(Conferencia Episcopal del Uruguay) «Con palabras mágicas como `salud reproductiva´ aplicada a la destrucción de embriones y fetos humanos, se rinde culto al propio proyecto de bienestar de los que supuestamente estamos bien, al costo de la destrucción de seres humanos vivos», subraya el obispo.
En su blog Amicus Sponsi, Mons. Sanguinetti afirma que al porcentaje de niños que mueren el primer año (7,7 por mil) hay que agregarle 20,66 % que se matan con técnicas médicas. Es decir que «del 28,3 % de los engendrados sabemos que mueren: 7,7 después del parto y 20,66 % descartados y tirados voluntariamente a la basura por la sociedad uruguaya en su conjunto, por el Estado que ataca los derechos humanos de los seres humanos más débiles y por la responsabilidad humana, aún de sus madres y padres», puntualiza.
«Se crea una cultura que trata como fin bueno el aborto masivo y los supuestos logros estadísticos fruto de esas manipulaciones», destaca el Obispo de Canelones, al tiempo que hace un paralelismo de la situación uruguaya con el sacrificio de niños que hacían los creyentes en el Mediterráneo para agradar a la divinidad fenicia Moloch.
El preladoreconoce que «a muchos molesta que haya objetores» y que «nos lamentemos por ser un pueblo que destruye a sus hijos, de madres marcadas en su psiquis por destruir al fruto de sus entrañas». «Y sin embargo quien ha oído el clamor de los corazones sabe cuánto llanto, verdadero sentido de dolor, hay en quienes han abortado. ¡Cuánto daño se les hace a las mujeres impulsándolas a la destrucción del hijo en sus entrañas!», enfatiza.
«Se quiere acallar las conciencias y los gritos de la razón. Se induce a no llorar por esos muertos, ni gritar en su nombre, ni denunciar los engaños y las muertes», denuncia Mons. Sanguinetti.
«¡Qué injusticia que ni siquiera se mencione cómo educar para una maternidad y paternidad humana, ética, responsable, cargada de amor y respetuosa de la verdad de la naturaleza!», se lamenta el Obispo.
«Un sentido de la vida que incluya la responsabilidad moral de los actos y la entrega a los demás a la larga hace más felices’, concluye.