(InfoCatólica) «Dicen los Ministros», explica el obispo «que definir el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, constituye una "enunciación discriminatoria en su mera expresión", pues afirman que "bajo ninguna circunstancia se puede negar o restringir a nadie un derecho con base en su orientación sexual"».
«Ante esta determinación», añade, «lo primero que debo decir es que una ley civil no puede cambiar la naturaleza humana; una decisión jurídica como la presente, no elimina la diferencia de sexos, en su sentido físico y psíquico».
Y sentencia:
«Los Ministros, con su visión legalista, quieren hacer a un lado lo que es obvio: un hombre no fecunda ni complementa a otro hombre, ni una mujer a otra mujer. Esto no es cuestión de religión, sino de configuración de la misma naturaleza humana».
El prelado cita las enseñanzas de San Pablo:
El apóstol Pablo tiene expresiones muy duras contra quienes, desde aquellos tiempos, desviaban el buen uso de su naturaleza:
“Desde el cielo nos amenaza la indignación de Dios por todas las maldades e injusticias de aquellos que sofocan la verdad con el mal... Se perdieron en sus razonamientos y su conciencia cegada se convirtió en tinieblas… Por eso Dios dejó que fueran presa de pasiones vergonzosas: ahora sus mujeres cambian sus relaciones sexuales por relaciones contra la naturaleza. Los hombres, así mismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración. Ya que juzgaron inútil conocer a Dios, Dios a su vez los abandonó a los errores de su propio juicio, de tal modo que hacen absolutamente todo lo que es malo” (Rom 1,18-28).
Y añade:
No faltará quien diga que recordar esto es una incitación a la homofobia y nos amenace con la ley que protege a quienes van por caminos distintos. Nada de eso. Una cosa es tener en cuenta la Palabra de Dios que nos señala la verdad y el bien, para quien quiera seguirla, y otra incitar a la violencia.
Por último, el prelado mexicano recuerda que los cristianos nos basamos en la Palabra de Dios:
Diga lo que diga la Suprema Corte, los cristianos tenemos un camino más seguro. Nosotros nos basamos, como criterio último, en lo que dice la Palabra de Dios. Si otros no la quieren seguir, los respetamos; pero los creyentes hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres. Nuestra moral y nuestros criterios no dependen del vaivén de los tiempos, sino que se asientan en lo que está inscrito por Dios en la misma conformación de los seres humanos: hay sólo hombres y mujeres, no hay otros sexos.