(Zenit) Además, ha constatado el aprecio del Papa por el Opus Dei y los nuevos movimientos eclesiales. Recordó la importancia de los movimientos, porque hacen mucho bien a la Iglesia, y precisó que el santo padre está haciendo un esfuerzo muy grande, por elevación, para unir en la Iglesia y dejar atrás discusiones anacrónicas. Porque consideró que el papa Francisco está más allá de los clichés ideológicos, y esto encuentra una cierta resistencia en la dinámica de las informaciones.
Zenit entrevistó al cardenal tras ser recibido por el Santo Padre
–¿Eminencia, cómo nace la idea de este viaje para encontrar al santo padre?
En Río de Janeiro cuando estuve en la Jornada Mundial de la Juventud, el papa al saludarme en manera coloquial me dijo: «Finalmente te veo». Por antiguedad nos correspondía sentarnos cerca al papa, estaba el cardenal Hummes y después estaba yo.
–¿Cómo es su relación con el Papa?
Con el papa Francisco hay una normal relación de confianza. Después del cónclave se me voló el tiempo porque el 3 de julio fueron mis 25 años de ordenación como obispo y hubieron celebraciones y cosas que me tuvieron ocupado. Dos semanas atrás hablando con el cardenal Francisco Errazuríz, le comenté que me gustaría visitar al papa y le pregunté si tenía los teléfonos. Y él me facilitó los números, fax y e-mail, escribí y a los dos días me respondieron que hoy, 22, me recibía. Fue una respuesta inmediata.
–¿Cómo fue el encuentro y cómo le recibió?
Me ha recibido hoy, con el cariño de siempre, un largo abrazo porque así siempre nos saludamos, la audiencia en el palacio apostólico duró una hora, hemos podido hablar en un clima de amistad y confianza como lo hacíamos siempre.
–¿Cómo lo encontró?
Con una alegría y un entusiasmo contagioso. Entramos en muchos temas, le traje una reliquia de santa Rosa de Lima y otra de san Martín de Porres. Y también la biografía de ambos. 'Me gusta mucho leer la vida de los santos, te agradezco' me dijo. Y ésto lo traje porque apenas elegido papa, Francisco me pidió: 'No te olvides de rezar por mí a santa Rosa de Lima' y el día después cuando le saludé por segunda vez me recomendó: 'Encomiéndame al negrito de la escoba', porque san Martín es llamado así. Estas reliquias en un pequeño marquito.
–¿Ustedes dos entraron al sacerdocio ya más adultos verdad?
Sí, Bergoglio era químico y yo ingeniero, y los dos tenemos soltura para hablar de manera espontánea. Yo creo que es parte de esa gracia de Dios, por la cual Francisco tiene una facilidad para comunicarse y esa chispa porteña, que dice con rapidez las cosas. Hemos pasado un rato muy agradable. Me ha preguntado por el seminario, por las vocaciones sacerdotales.
Le he comentado que tenemos unas 70 capillas del Santísimo Sacramento al lado de las parroquias, así puede estar expuesto y evitamos el peligro de los robos. Y el papa me insistió: «Es que Jesús siempre nos espera, nos mira siempre con cariño» y añade «es que eso funciona». Le comenté del incremento de las confesiones y que mucha gente siente como si hubiera un ambiente nuevo, yo lo veo. Y me dijo: «Esto es de Dios, no es mío, es del Espíritu Santo». Y también que veo más asistencia a la misa, o la facilidad para conversar, con un taxista, o en el bar. El papa es un tema que en el ambiente popular ha sido acogido con enorme simpatía y como un 'vale la pena'.
–¿Hablaron en algún momento del Opus Dei?
Al referirse a las novedades, en alta voz el papa comentó: «¿Tú te imaginas una Iglesia sin todos estos movimientos, sin el Opus Dei, sin Comunión y Liberación y todos los otros. No me la imagino sin ellos, porque hacen mucho bien a la Iglesia».
–A veces, las palabras del papa son sacadas de contexto, ¿verdad?
El santo padre tiene una frescura y soltura en explicar las cosas que está muy lejos de poder ser encasillado por grupos de izquierda o de derecha, o de centro, de conservadores o de progresistas. Hay sí un interés en ciertos grupos de querer encasillarlo y apropiarse y orientar lo que él dice, pero al papa no le van a callar con esta amenaza, y esto es lo que está ocurriendo con sus entrevistas y opiniones.
Si leemos sus palabras y homilías, como a los jóvenes en la JMJ de Río de Janeiro, vemos que el santo padre tiene una profundísima intimidad con Cristo, desde donde viene este volcán de entusiasmo que a veces al expresarse puede llevar a la gente a pensar 'mira, al papa no le interesa tal cosa' o 'ha atacado a no se quién'. Nada de eso está en esa bondad y sencillez del papa Francisco. Y el Santo Padre está haciendo un esfuerzo muy grande, por elevación, para unir en la Iglesia y dejar discusiones anacrónicas sobre el concilio, sobre el progresismo o sobre el conservadurismo. Un esfuerzo que encuentra cierta resistencia en la dinámica normal de las noticias.
–¿Muy por encima?
¿Cómo podemos hablar de un papa progresista y discutido, cuando la fuerza de su magisterio está en los largos ratos que pasa en oración delante del Santísimo? ¿Y cómo podemos hablar de un conservador cuando es un hombre austero y sencillo en sus formas y las ha mantenido? Está más allá de los clichés ideológicos.