(VIS) El Papa ha asegurado que «los sacramentos nos impulsan a ser misioneros y el compromiso apostólico de llevar el Evangelio a todos los ambientes, incluidos los más hostiles, constituye el fruto más auténtico de una vida sacramental asidua, en cuanto es una participación en la iniciativa salvífica de Dios que quiere salvar a todos».
El segundo aspecto de la comunión en las cosas santas es la comunión de los carismas. «El Espíritu Santo - ha explicado el pontífice- dispensa a los fieles una multitud de dones y gracias espirituales...encaminada a la edificación de la Iglesia. De ahí que no sean dados en beneficio de quienes los reciben, sino para la utilidad del pueblo de Dios... Los carismas son gracias particulares dadas a algunos para hacer bien a tantos otros» y «nacen en la conciencia y en la experiencia de determinadas personas que están llamadas a ponerlos al servicio de la comunidad. En particular, estos dones espirituales van en beneficio de la santidad de la Iglesia y de su misión».
La caridad es más importante
La caridad es el tercer aspecto de esta comunión de bienes espirituales. «Los carismas son importantes en la vida de la comunidad cristiana, pero son siempre medios para crecer en la caridad, en el amor, que san Pablo coloca por encima de los carismas». «Sin el amor -ha subrayado Francisco- hasta los dones más extraordinarios son vanos... mientras el más pequeño de nuestros gestos repercute en bien de todos...Esta solidaridad fraterna no es una figura retórica, una forma de hablar, sino un ingrediente fundamental de la comunión entre los cristianos. Si la vivimos, somos para el mundo un signo, un 'sacramento' del amor de Dios».
«No se trata solo de esa caridad fácil que podemos ofrecernos unos a otros Se trata de algo más profundo: es una comunión que nos hace capaces de entrar en la alegría u en el dolor de los demás para hacerlos sinceramente nuestros. Y, en cambio, a menudo somos demasiado áridos, indiferentes, despegados, y, en vez de transmitir fraternidad, transmitimos mal humor, frialdad, egoísmo. Y con el mal humor, la frialdad y el egoísmo, no se puede hacer que la Iglesia crezca. La Iglesia crece solamente con el amor que viene del Espíritu Santo».
Rezar por Noemí
«Y ahora quiero pediros un acto de caridad», ha dicho Francisco a las decenas de miles de fieles en la Plaza de San Pedro, y bromeando ha añadido: «Tranquilos eh, que no se trata de una colecta. Antes de venir a la Plaza he ido a ver a una niña de un año y medio con una enfermedad gravísima. Su madre y su padre rezan y piden al Señor que cure a esta niña: se llama Noemí y sonreía,¡pobrecita!. Hagamos un acto de amor; no la conocemos pero es una niña bautizada, es una de nosotros, una cristiana. Pidamos que el Señor la ayude en este momento y le dé la salud: primero en silencio y después rezaremos el Ave María».
La Plaza ha permanecido silenciosa durante unos instantes, hasta que el Papa ha dicho: «Y ahora todos juntos recemos a la Virgen por la salud de Noemí». «Gracias por este acto de caridad», ha concluido después de que más de 50.000 personas han rezado al unísono un Avemaría.