(Efe) El movimiento gay, por su parte, también ha empezado a organizar actos de protesta contra el Santo Padre y la Iglesia. Un policía sufrió quemaduras en el tórax tras recibir el impacto de un cóctel molotov y fue trasladado «con urgencia» a un hospital, según informó la Policía Militarizada de Río de Janeiro por su cuenta de Twitter.
Aunque en un principio se informó de que dos personas fueron detenidas, uno por llevar un cóctel molotov y otro por desacato, el balance oficial actual señala que se han producido cuatro heridos y siete detenidos. La policía dispersó con balas de goma y gas lacrimógeno a los manifestantes tras el enfrentamiento, ocurrido en una de las calles bloqueadas por los efectivos para impedir la llegada al Palacio, que es la sede del gobierno regional, según testificó un periodista de Efe.
Según la red Globo de televisión, uno de sus vehículos fue destruido por manifestantes violentos, que en otras protestas también han atacados coches de grandes medios de comunicación. Los participantes en la protesta, que congregó a unas 1.500 personas según la policía, gritaron consignas contra el gobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral; quemaron un muñeco que lo representaba, e hicieron otras hogueras en la calle.
Previamente, un grupo de cerca de dos mil personas se reunió enfrente del estadio de fútbol de las Laranjeiras para defender los derechos de los homosexuales, según constató otro periodista de Efe. El evento, coordinado por las redes sociales, comenzó en la plaza Largo do Machado, con representantes del movimiento LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis y transexuales), que realizaron una protesta en las escalinatas de la iglesia Nuestra Señora de la Gloria.
Allí organizaron «un besazo gay», entre homosexuales, y algunas mujeres se quitaron la parte superior de la ropa como forma de protesta, lo que molestó a peregrinos que estaban en el lugar, aunque no hubo enfrentamientos. El grupo avanzó hacia el Palacio de Guanabara, pero fue detenido por un control de la policía.
En junio, protestas por mejores servicios públicos de salud y educación, y contra la corrupción, entre otras cuestiones, llegaron a movilizar a más de un millón de personas en Brasil. Algunas de ellas terminaron en enfrentamientos entre la policía y manifestantes. En las últimas semanas, el movimiento ha perdido fuerza, aunque el miércoles pasado se registraron actos vandálicos contra tiendas y sucursales bancarias en Río de Janeiro después de una manifestación contra Cabral.