(Carlos de Miguel/Avilared) El cardenal habló de los «horizontes insospechados para el hombre» que ofrece la mística. El mundo actual está «necesitado de muchas cosas», «sobre todo en tiempos de crisis e incertidumbre», si bien indicó que «de nada está tan falto como de Dios», porque es «la principal carencia del hombre».
Santa Teresa es «testigo del amor misericordioso de Dios, rico e infinito en su misericordia», añadió el prelado. De esa misericordia habla también el papa Francisco, al que se ha referido para hacer su mismo llamamiento a «no perder la esperanza» y a no dejar que nadie «nos la robe».
También llamó a «cambiar el mundo», porque éste «está pidiendo a gritos» que se le muestre a Cristo, de cara a vivir todos «en la unidad» y a ser «uno solo».
Una treintena de sacerdotes oficiaron la Eucaristía, entre ellos el arzobispo de Valladolid, el abulense Ricardo Blázquez; y los obispos de Ávila, Segovia y Salamanca, Mons. Jesús García Burillo, Mons. Ángel Rubio y Mons. Carlos López –éste también abulense–, respectivamente.
Con un templo lleno, la celebración terminó con la veneración a una reliquia de Santa Teresa y puso fin al decenario de la transverberación, celebrado entre los días 17 y 26.