(Obispado de Vic/InfoCatólica) Dominique Rey afirmó que a la Iglesia le falta capacidad comunicativa, atractivo y credibilidad, y que en este contexto son necesarios cambios radicales en nuestra manera de funcionar. Es lo que llama «conversión pastoral», siguiendo las indicaciones hechas por el papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii gaudium. Una conversión que contempla el objetivo de la evangelización con estos puntos concretos:
1. Reencontrar a las personas, ir a buscarlas, física y culturalmente. Hay que adaptarse al auditorio, intentar ganarselo el máximo posible y desterrar el lenguaje de «permitido y prohibido».
2. Atender y analizar las críticas que se hacen a la Iglesia. Utilizar un lenguaje constructivo.
3. Hacer una tarea de diversificación, lo que él llama «la pastoral del gusto». Es decir, hay que despertar el deseo de conocer a Jesucristo, despertar ese deseo. Es por ello que hay un esfuerzo de empatía, de sonrisa y de alegría.
4. Hay que posicionar el anuncio de la fe en el centro de la pastoral ordinaria, no puede ser un anexo.
5. La misión debe ir en dirección a la «Diaconía», es decir, al servicio. Los pobres deben estar en el centro de la misión de la Iglesia.
De la lógica del desierto a la lógica del avance
Todo esto implica desarrollar una cultura misionera, que se traduce en la conversión pastoral. Una nueva dinámica de transformación que pueda superar la cultura del desierto-es decir, sequía espiritual y apostólica-hacia una lógica del avance. Pero, para ello, hace falta en primer lugar que los pastores vivan una espiritualidad misionera, basada en la caridad pastoral, la oración, la pasión por el Evangelio y la integridad moral y sencillez de vida. Ellos deben impulsar una dinámica que no se base solamente en su carisma personal, sino que se apoye en una nueva organización pastoral de las comunidades, en colaboración con los fieles laicos, que nunca deben sentirse «propietarios» de un servicio.
Las cinco dinámicas de crecimiento pastoral
Una comunidad debe tener las cinco presentes, todas, como cinco vitaminas, que puedan hacer crecer a la Iglesia. No puede faltar ninguna:
1. Evangelización: un primer anuncio del Evangelio, atractivo, que respete la libertad. Implica un tocar el timbre, en lugar de tocar la campana. Es decir, salir al encuentro de las personas.
2. Comunión fraterna: se necesitan lugares para acoger a las personas, para dialogar, para crear pequeñas comunidades.
3. Adoración: la liturgia debe ser bella (cuidar lugares, cantos, decoración, etc.).
4. Formación: tiene que haber lectura de la Palabra de Dios y realizar catequesis de adultos, para crear discípulos misioneros. Hace falta también formación específica en maneras de comunicar, no basta con buena voluntad.
5. Servicio en la misión: discernimiento riguroso de los talentos de los miembros de la comunidad.
Qué anunciar?: El kerigma
El primer anuncio del kerigma, el anuncio básico de que Cristo vive, nos ama y ha muerto por nosotros, ha de estar presente en toda la pastoral, sabiendo que tiene fuerza para transformar a la persona. Para Mons. Rey no habrá transformación de las comunidades si no ponemos este primer anuncio al frente de la pastoral. Un kerigma que reposa sobre la proclamación de la Palabra de Dios; destaca la importancia de la homilía, que debe contener indicaciones concretas de cómo encontrarnos con Cristo, del testimonio de vida y de ser conducidos por la caridad.