(José M. Reviriego/el Correo) El texto, también remitido al Nuncio, Mons. Renzo Fratini, constituye un significativo respaldo al actual administrador apostólico, Mons. Mario Iceta, máximo aspirante en la sucesión pendiente de Blázquez. En apenas dos semanas, el documento ha logrado 2.196 adhesiones, todas ellas correspondientes a laicos, párrocos y religiosos de la provincia que prefieren guardar anonimato.
La división que se vive en la Iglesia vizcaína, aflorada en este cruce de cartas, no sólo obedece a los métodos que deben regir en la nominación del nuevo obispo. Va más allá. El previsible nombramiento de Mons. Mario Iceta como prelado de Bilbao ha desatado un movimiento interno de incalculable alcance.
Cartas al nuncio
Primero fue la carta suscrita por seglares, religiosos y pesos pesados de la diócesis, en la que se rechazaba la designación directa por, según los firmantes, ser una práctica anticuada, más propia del “primer milenio”. “Esta esposa no quiere un esposo impuesto (en referencia a la Iglesia y el obispo de Bilbao)”, reflexionaban los adhirientes.
En estos sectores, que se presentan como defensores de una Iglesia “plural, abierta y enraizada” en Euskadi, subyacen notables recelos sobre la figura de Iceta. Le ven como otro eslabón de la cadena impuesta por la Conferencia Episcopal que preside Antonio María Rouco Varela, tras la nominación de José Ignacio Munilla al frente de la diócesis guipuzcoana. Mons. Fratini ya les contestó: “El Papa nombrará obispo de Bilbao a `aquél que realmente necesita´ esta diócesis”.
Ahora le llega el turno a un grupo de fieles anónimos de Vizcaya que no ocupan cargos de relevancia pública en la comunidad. La carta que han remitido el jueves al representante del Papa en España deja a las claras su “sentir con la Iglesia”. Dispuestos a “obedecer en todo a la Santa Madre Iglesia Jerárquica”, declaran su “adhesión al nuevo obispo de Bilbao que bajo la inspiración del Espíritu Santo sea nombrado por Su Santidad Benedicto XVI a propuesta del Sr. nuncio”. La misiva, a la que ha tenido acceso El Correo, incluye el listado de apoyos, aunque sólo una persona figura como firmante. Reza así: “María Teresa Campo Vizcarra, madre de seis hijos”.
La lista de adhesiones sigue abierta en un link colgado en Internet bajo el encabezamiento 'En torno a la designación del nuevo obispo de Bilbao'. Según sus promotores, la iniciativa surge como una “reacción ciudadana” a la otra carta y cobra cuerpo a través de mensajes rebotados por correo electrónico, pero no con el ánimo de “confrontación”. “Nosotros no hemos provocado la división”, declaran algunos de sus impulsores en conversación con este periódico.
“Perplejos” por el tono
Confiesan que les causó “perplejidad” el tono del texto de los 677 firmantes, incluso algunos términos como lo del “esposo impuesto”. “La Iglesia es madre”, replican. “Con sus defectos y sus virtudes, la gente está a favor de cómo funciona la Iglesia. Esto no es el consejo de administración de una empresa, ni un partido ni un sindicato”, advierten.
Por eso “acatarán” la decisión “que se adopte” en torno al nombramiento del nuevo obispo. Ellos, como fieles, ponen el acento en “la comunión” con el prelado, más que en la participación. “Nuestro papel no es discutir los cauces. Es la fidelidad y la colaboración”, añaden.
Sobre el perfil del obispo, restan trascendencia a “añadidos” como que sepa euskera o esté arraigado en Euskadi. Ellos priman el carácter “universal” de la Iglesia: “Vivimos en un mundo global. Lo importante será su nivel cultural y de gestión, y que sea santo”.
Más que una participación terrenal, consideran que el nombramiento es una decisión muy elevada que está en manos del Papa “a propuesta” del Nuncio. “Pedimos a la Providencia que les ilumine en la designación del nuevo obispo de nuestra diócesis, según las pautas que marca el Código Canónico y sin interferencias ni presiones de ningún tipo”, explican en la carta, de la que han remitido una copia a Iceta, en señal de “apoyo filial”. Aunque no quieren que se traduzca este gesto en un respaldo personal, los firmantes sí prestan por escrito su “solidaridad al actual obispo administrador apostólico por su dedicación, entrega y buen hacer”.