(Servimedia/InfoCatólica) El Papa también se mostró consciente de que «no faltan en el mundo contextos en que la convivencia es difícil» porque « a menudo razones políticas o económicas se superponen a las diferencias culturales y religiosas haciendo también hincapié en incomprensiones y errores del pasado: todo ello puede generar desconfianza y miedo». Por eso, dijo que «hay un sólo camino para vencer ese miedo y es el diálogo, el encuentro caracterizado por la amistad y el respeto».
Aunque el obispo de Roma concretó lo que él entiende por «dialogar», en su opinión no significa «renunciar a la identidad propia cuando se sale al encuentro del otro», ni «ceder a compromisos sobre la fe y la moral cristiana».
Según el Papa, es al contrario: «La verdadera apertura implica mantenerse firme en las propias convicciones más hondas, con una identidad clara y gozosa y por eso abierta a comprender las razones de los otros, convencidos de que el encuentro con quien es distinto puede ser una ocasión de enriquecimiento y testimonio».
Y el testimonio, añadió Francisco, es contrario al miedo que tienen los creyentes de las diversas confesiones para acercarse a los demás, que hace, incluso, que se escondan las propias creencias.
«Pero, entonces ¿cómo sería posible construir una sociedad que sea una casa común auténtica, si se impone dejar de lado lo que cada uno considera parte esencial de su propio ser? Ciertamente, es necesario que todo se desarrolle respetando las convicciones ajenas, también de los que no creen, pero tenemos que tener el valor y la paciencia de salir al encuentro los unos de los otros tal y como somos», protestó el Papa.