El arzobispo de Pamplona asegura que la Misa en el Día de Navarra se seguirá celebrando

¡Quien te ha visto, y quien te ve! Navarra.

Nada más faltaría que lo hubiesen contemplado.
Desde luego tiene razón alma, que cosas hemos de ver, y tristemente las que quedan por ver.

En Navarra de cada casa salían uno o varios religiosos. Hoy es un erial, en 3 generaciones han echado la fe por las ventanas. Los jóvenes navarros en gran parte son ateos. Las causas, entre otras, ha sido el nacionalismo, que ha predicado con saña contra la Iglesia, y con esa saña hablan los jóvenes actuales. Sin duda, el demonio debe estar muy contento en desangelar una tierra que dio tantos misioneros y religiosos.

Un gobierno que se salta a la torera los mandatos de Cristo, no debe como tal asistir a la Misa, a no ser que lo hagan vestidos de saco y ceniza y declarando que reconocen pecar gravemente cuando admiten la aplicación de leyes tan anticatólicas como la del divorcio, el aborto, el gaymonio, etc.

Si el gobierno navarro participa en la Misa sin este requisito, sería escandaloso para los fieles, pues se induciría en ellos la falsa idea de que tales leyes son buenas y conformes a Cristo, ya que el gobierno que las aplica y promueve asiste a Misa como si tal cosa y además en lugar preferente.

Debemos poner fin a este triste espectáculo de politicos antícatólicos asistiendo a Misas y actos de culto, pregones, procesiones, etc., pues con ello se contribuye a formar mal las conciencias de los fieles débiles en la Fe, debilitando en ellos el sentido de pecado, harto debilitado ya, pues se les induce a pensar que no debe ser tan malo el aborto, el divorcio, el gaymonio, etc., cuando la misma Iglesia admite sin más y en lugar preferente a los políticos que promueven y defienden tales lindezas anticatólicas.

Basta ya de estas farsas litúrgicas, en las que aparecen en nuestras Misas y actos de culto en honor de Dios, políticos que están al servicio de Satanás.

Estoy muy de acuerdo con las explicaciones que da don Francisco, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, que salen arriba, en el artículo. Casi diría que son de sentido común.

Mucho mejor que la gente no asista por cumplir con una norma edil o por costumbre y sin ningún tipo de fe.
Lo mismo me parece de las procesiones, muchas de las cuales ya están en manos de folclóricos y masones festejadores.

¿«ser respetuosos» con los no creyentes? ¡Y viceversa! ¿no? y viceversa... Cabe de cajón, coincidiendo además con uno de los principios originarios del laicismo, expresado en términos de "TOLERANCIA" y "CONCORDIA" (a la que, por cierto, dedicaron una plaza los revolucionarios franceses...).

El problema, en este caso, no son a fe mía, los creyentes o no creyentes en las afirmaciones religiosas, sino un tipo de "anticreyentes" muy especiales, muy particulares, más específicamente: "ANTICATÓLICOS"...
Son unos ANTICATÓLICOS que suelen disfrazarse a sí mismos con el calificativo de "laicos" o de "laicistas", por lo general petulantes presumidos con una gran falta de sesera.
En los últimos años aparecen concentrados en ciertas formaciones políticas como IU, Podemos, Ganemos, las CUP y similares, incluso en una parte del PSOE donde los antiguos proetarras batasunos parecen haber hecho escuela en desaliño y maneras.

Y esa falta de sesera se refleja, como en ninguna otra cosa, en la falta que tienen de un mínimo programa común en positivo y alternativo, viable y razonable al servicio del bien común, desde la clase obrera. Una clase obrera a la que dicen representar, siendo mayoritariamente aburguesados o burgueses, como la Uxue o el Asirón, que han engañado y traicionado a la clase obrera para seguir los gustos y apetencias de los nacionalistas antiespañoles y la ETA…
¡Qué fácil parece ser llenar ese vacío haciendo bandera y ostentación de hostilidad y de desprecio hacia ci

De acuerdo con Pepito y RESERVADO EL DERECHO DE ADMISIÓN:"a no ser que lo hagan vestidos de saco y ceniza y declarando que reconocen pecar gravemente" Bueno, o igual bastaba, en el caso de esta gente, con recen contritos y en voz alta y clara esa especie de "yo pecador" que los católicos recitamos en la misa: "por mi culpa, por mi gran culpa"... ¡Aplaudo!