Hollerich: «Europa haría bien en volverse autónoma en términos de producción militar»
Cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo (captura de imagen)

Pide dedicar las ganancias de la industria miliar a actividades sociales

Hollerich: «Europa haría bien en volverse autónoma en términos de producción militar»

El cardenal Jean Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y miembro del Consejo de Cardenales (G9), ha dado su parecer en una entrevista sobre el programa de «rearme de Europa» y sus implicaciones morales y políticas. El purpurado por una parte lamenta el estallido de la carrera armamentística pero opina que Europa necesita reamarse y además no hacerlo dependiendo de Estados Unidos,

(Ecclesia/InfoCatólica) El cardenal comenzó la entrevista con la siguiente advertencia: «En primer lugar, me gustaría decir que esta carrera armamentística que ha estallado en todo el mundo, no solo en Europa, es extremadamente preocupante, por no decir aterradora». Subrayó la necesidad de una reflexión moral ante las consideraciones políticas, lamentando la aparente «falta de tensión moral entre los dirigentes del mundo».

Según el cardenal, «el tabú bélico que había influido en las orientaciones políticas después de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial parece haber llegado a su fin. Sin la recuperación de esa tensión moral, no hay políticas que se sostengan, y el mundo corre el riesgo de deslizarse por una pendiente peligrosa».

El abandono del multilateralismo

Hollerich también destacó un cambio significativo en el panorama político mundial: el abandono del multilateralismo. «Hoy, sin embargo, parece evidente la reafirmación del viejo concepto de superpotencia, que tiende a privilegiar sus intereses económicos y geopolíticos exclusivos». En contraste, abogó por el multilateralismo como base para la paz mundial, haciéndose eco del énfasis del papa Francisco en este enfoque. «El papa Francisco, con razón, insiste mucho en la importancia del multilateralismo; de hecho, me atrevería a decir que es la piedra angular sobre la que la Santa Sede basa su presencia política y diplomática».

Al abordar el rearme de Europa con un programa de 800.000 millones de euros, el cardenal reconoció las preocupaciones de los países que se sienten estratégicamente amenazados, como «los países bálticos fronterizos con Rusia o Moldavia, que tiene una disputa abierta sobre Transnistria». Aclaró que «si bien reconozco la necesidad de un fortalecimiento militar de la Unión Europea, este debe tener un carácter necesariamente defensivo».

También subrayó la importancia de la seguridad digital y recordó a la Unión Europea sus principios fundacionales, afirmando que es importante «la seguridad digital», y que «Europa, como institución, nació de las cenizas dejadas por la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, por lo que la vocación por la paz es su principio fundador. De hecho, yo diría que la paz es la razón social de estar juntos: la Unión nació para que nunca más haya guerras entre los europeos y en Europa».

«Europa debería volverse autónoma en producción militar»

El cardenal Hollerich también abordó la cuestión de la autonomía europea en materia de defensa, sugiriendo que el cambio de rumbo estadounidense podría estar impulsando el deseo de Europa de reforzar sus defensas. Señaló que «si Europa, además de su capacidad de defenderse de manera autónoma, es capaz también de recuperar una subjetividad política –que ha quedado un tanto empañada–, prestará un servicio no solo a sí misma, sino al mundo entero, desempeñando de facto un papel multilateral». Añadió que «Europa también haría bien en volverse autónoma en términos de producción militar, ya que hoy en día todavía depende en gran medida de Estados Unidos. Una adicción que te hace vulnerable».

Por último, Hollerich mostró su preocupación por la inversión militar en medio de las crisis del Estado del bienestar en Europa, concretamente los 800.000 millones destinados a armamento. Y expuso la propuesta que hizo el papa Francisco, que «todos los beneficios derivados de la producción armamentística intraeuropea deberían invertirse –de manera vinculante– en actividades sociales». Y concluyó con un llamamiento a la acción: «No deberíamos enriquecernos con las armas, sino construir hospitales y escuelas con las ganancias. Se trata de una propuesta inmediatamente practicable, que tengo intención de transmitir al embajador de la Unión Europea ante la Santa Sede, con quien tengo previsto reunirme en los próximos días».

Esta noticia no admite comentarios.