(InfoCatólica) El cardenal Tagle es relativamente joven para un papable, ya que solo tiene 67 años. Nació en Manila y procede de una familia filipina pequeña (solo eran dos hermanos) y de clase alta, con una rama materna procedente de China. A pesar de que en Filipinas ha desaparecido el español y que el propio Tagle no lo habla, pervive su influencia en muchos ámbitos, entre ellos el de los nombres propios. De ahí que fuera bautizado como Luis Antonio, aunque informalmente se le conoce como Chito (por Luisito).
Estudió en el seminario jesuita y realizó sus estudios universitarios en el Ateneo de Manila, también de los jesuitas. Finalmente, sin embargo, no entró en la Compañía de Jesús, sino que se ordenó sacerdote diocesano en la diócesis de Imus, sufragánea de Manila. Posteriormente, se trasladó a los Estados Unidos para doctorarse en Teología en la Universidad Católica de América (Washington D.C.). Al volver a Filipinas, sus estudios internacionales hicieron que inevitablemente destacara en la diócesis y fue vicario episcopal, profesor del seminario y párroco de la catedral. Juan Pablo II lo nombró miembro de la Comisión Teológica Internacional y, en 2001, obispo de Imus. Diez años después, Benedicto XVI lo nombró arzobispo de Manila y, después, cardenal.
Ya durante sus estudios quiso especializarse en temas relacionados con el Concilio Vaticano II y se decantó claramente por la llamada Escuela de Bolonia, un grupo informal de teólogos e historiadores progresistas que, en la práctica, consideran que el Concilio Vaticano II supuso una ruptura con la Iglesia anterior, pero consideran positiva esa ruptura. En ese sentido, se oponen a la visión de la «hermenéutica de la continuidad» o «hermenéutica de la reforma», abanderada principalmente por Benedicto XVI, que trata de interpretar el Vaticano II y sus reformas a la luz de la Tradición bimilenaria de la Iglesia.
Algunos le han llamado el «Francisco asiático» y el New York Times lo describió como «un candidato a papa según el molde de Francisco». En efecto, hay varias similitudes personales entre ambos. Tagle siempre ha sido partidario de llevar una vida personal sencilla y sin lujos, y cuando era obispo de Imus ni siquiera tenía coche. Además, el cardenal sigue muy vinculado a los jesuitas. Incluso su cuenta de X -Twitter- (@CardinalChito) es gestionada por una fundación jesuita. A diferencia del Papa Francisco, sin embargo, la personalidad de Tagle es genuinamente extrovertida, informal e impulsiva. La mayoría de las anécdotas que se cuentan sobre él tienen que ver con chistes o con ponerse a cantar o a bailar espontáneamente. Durante muchos años, ha presentado su propio programa de televisión, producido por la misma fundación jesuita antes mencionada. Le gusta estar rodeado de gente y no solo no le asusta estar en el centro de todas las miradas, sino que a menudo parece buscarlo. Habla seis idiomas, incluido el chino, algo que, unido a las raíces chinas de su propia familia, podría ser relevante en una época en que la importancia del gigante asiático no deja de crecer.
En cuestiones teológicas, también hay significativas semejanzas con Francisco. Viene de un país no europeo, en el que los fieles esperan que sus obispos defiendan la moral católica de siempre, de modo que algunas de sus declaraciones en ese sentido pueden parecer más tradicionales que las de los obispos del primer mundo. No obstante, Tagle acogió con gran entusiasmo las erráticas transformaciones de la moral llevadas a cabo por Amoris Laetitia y documentos posteriores. Filipinas fue uno de los primeros países donde empezó a darse la comunión a los divorciados. Quizá lo más característico de él, en consonancia con su propio gusto por la popularidad y también con una de las obsesiones progresistas, sea el horror ante el lenguaje duro o simplemente claro en las cuestiones morales. En ese sentido, considera que la Iglesia debe ser más misericordiosa con las personas atraídas por el mismo sexo, las madres solteras o los divorciados y que sus casos deben considerarse de forma individual, sin condenar a priori su situación. El cardenal niega así, de forma práctica y «pastoral», la existencia de actos intrínsecamente malos, que constituye uno de los pilares fundamentales de toda la moral católica.
En general, se ha mostrado siempre un sincero aliado de las causas preferidas por el Papa Francisco, como la ecología, la bondad y fraternidad de todas las religiones, la inmigración indiscriminada, la sinodalidad o el acuerdo con el Gobierno de China. Fue uno de los participantes en la celebración en los jardines vaticanos que incluyó una imagen de la Pachamama. En algunos casos, sin embargo, Tagle va más allá de Francisco. Por ejemplo, mientras que el último Papa sugirió la posibilidad de acabar con la ley del celibato, pero no llegó a hacerlo, el cardenal filipino parece ser partidario de abolir el celibato obligatorio, postura que deriva de su preocupación por la falta de sacerdotes en su país natal.
Es un cardenal muy conocido, por sus frecuentes viajes por todo el mundo asistiendo a congresos y otros actos. Durante seis años, fue Presidente de Caritas Internationalis. Antes de que terminara su segundo mandato, el Papa Francisco decidió destituir a toda la dirección de la organización, incluido el cardenal. Este hecho ha sido considerado por muchos como una desautorización por parte de Francisco, pero lo cierto es que simultáneamente le nombró Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (posteriormente Dicasterio para la Evangelización). Su enfoque de la evangelización es ciertamente peculiar y se basa en «no pretender que tenemos todas las soluciones» y en no ser «triunfalistas», sino más bien en el «silencio», que hace a la Iglesia más «creíble». Probablemente, Francisco consideró esto una afinidad con su propio rechazo al proselitismo.
En cualquier caso, durante los primeros años del pontificado del Papa Francisco, multitud de signos indicaban que Tagle sería visto como su sucesor natural. A fin de cuentas, las semejanzas entre ambos eran muchas y el cardenal Tagle ya había sido considerado papable en el cónclave de 2013. En los últimos años, sin embargo, pareció producirse un cierto enfriamiento de las relaciones entre ambos y los cargos y misiones encomendados al purpurado dejaron de ser de primera línea. Es posible que estos altibajos se debieran simplemente a la conocida tendencia del Papa Francisco a no dar demasiado poder a ninguno de sus colaboradores.
De ser elegido Papa, parece probable que Tagle ahondara en las mismas reformas y derivas teológicas de Francisco, especialmente teniendo en cuenta su relativa juventud, que le permitiría tomar medidas de más calado. A ello uniría su comodidad con los medios de comunicación y su simpatía personal, en las que aventaja con mucho a otros candidatos, así como su conocimiento de Asia, un continente cada vez más importante para la Iglesia.
Recemos por él.