(ACI Prensa/InfoCatólica) «Juan Pablo II vivía ya el sistema, y en una conversación privada dijo que el comunismo no tenía nada más que decir, ni en filosofía, economía, sociología, ni en los otros planes de actividad. Solo sentía que estaba protegido por la armada rusa y que tenía al pueblo bajo su control. Juan Pablo II sabía que este sistema estaba muerto, por eso, su primer mensaje cuando fue elegido Papa fue ‘no tengan miedo’. Porque el sistema militar trabajaba con el miedo, la gente tenía miedo a decir algo, e ir a la cárcel o ser perseguidos y asesinados. El Papa conocía bien esto», señaló Mons. Wesoly.
Nacido en 1926, la historia de la vida Mons. Wesoly está marcada por la emigración de su Katowice natal, el trabajado duro y su experiencia como soldado, que concluyó con la decisión de entregar su vida a Dios y convertirse en sacerdote y en delegado de la Pastoral para la emigración polaca en Roma desde 1980 a 2003.
Su primera visita tras ser elegido Papa
El arzobispo recuerda los años del período comunista polaco, y la elección papal del joven Cardenal Wojtywa, quien un año más tarde, en 1979, visitaba su país natal, donde los católicos eran perseguidos.
«La acogida como se pueden imaginar fue grandísima, y es la primera vez que en este sistema, después de 40 años, alguien dijo en público: ‘Nadie puede quitar a Cristo de la vida de una nación ni de la sociedad’. En la gente esto creó un espíritu de acción. Lo dijo con mucha fuerza, y se veía en él una forma de actuar distinta con los comunistas que le querían eliminar», afirmó Mons. Wesoly.
En aquellos años nacía en el país Solidaridad, un movimiento obrero-cristiano, que sería el primero en condenar el comunismo, y que estaba en sintonía con el pensamiento del Pontífice.
Durante los años de la República Popular de Polonia «todos los religiosos y religiosas estaba fichados por la policía secreta, se vigilaba lo que se decía en las prédicas, porque querían saber lo que hablaban con la juventud», explicó Mons. Wesoly.
En este sentido, el prelado polaco también recuerda que «había un sistema carcelario, donde las prisiones estaban llenas de sacerdotes, aunque la gente seguía llenando las iglesias. Un fenómeno que no se podía sostener».
A finales de los ‘80s, Gorbachov, Presidente de la Unión Soviética, aprueba la ley «Perestroika», sobre la reestructuración de la economía en la URSS, y la ley «Glasnot», concentrada en liberalizar el sistema político, y se inicia así un periodo que algunos catalogarían como una tímida apertura.
Segunda visita
En 1987 Juan Pablo II visita nuevamente Polonia y habla por primera vez de «la democracia» y de su Encíclica, Redemptor Hominis, donde recalca que el comunismo ateo «está en contra de la dignidad del hombre».
Era la primera vez que se hablaba abiertamente de la democracia en el país, y dos años más tarde, en 1989, caía en la vieja Alemania el Muro de Berlín iniciándose una nueva época para Europa. Para Juan Pablo II «esto fue una confirmación, una prueba, de que sus pensamientos eran correctos», concluyó Mons. Wesoly.