(ACI Prensa) La Eucaristía fue presidida por el P. Luis Montes, sacerdote misionero del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), en el monasterio de San Jorge, ubicado en la parte este de la ciudad, que había sido profanado por los terroristas.
El sacerdote comentó a ACI Prensa que viajó a Mosul junto con un grupo de españoles para grabar la segunda parte de un documental que se titula Guardianes de la Fe. El objetivo de este cortometraje, producido y dirigido por Jaume Vives, busca mostrar la realidad de los cristianos en Irak y Siria.
A través de un video publicado en la página de Facebook Amigos de Irak, el presbítero indicó que la Misa fue celebrada el 9 de agosto, un mes después de la expulsión del ISIS en el día de la fiesta de Santa Edith Stein, que murió mártir en un campo de concentración nazi.
Al respecto, el P. Montes afirmó que «ese lugar seguramente dio muchos mártires a la Iglesia. Cuando los cristianos fueron encarcelados, torturados, poder celebrar la Misa de una mártir fue un gran regalo de Dios».
La Eucaristía se celebró en una de las capillas del monasterio, cuyo altar fue despojado de los mármoles que lo adornaban y sus paredes estaban dañadas.
El sacerdote manifestó que esta fue una experiencia muy intensa porque en este sitio «atacado por ser un lugar cristiano tenía tanta fuerza la contemplación del Misterio de la Cruz que se renueva en la Santa Misa».
Además, agregó que «unos sacerdotes después les dijeron a los jóvenes que me acompañaban que ellos creían que esta fue la primera Misa celebrada en Mosul en los últimos tres años. Es realmente un regalo de Dios».
El sacerdote destacó que ofreció esa Misa por Europa «que sufre por haberse alejado de Dios Nuestro Señor, para que la sangre de estos mártires aquí en Medio Oriente la mueva, la conmueva a que la despierte».
Por otro lado, el P. Montes describió que en el monasterio se ven «escombros por todos lados, paredes picadas, todas las imágenes religiosas destruidas. La gruta de la Virgen María, destruida. La Virgen decapitada. Las cruces empotradas en los muros fueron picadas también con masas para que no quede rastro de nada que sea cristiano, de nada que sea Jesucristo».
«El Estado Islámico odia a Cristo, odia la Redención, odia la Cruz. El Estado Islámico es pura destrucción», expresó.
El P. Montes señaló que en la iglesia del monasterio los terroristas hicieron un gran agujero en la entrada y que la parte inferior habría sido «utilizada como cárcel en algún momento. Y los cristianos ahí dejaron sus nombres escritos como testimonio».
«Ver un lugar santo así profanado es doloroso. Pero por otra parte, tanta destrucción, ese odio expresado hacia los cristianos y hacia todo lo que es cristiano, que en realidad es un odio a Cristo mismo», lamentó.
«Por eso, si bien existe el dolor por ver estos ataques tan injustos, por otra parte existe el hermosísimo, el hermosísimo orgullo de saber que uno está sirviendo a un pueblo perseguido», concluyó.