Homilía de Mons. Munilla en Loyola

«¿Qué hemos hecho del espíritu de fe, esperanza y caridad que impulsó a los vascos a la magnanimidad y al heroísmo?»

Monseñor José Ignacio Munilla ha celebrado hoy la misa mayor en la Basílica de San Ignacio de Loyola, acto eclesial con gran arraigo en la diócesis de San Sebastián. Durante su homilía, el prelado se ha referido a la reciente JMJ y a uno de los intercesores oficiales de la Jornada, el beato José Anchieta, s.j. Tras explicar su labor apostólica, el obispo ha preguntado: «¿Qué hemos hecho de aquel espíritu que impulsó a tantos vascos a la magnanimidad y al heroísmo, movidos por la fe, la esperanza y la caridad?»

(InfoCatólica) El obispo de San Sebastián ha explicado que ha tenido la oportunidad de acudir a la JMJ de Río «acompañado de un pequeño grupo de jóvenes de nuestra Diócesis» y ha avanzado que hará «próximamente alguna reflexión, ahondando en el mensaje clarividente y esperanzador transmitido por nuestro Papa Francisco».

El obispo ha afirmado que «en esta ocasión, quisiera referirme a uno de los personajes históricos que ha estado muy presente en esta Jornada Mundial de la Juventud. Me refiero al beato José Anchieta S.I., uno de los intercesores elegidos para la JMJ de Rio, lo que significa que ha sido».

Tras dar una amplia explicación sobre la semblanza y la obra misionera y apostólica del beato en Brasil, Mons. Munilla ha preguntado:

«Al asomarnos a personajes como el beato Anchieta, no podemos por menos de volver la vista a nuestro pueblo, haciendo una autocrítica tan sincera como esperanzada: ¿Qué hemos hecho de aquel espíritu que impulsó a tantos vascos a la magnanimidad y al heroísmo, movidos por la fe, la esperanza y la caridad? ¿Qué hemos hecho del legado de San Ignacio de Loyola, nuestro gran Patrono, que ha sido fermento para regenerar la faz del mundo? ¿No tendremos que reconocer tal vez, que nuestra identidad e idiosincrasia han quedado heridas y debilitadas, en la misma medida en que nos hemos secularizado, y precisamente en el momento en que el materialismo, la frivolidad y las idolatrías políticas han pasado a ocupar el espacio que antes llenaban los grandes ideales del Evangelio

No puede haber un progreso sin raíces y objetivos

Mons Munilla ha asegurado que «el problema estriba en que hemos olvidado que el progreso sin raíces es ficticio. Como decía Chesterton: “El problema del progreso consiste en que no significa nada. No podemos progresar sin haber establecido los objetivos. El progreso no puede ser un objetivo en sí mismo. Es sencillamente un comparativo del que es necesario determinar el superlativo”. Y continúa con su reflexión: “Nadie puede ser progresista sin ser doctrinal… Porque el progreso, por su propio nombre, indica una dirección”».

«Y he aquí la gran pregunta», ha añadido Mons. Munilla: «¿Cuál es la dirección? ¿Hacia dónde vamos?». «El auténtico progreso –ha respondido– solo puede estar enraizado en la Tradición. Chesterton remata con la siguiente afirmación: “Cuanto más crece un árbol, cuantas más ramas le salen, más se aferra a sus raíces”».

«En el fondo», ha afirmado el obispo de San Sebastián, «es la misma pregunta que Ignacio de Loyola dirigió, cinco siglos atrás, a Francisco Javier: “¿De qué te sirve ganar el mundo entero, si pierdes tu vida?”».

«Ciertamente», ha asegurado, «este mundo está experimentando cambios vertiginosos; pero LA PREGUNTA – con mayúscula– es la misma de siempre; y la respuesta, al igual que Ignacio, Francisco Javier y José de Anchieta, también la encontramos en el Evangelio. La respuesta tiene un nombre propio: ¡JESUCRISTO!»

13 comentarios

Josafat
Monseñor Munilla parte de una distinción que yo no comparto que no es otra que diferenciar entre el vasco tradicional y el vasco contemporáneo, siendo la línea de quiebra entre ambos tipos la religion sabiniana.

Pues no es así. Los vascos son el pueblo que se opusieron a la romanizacion, son los mismos que convencieron a los reyes Castellanos para que se establecieran los decretos de "cristiano viejo" y de esta manera solo los vascos podían copar los puestos de la Alta Administracion, reservados a los cristianos viejos.

En la América española la mayoría de virreyes eran vizcaínos, pero quienes de verdad arriesgaron su vida y su integridad conquistando el continente fueron andaluces y extremeños, pero claro como no podían mostrar pureza de sangre pues se les vedo las altas magistraturas.

Eso por no hablar de su "papelón" en el siglo XIX, con las carlistadas y sus oligarquías de la Ría del Nervion que sumieron a este pais en un atraso crónico respecto a nuestro entorno.

Dudo mucho que el vasco tradicional era ese dechado de catolicismo que nos han pintado.

Y recordemos que San Igancio de Loyola cuando vivía en el señorío de Vizcaya no era catolico, se convirtió tras la guerra que le enfrento a los navarros e inmediatamente abandono Vizcaya.

San Ignacio fue catolico gracias a Montserrat, París y sobre todo Roma. Vamos que el santo vasco mas universal resulta que no vivía en el Pais Vasco. ¡Toma castaña!
1/08/13 1:25 PM
Isaías
Monseñor establece una distinción clara y contundente: los vascos pre-Crisis de la Iglesia y post-Crisis de la Iglesia, teniendo en cuenta que las grandes figuras cristianas se encuentran mucho tiempo atrás.
Quienes de verdad arriesgaron su vida y su integridad conquistando el continente fueron ESPAÑOLES, vascos, extremeños y todos. ¿Crees que este índice de un libro histórico (Por poner un ejemplo) podría haberse escrito sin misioneros vascos? http://www.gbv.de/dms/sub-hamburg/361889526.pdf

El papelón carlista era defender el cristianismo, no a Carlos Isidro, gritaban "Viva la religión verdadera" no "Viva Carlos". Eran un intento de evitar que siglos de tradición fuerista y católica sea aplastada por un Gobierno afrancesado. Ahí tenemos otro ejemplo de dechado de catolicismo, extremista y condenable hoy pero, la mentalidad de su época, única medida para salvar la presencia de Dios en ellos

Y recordemos que San Igancio de Loyola se convirtió en Loyola, tomando ahí el ardor para viajar a Montserrat, Tierra Santa y acabar en Roma
1/08/13 2:08 PM
Joaquín
A ver, Josafat...Los vascos NO se opusieron a la romanización por la simplicísima razón de que en tiempos de Roma no existían. Había diversos pueblos habitando lo que es ahora el País Vasco: los várdulos, los caristios, los autrigones, y sí, los vascones, pero éstos NO habitaban en el País Vasco sino en Navarra. ¿Capisce? En Navarra, de donde proviene San Francisco Xavier.
Y ¿qué pasa con Elcano (de Pasajes), Legazpi (paisano de Munilla), Urdaneta (de Ordicia) y otros muchos, que se jugaron el tipo explorando el Pacífico y poniendo los cimientos de la evangelización de Filipinas?
Y los carlistas no eran sólo vascos. Eran de TODA España.
Y ahí van algunos santos vascos: además del citado por mons. Munilla: san Valentín de Berriochoa, santa Cándida María de Jesús, san Martín de la Ascensión y santa María Josefa Sancho.
1/08/13 4:47 PM
Haddock.
Josafat:

Ni San Ignacio, ni San Josemaría, ni Santo Domingo de Guzmán, ni San Francisco Javier, ni la Madre Teresa de Calcuta, ni San Pablo, ni San Pedro Damián, ni el beato Juan Pablo II, ni todos los santos misioneros, ni, ni, ni, pasaron la parte decisiva de sus vidas en sus respectivos países.Pero estoy seguro que en el humus sicológico de todos ellos siempre permaneció el decorado de su niñez y juventud y la mirada de su madre.

No veo la castaña que quieres mostrarnos.
1/08/13 5:43 PM
kirkayu
Para Joaquín: Perdón, pero Urdaneta no fue el primero que descubrió la forma de volver de Filipinas a Nueva España, el conocido como tornaviaje y de ahí su fama; porque la temporada anterior un patache capitaneado seguramente por un andaluz que se lanzó al pacífico sin encomedarse ni a Dios ni al diablo, fue el primero que realizó ese tornaviaje. Urdaneta lo que hizo fue un viaje de estudio para cartografiar bien el tornaviaje, pero ya tenía información de vuelta.
1/08/13 6:37 PM
Palas Atenea
Yo creí que el padre Anchieta era chicharrero, a no ser que el cabildo de San Cristóbal de la Laguna mienta como un bellaco. Por otra parte su madre era cristiana nueva (judía conversa o descendiente de judíos conversos), como esta señora había estado casada en primeras nupcias con otro judío converso y tenía hijos de ese matrimonio, al mandar a uno de estos hijos a la península decidió enviarlo a Portugal por miedo a la Inquisición y aprovechó para enviar con él al pequeño José, hijo de su segundo matrimonio. Ambos hermanos llegaron a Coimbra en cuya universidad estudiaron. José de Anchieta ingresó en la orden de los Jesuitas y se embarcó en Lisboa hacia Brasil de donde nunca volvió. No tengo constancia de que llegara a pisar nunca territorio vasco aunque es posible que fuera a visitar a los Anchieta de Azpeitia si es que su padre pertenecía a esa familia. Un apellido vasco no indica más que un origen, el padre Reginaldo de Lizárraga era de Medellín (Badajoz). América está llena de apellidos vascos.
1/08/13 7:26 PM
Palas Atenea
El caso del padre Anchieta me indigna porque, cuando estuve estudiando la evangelización en América, me fui a la librería adjunta al Santuario de Loyola pensando que encontraría alguna biografía sobre él por ser un jesuita tan destacado (entonces yo también pensaba que podía ser vasco) y no encontré nada. En cambio en una librería de La Laguna había dos biografías, me compré la más completa, y esa biografía estaba editada por el cabildo. Muy cerca de la librería está la estatua del Padre Anchieta, hijo predilecto de la ciudad. En todo el País Vasco no hay una sola estatua de él y la gente desconoce su existencia. Por vergüenza torera mejor ni lo nombramos.
1/08/13 7:41 PM
Haddock.
D.José Ignacio predica en el corazón espiritual de Guipuzcoa, dirigiéndose a vascos. Es cierto que hasta anteayer éstos tenían fama de ser modelo de catolicidad, pero su mensaje, como todos los mensajes del Espíritu, tiene una dimensión más amplia. Quedarnos en que alguien no era propiamente vasco, sino de Logroño, que otro pasó largas temporadas en Betanzos, y que otro era borracho y tenía querida, me parece que es un impedimento para lo que quiere decirnos.

D.José Ignacio hace una pregunta retórica cuya respuesta él sabe mejor que nadie, y aplicable a toda España, Francia, Italia y a lo que queráis: ¿ Por qué nos hemos vuelto tan tontos, tan flojos, tan merengues ? El recio sacrificio de tantas personas que nos precedieron -si llegamos a conocerlo -nos parece una modalidad de época como el Charleston. Y entre relativismos, placeres guais, y mis " es que yo creo que" no sólo rompemos con todo lo que ha constituido nuestra identidad, sino que nos convertimos en cabestros, espiritualmente estériles.

Creo que lo que Monseñor Munilla quiere decirnos,es que si no volvemos a la Fuente, al Origen que también es nuestro Fin, ( y nos sugiere la posibilidad de recurrir a la Santísima Virgen, que es el gran privilegio que tenemos loa católicos )
acabaremos muy mal.

Y estoy de acuerdo con él.
1/08/13 9:37 PM
Palas Atenea
Sé que la pregunta es retórica y aplicable a la Iglesia Universal, el problema es que la Iglesia en Guipúzcoa siempre ha estado reducida a sus fronteras y aquí sí importa la biografía del santo, por desgracia. El Obispo Munilla lo sabe y por eso evangeliza con autóctonos, mejor eso que nada.
2/08/13 12:13 AM
Alf_3
El espíritu que impulsó a tantos cristianos a obras magníficas en el pasado, está casi muerto por lo que se puede ver. Solo personas como la Madre Teresa, SS JP II, San José Ma., y muchos otros también visibles. Pero el pueblo ya no hace casi nada. Deberá haber mucho católico santo en la clandestinidad, pero nunca como los hubo en otras épocas. La cultura de la Acedia ha acabado con altos porcentajes de catolicidad. Y avanza mucho también en la 'doble moral' en el católico. ¿Cuántos vascos han progresado bien en otros países y le envían dinero a la ETA? Igual que judíos y palestinos lo envían ayudando a sus causas, aunque se mate a gente inocente en sus luchas.
¿Hasta cuándo no tendrás paciencia Señor?
2/08/13 2:11 AM
Guillermo
Ojalá, aquí en Cataluña tuviéramos a un obispo como éste, con los arrestos necesarios.
2/08/13 9:12 AM
Javivi
uf, vaya empanada pseudohistórica la de Josafat.
1.- hablar de los "vascos que se opusieron a la romanización" es dar por bueno el mito de Astérix de la aldea irreductible en el que se basa toda la cutre propaganda separatista. Lo "vasco" como ahora no entendemos es un concepto que surge entre los siglos XVIII-XIX. Los "pueblos" o tribus de la península ibérica (de toda la península ibérica, sin excepciones) fueron tan parte del Imperio (y tan romanizados) como los de Italia, la Dacia o las Galias. Si quiere hablar de oposición a la conquista (muy mitificada, eso sí) piense en los celtíberos de Numantia.
2.- Meter en un mismo cajón-etiqueta a toda la Vizcaya de las guerras carlistas es una metedura de pata importante. Primero porque el carlismo no es un fenómeno "vasco" sino español, partidas y tropas carlistas surgen en Navarra, Vascongadas, Castilla, Andalucía, Levante, Cataluña, Aragón... Y segundo, porque Bilbao, la capital de Vizcaya era un importante centro liberal que en ninguna de las guerras carlistas fue tomada (y de eso presume todavía)
3.- Acusar a los carlistas de "oligarcas" cuando nunca consiguieron alcanzar el poder efectivo, clama al cielo.
2/08/13 11:24 AM
Cabeza de Arcilla
Jo...safat
En realidad existe acuerdo en que los vascos siguieron siendo representantes del "mundo antiguo" mucho tiempo. Esto es, estaban más cerca, sin hablar romance, de los romanos.
Como población originaria de las Españas tenían los privilegios que nombras, como hoy hay derechos de los que se priva a los extranjeros. Los andaluces lo eran.

El viaje a América, desde que una persona lo iniciaba solía tardar... una generación. Así el que llegaba al destino había sido niño en Cádiz y mozalbete en Canarias.

San Ignacio era de... Loyola (entre Azpeitia y Azcoitia) y nunca perteneció al Señorío de Vizcaya. Era guipuchi.

La gesta del carlismo ES la orla que mejor adorna a España.
3/08/13 9:56 AM

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