(CNAd/InfoCatólica) El obispo de Passau, Stefan Oster, ha afirmado que la nueva evangelización «necesita hombres y mujeres santos». En una entrevista concedida al semanario católico «Die Tagespost», el prelado insistió en la importancia de vivir la fe con radicalidad: «Sin la disposición de llevar la cruz con Él, de entrar con Él en la humildad, no lo conseguiremos».
Mons. Oster animó a los fieles a preguntarse: «¿Ordenas tu vida de tal manera que Jesús sea realmente lo más importante para ti?». Según el obispo, la renovación de la Iglesia no vendrá de estrategias externas, sino de una fe auténtica y vivida: «Todo lo demás también es bueno: escribir libros, producir vídeos y demás. Pero si uno quiere ser discípulo, se trata sobre todo del amor concreto y de la cruz».
Situación de la Iglesia en Alemania
En la entrevista, el obispo criticó la situación actual de la Iglesia en Alemania, especialmente en lo que respecta a su presencia en las redes sociales y en los medios digitales. En este sentido, comparó la realidad alemana con la estadounidense, un país que visita con cierta frecuencia: «Tengo la impresión de que las condiciones estructurales de la Iglesia en Alemania hacen que la situación sea más difícil que, por ejemplo, en América. Hoy en día, en nuestra Iglesia hay más personas que viven de ella económicamente que personas que viven de los sacramentos».
Mons. Oster también lamentó la falta de una cultura evangelizadora dentro de la Iglesia en Alemania: «Los intentos de abordar el tema de la evangelización en profundidad encuentran más resistencia desde dentro que desde fuera». A su juicio, muchos fieles no han sido formados para comunicar la fe de manera significativa: «No se trata solo de formas amables y superficiales, de una especie de humanismo de la cortesía, sino de un testimonio existencial».
El obispo de Passau destacó que el cristianismo no debe reducirse a una simple vivencia de la fraternidad humana: «No quiero desacreditar la experiencia general de la convivencia humana, pero la fe debe volver a ser una fuente para encontrar la verdadera libertad, una mayor serenidad, la capacidad de perdonar, de sufrir con el otro, de luchar con él».
¿Para qué vino Cristo?
Finalmente, subrayó la misión fundamental de Cristo: «Debe quedar claro que Cristo no vino simplemente para hacernos personas amables. Vino para salvarnos. Y el ser una buena persona surge de la experiencia de la salvación». Asimismo, indicó que la acción social de los cristianos tiene un carácter distinto al de otras iniciativas de caridad: «El comportamiento ético nacido del Evangelio tiene un carácter diferente al de muchas organizaciones benéficas».