Victoria (nombre ficticio) es una mujer cristiana de 45 años, que se dedica en la mañana a enseñar en una escuela cristiana y por la tarde a dar clases particulares en su casa. Con su marido y sus tres hijos (un varón y dos chicas), vive en una pequeña casa de dos habitaciones en Lahore. Pero la familia es originaria de Khanewal, una ciudad en el sur de Punjab. Allí Victoria enseñaba en una escuela pública, y su marido tenía una pequeña tienda, mientras que los tres niños asistían a una escuela secundaria inglesa.
Una tarde, en 2013, el hijo mayor Najam (abreviado con la inicial «N», nombre cambiado por seguridad) decide no asistir más a la escuela. Él y sus hermanas explicaron a la madre que en la escuela «N» había sido forzado por un muchacho muy fuerte a recitar la Kalma [6 artículos de la fe con la cual se efectúa la conversión al islam, ndr]. Según cuenta Victoria tras su queja a la administración, esta extendió sus disculpas y garantizó resolver el problema.
Pero después de unos meses las otras dos hijas fueron obligados por un estudiante de recitar el «Naat» [poema en honor del profeta Mahoma, ndr] antes de la asamblea escolar. Después de ese episodio, el padre del estudiante ha afirmado que las chicas ya no eran cristianas, y esto ha llevado a Victoria a salir de la ciudad para evitar las consecuencias más tristes.
Asia News publica que una noche en diciembre de 2013, la familia huyó de la casa, con sufrimiento, trabajo y se trasladó a Lahore, la ciudad que algunos amigos les habían dado como más respetuosa de las minorías. Los niños continuaron sus estudios con buenos resultados, mientras que su marido no ha podido restablecer el negocio. Así es Victoria, con su trabajo precario y difícil, la que dirige la familia.
El 11 de agosto de este año, el día en que todo Pakistán celebró la Jornada de las minorías, en la fecha del discurso histórico de 1947, la familia se sumergió de nuevo en el miedo. En Lahore «N» otra vez ha sido víctima de acoso en la nueva universidad privada en Gahzi Chowk, en Ferozepur Road. En una lección de la ciencia islámica (una materia obligatoria) el profesor, en lugar de apegarse al programa de texto,pronunció discursos provocativos y predicó contra los no musulmanes.«N» y los otros dos colegas cristianos quedaron petrificados cuando se enteraron de que el profesor afirmó que «el universo fue creado para los musulmanes, mientras que los no musulmanes se benefician de manera injustificada. Así que la matanza de los cristianos, judíos y los hindúes está justificada».
«N» temió por su vida. «Si los compañeros de clase hubieran descubierto mi religión - dijo -, me habrían hecho pedazos». Especialmente se sorprendió por el hecho de que era un maestro quien decía esas palabras. Mientras que en Khanewal, «el opresor era un estudiante, que me ha liberado tan pronto como el maestro entró en el aula, en Lahore el opresor era el mismo maestro».
Lo que más preocupa, dice su madre, es que la persecución viene de aquellos que deben servir de ejemplo: «La propaganda política afirma en forma altisonante poner fin al «discurso de odio». Pero los hechos muestran la otra cara de la moneda.