(Abc) Rabat no ha informado sobre los motivos de esta medida. Tampoco lo ha hecho el Gobierno de España. Todo ocurrió el pasado 11 de enero. Tras un «discreto silencio» a la espera de que la situación se resolviese, el arzobispo, el también español Santiago Agrelo, ha decidido denunciar lo ocurrido en un escrito fechado en Tánger ayer miércoles. Entiende así este franciscano gallego que el regreso de Velázquez a Nador es casi imposible, según ha reconocido a ABC.
«Intentaremos que a los subsaharianos no les falte lo que tenían con el padre Esteban. Lo intentaremos», añade Agrelo. Lo ocurrido en los últimos días se trata de «acontecimientos que están afectando con notoriedad a la vida de esta Iglesia», dice el texto del arzobispo.
Mons. Agrelo defiende en todo caso al jesuita y expresa su «orgullo» por la «dedicación a los pobres, sobre todo a los inmigrantes» demostrada por Velázquez, una misión no siempre bien vista por Rabat. «Ha aliviado muchas necesidades y ha embellecido la vida de esta comunidad eclesial». Marruecos, aun siendo un país musulmán, permite la presencia de la Iglesia en su territorio y sus cultos aunque es ilegal evangelizar. El arzobispo dice que «vivimos serenamente en medio de la comunidad musulmana nuestra fe cristiana», pero critica las leyes de los estados que «contradicen el espíritu y la letra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos» ya que son «evidencia de la hipocresía» con que actúan esos estados.
El Gobierno español asegura que está pendiente del caso por medio de la Embajada en Rabat y el consulado en Nador. Las autoridades españolas no han informado a ABC de las explicaciones que ha dado el Reino alauí pero entiende que no es su nacionalidad sino su trabajo lo que está detrás de la orden de impedirle volver, informa L. Ayllón.
Velázquez estaba desde el año 2013 al frente de la Delegación de Migraciones de Nador, ciudad del noreste del paía a una decena de kilómetros de Melilla. Allí comprobó ABC, a los pocos meses de su llegada, la labor que lleva a cabo, especialmente la atención a los emigrantes subsaharianos. A golpe de teléfono iba consiguiendo que diferentes donantes facilitaran mantas, alimentos o material sanitario que después distribuía con la ayuda de un equipo de media docena de personas.
Reparto de ayuda
La región de Nador, a caballo entre la frontera de Argelia y la de España, es una de las zonas del país magrebí con mayor movimiento de flujos migratorios. La Iglesia católica ocupó en 2013, con financiación suiza, el hueco dejado por la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) que, tras una década sobre el terreno, se fue entre críticas a las autoridades de Marruecos.
El padre Velázquez se desplazaba con frecuencia a los campamentos del monte Gurugú, a pocos kilómetros de la valla de la ciudad española, o a los alrededores del hospital de Nador a atender a los subsaharianos heridos en las redadas de los agentes marroquíes o en los intentos de salto a territorio español. También con frecuencia este jesuita canario se ha mostrado crítico con la gestión del problema migratorio por parte de las autoridades de uno y otro lado de la frontera.
El arzobispo deja entrever en su escrito que las autoridades de Rabat no van a dar marcha a trás. «Os pido que acompañéis al padre Esteban en esta etapa de su vida que se abre a nuevos horizontes y nuevos desafíos».