(VIS/InfoCatólica) El cardenal Sodano, recordando a los purpurados que no han podido venir a Roma por motivos de edad o de salud ha afirmado que todos ellos «han asegurado su cercanía espiritual y así todos los sentimos presentes y desde esta Aula les enviamos un saludo fraternal».
Para hacer frente a un reto pastoral tan importante como el de la familia, tanto en este consistorio como más tarde en el próximo sínodo, «los Pastores de la Iglesia -ha dicho a continuación- quieren asegurar al Papa que no le faltará esa ayuda que ya Pablo Vi después del Concilio Vaticano II decía que se esperaba de los obispos, esperando que no careciera nunca de «la tranquilidad de su presencia, la ayuda de su prudencia y experiencia, la seguridad de su consejo y el apoyo de su autoridad».
«Santo Padre -ha concluido- ciertamente no le faltará el apoyo de los padres cardenales que quieren afrontar con una visión de fe y de esperanza esta compleja estación de la historia humana».
Toma la palabra el Papa
Acto seguido el Papa Francisco ha tomado la palabra para saludar a los presentes y dar gracias con ellos al Señor «que nos concede estos días para encontrarnos y trabajar juntos. Damos la bienvenida especialmente a los hermanos que este sábado serán creados cardenales, y los acompañamos con la oración y el afecto fraterno»
«En estos días -ha proseguido- reflexionaremos de modo particular sobre la familia, que es la célula básica de la sociedad humana. El Creador ha bendecido desde el principio al hombre y a la mujer para que fueran fecundos y se multiplicaran sobre la tierra; así, la familia representa en el mundo como un reflejo de Dios, Uno y Trino».
No caer en la casuística
«Nuestra reflexión tendrá siempre presente la belleza de la familia y del matrimonio, la grandeza de esta realidad humana, tan sencilla y a la vez tan rica, llena de alegrías y esperanzas, de fatigas y sufrimientos, como toda la vida. Trataremos de profundizar en la teología de la familia, y en la pastoral que debemos emprender en las condiciones actuales. Hagámoslo con profundidad y sin caer en la casuística, porque esto haría reducir inevitablemente el nivel de nuestro trabajo. Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad. Se nos pide que realcemos el plan luminoso de Dios sobre la familia, y ayudemos a los cónyuges a vivirlo con alegría en su vida, acompañándoles en sus muchas dificultades con una pastoral inteligente, valiente y llena de amor».
Finalizado su saludo, el Santo Padre, ha invitado al cardenal Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, a leer la relación introductoria del consistorio.