(Gaudium Press/InfoCatólica) Con una Eucaristía que será presidida por el Arzobispo de Baltimore, Mons William Lori, en la Basílica del Santuario Nacional de la Asunción de la Santísima Virgen, se dará inicio a la Quincena, que tendrá diversas actividades en todo el país. La fecha de cierre, 4 de julio, coincide con la celebración de la independencia de Estados Unidos y ese día el Cardenal Donald Wuerl celebrará una Misa solemne en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington.
La Iglesia prepara Horas Santas, Rosarios y Oraciones de los Fieles especiales para las Eucaristías. Además de las celebraciones especiales programadas en cada diócesis, la USCCB ha recomendado a las parroquias que programen Eucaristías, procesiones, foros de debate y proyecten películas como «Un Hombre para la Eternidad» (la historia de Santo Tomás Moro) o «Cristiada» (sobre la persecución religiosa en el s. XX en México) para comentar la importancia de la libertad religiosa.
Libertad para vivir la fe
La libertad religiosa «va más allá de reunirnos en las iglesias a orar y alabar a Dios», recordó Norma Montenegro, directora asistente de relación con los medios de comunicación de la USCCB. Esta libertad incluye «ayudar a los enfermos y otros necesitados sin preguntar a qué religión pertenecen o si viven legalmente en el país, y no negarles la ayuda por esas y otras razones», recordó. El caso de las restricciones para atender a inmigrantes en varios estados o el veto federal a la financiación de la ayuda humanitaria de la Iglesia a víctimas de tráfico humano por la negativa de los católicos a proveer o referir servicios de aborto o anticoncepción son ejemplos claros de la presión del Estado en contra de la libertad religiosa.
«La libertad religiosa también influye en otros aspectos de nuestras vidas, como son la necesidad de proteger el matrimonio», expresó Montenegro, quien denunció el cierre de los programas de adopción de Caridades Católicas en Illinois, Boston, San Francisco, y Washington ante las presiones derivadas de la redefinición legal de la familia y su imposición a la sociedad.
Como último ejemplo de las restricciones a la libertad religiosa en Estados Unidos, la directora asistente citó el controvertido mandato del departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), que «obliga a organizaciones religiosas y dueños de negocios a actuar en contra de sus valores religiosos y proveer acceso a servicios de esterilización, anticonceptivos y hasta fármacos abortivos para sus trabajadores». Esta norma motivó la férrea oposición de la Iglesia, que ha insistido en que no se puede imponer a los creyentes la adquisición de productos que consideran inmorales, violentando de esa forma sus conciencias.
«La libertad religiosa es una base fundamental en nuestras vidas, por eso es importante unirnos al llamado de los Obispos y grupos que la defienden y valoran», concluyó Montenegro.