(CEE/InfoCatólica) El presidente de la CEE ha asegurado que «la noticia de tantos hechos que nos abochornan, desmoralizan y entristecen debe llevarnos a detectar las causas y a cambiar el curso de las cosas (…) Sin conducta moral, sin honradez, sin respeto a los demás, sin servicio al bien común, sin solidaridad con los necesitados, nuestra sociedad se degrada (…) ¡Cuánto despiertan, vigorizan y rearman moralmente la conciencia, el reconocimiento y el respeto de Dios!».
Sobre la retirada por parte del Gobierno del proyecto de ley en defensa del niño concebido y no nacido, y de la ayuda a la madre que se siente angustiada ante el nacimiento de su hijo en gestación, el Presidente de la CEE ha señalado que en su día fue un hecho que nos entristeció y desconcertó, y que hoy «continuamos padeciendo el mismo desconcierto y reclamando lo prometido en el programa electoral» (…)
«¿Cómo es posible –se ha preguntado Mons. Blázquez- que el Tribunal Constitucional no haya respondido todavía al recurso que hace cuatro años le fue presentado contra la segunda ley del aborto? Los cristianos, junto con otras muchas personas, queremos que la persona nunca sea considerada como medio, sino como fin. (…) Con predilección queremos defender la vida de los más débiles, entre los que se encuentran los niños concebidos y no nacidos. También a estos debe llegar la defensa de los pobres y excluidos. La ciencia enseña que desde la concepción hay un tercer ser humano distinto de los padres. No es un tumor, sino un hijo. Deseo que cuanto antes sea cambiada eficazmente la legislación en el sentido de defender la vida de los niños en camino y de ayudar a las madres para llevar a término el embarazo».
Ante nuevos desafíos, actitudes renovadas
El Arzobispo de Valladolid ha dedicado una parte de su discurso a informar sobre el Sínodo Extraordinario de los Obispos que se acaba de celebrar en El Vaticano sobre la familia en el marco de la evangelización. Como miembro de la Asamblea, Mons. Blázquez ha contextualizado lo que allí se ha trabajado. «Los riesgos que corren el matrimonio y la familia – ha apuntado-, y la esperanza que debemos mantener en estas realidades básicas, reclamaban un esfuerzo renovado e intenso».
El Presidente de la CEE ha destacado que, como ha sucedido en el Sínodo, «cuando se invita a participar desde el principio se propicia la atención al recorrido posterior». Ha ido desgranando las distintas etapas y la perspectiva en que debe ser interpretada la Relación final, de cara a la Asamblea Ordinaria que, sobre el mismo tema general, se celebrará en octubre de 2015.
Mons. Blázquez ha querido poner el acento en que la Asamblea debe ser vista como «un ejercicio de colegialidad y sinodalidad (…) Debemos caminar juntos: la gente, los obispos y el Papa». Y en este sentido, ha explicado como el Sínodo «se ha acercado compasivamente a las llagas de las familias, que necesitan samaritanos para curarlas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza (…) El Evangelio muestra con claridad la diferencia entre el dinamismo legalista y el dinamismo de la misericordia. Fidelidad al Evangelio y compasión con los que sufren son inseparables (…) No se trataba tanto de repetir la doctrina católica sobre la familia cuanto de escuchar los desafíos pastorales que plantean determinadas situaciones de las familias».
Así, por ejemplo, Mons. Blázquez ha subrayado la importancia de tomarse en serio la profunda crisis cultural que atraviesa la familia y revisar los motivos por los cuáles ha descendido entre nosotros el número de matrimonios canónicos y de matrimonios en general. «Es necesario ahondar en la relación entre fe cristiana y sacramento del matrimonio», como se pide en la Relación del Sínodo. «Si la identidad cristina está oscurecida, lo estará obviamente el sacramento del matrimonio».
Los desafíos que nos plantean las nuevas situaciones son muchos y es necesario abordarlos con «actitudes renovadas», entendiendo, como muestra el estilo de la propia Relación final del Sínodo, que estamos ante documento que no está cerrado, «sino abierto al estudio y a la reflexión».
¡Ya es tiempo de caminar!
Mons. Blázquez se ha referido, por último, al V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús, que se inició con la celebración de una Eucaristía en Ávila el pasado 15 de octubre. Con palabras de Santa Teresa, «¡ya es tiempo de caminar!». Recordar hoy a Santa Teresa, una mujer del siglo XVI, «nos enseña a aprender del pasado, si le diéramos la espalda, recortaríamos las posibilidades de nuestro presente y de nuestro futuro».
El Presidente de la CEE ha recordado que los obispos peregrinarán a Ávila al final de la próxima Asamblea Plenaria, en abril de 2015, y se ha mostrado confiado en que durante la efeméride del V Centenario, el Papa Francisco pueda visitar la cuna de santa Teresa, en Ávila, y su sepulcro, en Alba de Tormes (Salamanca).