(Gaudium Press) El templo era uno de los pocos lugares de culto católicos de Yemen y servía a la comunidad católica local, compuesta esencialmente de extranjeros, particularmente de trabajadores provenientes de India. Fue construido en 1960 y su destrucción, entendida como un daño colateral de la guerra, es indicadora de la grave crisis humanitaria de la región.
La Iglesia en el país pidió a los católicos orar por cinco intenciones principales a causa del hecho: «1. Por la restauración de la justicia y la paz en Yemen. 2. Para que la ayuda humanitaria llegue a todos los necesitados. 3. Para que la pequeña comunidad expatriada cristiana conozca el consuelo y alivio del Padre y la presencia cercana del Hijo y 5. Para que todos los cristianos de Yemen conozcan la guía del Espíritu en todos los aspectos de su vida y testimonio».
La situación de los creyentes en Yemen fue explicada recientemente por el Vicario Apostólico del Sur de Arabia, Mons. Paul Hinder, en diálogo con Radio Vaticano. El prelado indicó que en medio del fuego cruzado los cristianos están obligados a permanecer ocultos, y las muertes de civiles han motivado las advertencias de los gobiernos a los extranjeros residentes en el país a abandonar el territorio, situación que incluye a quienes trabajan en labores de atención humanitaria.
A pesar de la temible situación de los creyentes, la reciente celebración de la Resurrección fue un mensaje de esperanza en medio de la dificultad. «Hay alguien más fuerte que los poderes políticos, y éste es el poder del Señor Resucitado», expresó Mons. Hinder. «Sólo puedo decirles que no están solos, hay muchos, muchos en el mundo que se preocupan por ustedes, pero por supuesto nuestros recursos son limitados excepto los increíbles recursos que tenemos en la oración y la solidaridad en nuestra fe».