(CEE) El Papa se interesó por los detalles de la tragedia ferroviaria y por la situación de las familias de las víctimas. El Santo Padre se une al dolor de todos los afectados, pide al Señor muy particularmente por los que han fallecido en el accidente y los encomendará durante la Santa Misa que celebrará hoy en Río de Janeiro.
Por su parte, el Secretario de la CEE, Mons. Martínez Camino, en ausencia del Presidente y por encargo suyo, ha enviado una carta al Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. D. Julián Barrio para decirle «en nombre de todos los miembros de nuestra Conferencia Episcopal, que estamos espiritualmente cerca de usted, de los accidentados y de sus familias. Nos unimos a sus oraciones por el eterno descanso de los fallecidos; que, por intercesión del Apóstol Santiago, el Dios del amor los acoja junto a Él y otorgue el consuelo y la serenidad a sus familiares. Pedimos también por el restablecimiento de los heridos y por todos los que están prestando socorro médico y espiritual».
En la carta, los obispos señalan también que «toda la comunidad católica en España se siente profundamente conmovida por esta tragedia, ocurrida precisamente en la víspera de la solemnidad del Apóstol Santiago, patrono de España» y concluyen pidiendo a Dios, por medio del Apóstol, «su bendición para quienes han sido tan inesperadamente tocados por el sufrimiento y para sus familias».
Los obispos invitan a todos los católicos a rezar por los difuntos, por los heridos y por sus familiares; a participar, al menos espiritualmente, en todas las celebraciones litúrgicas que se organicen; e invitan también a unirse con la oración en el minuto de silencio que ha sido convocado por diferentes instituciones, hoy a las 12 horas, en toda España.
Texto del mensaje del Papa al Arzobispo de Santiago de Compostela:
Al ser informado del grave accidente ferroviario ocurrido cerca de Santiago de Compostela, que ha provocado numerosas víctimas y cuantiosos heridos, profundamente apenado, he elevado una ferviente plegaria al señor por todos los fallecidos y damnificados en este trágico suceso. Con sentimientos de intenso dolor, ruego a vuestra excelencia que tenga la bondad de hacer llegar a cuantos han sufrido esta desgracia y a sus familiares mi cercanía espiritual, mi fraterno afecto y mi emocionada solidaridad, asegurándoles al mismo tiempo que ofrezco sufragios por los difuntos y oraciones por todos los que se encuentran maltrechos en estos momentos de aflicción, pidiendo a Dios su pronta y total recuperación.
En este día, en el que la Iglesia se encomienda a la intercesión del Apóstol Santiago, celestial patrono de España y testigo de Cristo resucitado, junto con mis expresiones de aliento para todos los hijos de esas nobles tierras, imparto de corazón una particular bendición apostólica, portadora de la esperanza que viene de la fe y del consuelo que ofrece el auténtico amor.