la noticia de la liberación mediante una llamada telefónica del cardenal cubano Jaime Ortega, quien no les pudo precisar cuándo se efectuará la excarcelación.
Con la inminente liberación de González Marrero, aún quedarían en la cárcel cinco opositores del Grupo de los 75, considerados todos prisioneros de conciencia por Amnistía Internacional.
La Iglesia cubana también anunció en una nota divulgada previamente que serán liberados y trasladados a España otros ocho presos que no pertenecen al grupo de opositores de los 75.
Se trata de los prisioneros Osvaldo González Montesinos, José Miguel Fernández Torné, Enrique Martínez Ramírez, José Rodríguez Chavez, Carlos Martín Gómez, Ernesto Durán Rodríguez, Gilberto Martínez Martínez y Mario Alberto Pérez Aguilera.
Cinco de esos ocho presos aparecen en los listados de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) con condenas que van de tres a treinta años por delitos relacionados con violencia, desacato a la autoridad y salida ilegal de la isla.
Rodríguez Chávez y Martínez Martínez fueron detenidos en 2008 y condenados a cuatro años por los delitos de “peligrosidad social predelictiva”, mientras que González Montesinos recibió ese mismo año una condena de tres años por “desacato al jefe de Estado”.
Por su parte, Martín Gómez fue condenado a 30 años en el 2000 por los cargos de piratería y desacato, y Martínez Ramírez recibió una condena de 10 años por terrorismo tras su detención en 2003.
El Gobierno de Cuba se comprometió el año pasado a liberar a todos los presos del Grupo de los 75 que permanecían en prisión (52 en aquel momento), tras un inédito diálogo con la Iglesia católica que fue apoyado por el Gobierno de España. Cuarenta de esos disidentes salieron de la cárcel tras aceptar la condición de irse a España, mientras que la excarcelación de los que no aceptan el exilio ha sufrido más demoras.