(Info-RIES) Este crecimiento ha creado conflictos poco comunes dentro de la comunidad mormona, pues los hispanos que se incorporan son en su mayoría inmigrantes indocumentados, algo en contra de uno de los dogmas de esta secta, el que dice que hay que obedecer las leyes. Algunos mormones indican que la organización les enseña a tener compasión y están molestos pues ciertos fieles, incluyendo al senador republicano Russell Pearce de Arizona, encabezan la lucha contra los indocumentados.
"Lo que ha sucedido entre un gran número de integrantes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días es que han sido moldeados de acuerdo al Partido Republicano los últimos 40 años. Son afines al partido republicano y el partido se ha vuelto contra los inmigrantes y con una cultura orientada a la guerra", indicó Ignacio García, profesor de la Universidad Brigham Young.
Una tarde Daniel Oakey y Daniel Maxwell tocaron a la puerta de un apartamento en un barrio hispano en el oeste de Mesa, Arizona. Llevaban puesto el uniforme de los misioneros mormones: cabello corto, camisas blancas, corbatas sin colores llamativos, pantalones oscuros y mochilas. Miguel Chávez, estudiante universitario de 18 años, los esperaba para su lección semanal sobre religión mormona. Chávez es nativo del estado de Colima, en el oeste de México, y llegó a Estados Unidos hace cinco años. Creció en una familia católica y asistía a misa cada semana hasta que dos misioneros llegaron a su casa.
Al principio pensó "que estaban locos", pero los misioneros volvían cada vez y a él comenzaba a gustarle lo que escuchaba. "Mi padre murió hace pocos años en un accidente de trabajo en Colima", dijo Chávez. "Ellos me dijeron que las familias pueden estar juntas para siempre y que nos podremos ver después de esta vida. De verdad quisiera ver a mi padre otra vez", dijo.
El proselitismo ha sido una de las piezas clave en la fe mormona desde que la fundara Joseph Smith en Nueva York en 1830. La secta envía misioneros a todo el mundo. En los últimos años la IJSUD comenzó a enseñar español a sus misioneros, no sólo para buscar fieles en México y otros países de habla hispana, sino para adentrarse en la creciente población latina en Estados Unidos, como los 1,8 millones en Arizona.
La secta mormona ha hecho su labor de una forma especialmente metódica. De los 186 misioneros asignados a la misión de Mesa, la mayor en el estado, 52 de ellos hablan español. Su trabajo ha ayudado a que el número de congregaciones mormonas de habla hispana en la zona de Phoenix aumente de menos de cinco a más de 30 en 10 años, según los líderes de la religión. Actualmente hay unos 7.000 mormones latinoamericanos en la sección metropolitana de Phoenix.
García estima que a nivel nacional el 70% de los mormones latinoamericanos convertidos en los últimos 10 a 15 años son inmigrantes indocumentados. "Nuestra postura es invitar a todos para que aprendan más sobre el evangelio de Jesucristo y los planes que tiene para sus hijos, independientemente de los orígenes de nacionalidad", indicó Mark Bassett de la misión mormona de Mesa. "No sabemos cuál es su estatus migratorio, no somos el gobierno o la policía", agregó.
Para acercarse a los latinos Oakey y Maxwell, ambos de 20 años, hacen énfasis en la atención de la fe sobre la familia y la comunidad. Pero quizá es más importante que los misioneros en general no hacen preguntas sobre el estatus migratorio y no tienen problemas si un inmigrante les revela que se encuentra ilegalmente en el país. Ambos están asignados a la Segunda División de Liahona, una congregación hispanohablante en Mesa. A veces los integrantes de la iglesia dan comida, ropa y recomendaciones de empleos o incluso ofertas de trabajo, cuando se enteran de que los inmigrantes han perdido sus empleos por la crisis económica o las leyes contra los indocumentados, señaló Pablo Felix, el presidente de la congregación.
"Nuestro trabajo es llevar almas a Cristo", dijo Felix. "El Señor no revisa documentación, sólo ve nuestra fe como integrantes". Al mismo tiempo algunos legisladores de Arizona tratan de expulsar a los inmigrantes ilegales. Pearce dijo que su legislación migratoria, incluyendo una sanción para los patrones que contratan a estos inmigrantes, está fundamentada en los 13 artículos de la fe de la IJSUD. "Creemos en las leyes y el apoyo y la obediencia a las leyes del país", apuntó Pearce.
Aunque Pearce se muestra compasivo ante los inmigrantes ilegales también considera que sus acciones no pueden ser toleradas. "La mayoría de esta gente es buena", dijo. "Pero a pesar de esto le quitan trabajos a los estadounidenses, incumplen la ley y nosotros no podemos tolerar eso". Pero no cree que los mormones afecten sus esfuerzos por hacer cumplir la ley al acercarse a los latinos. "No les otorgan políticas de protección, a diferencia de algunos que se esconden detrás de su estatus religioso y (promueven) las políticas de protección. Esta iglesia simplemente no les pregunta (sobre su estatus migratorio)".
Algunos mormones consideran que las medidas dirigidas por Pearce afectan a las familias de los inmigrantes, incluyendo a los niños nacidos en Estados Unidos, y van en contra de la fe mormona que hace énfasis en las familias y en la compasión. Wilford Andersen, integrante de la comisión administrativa de la iglesia en el suroeste indicó que Pierce no representa a toda la IJSUD. "Somos como cualquier iglesia, hay personas con opiniones diferentes", explicó Andersen. "La gente tiene derecho a estar en desacuerdo sobre asuntos políticos y el derecho a considerar situaciones cuidadosamente y a llegar a sus propias conclusiones. Nosotros respetamos eso, al igual que lo hacen otras iglesias".
Andersen señaló que hasta ahora la iglesia no ha adoptado una sola postura sobre inmigración. "Pero sentimos que es nuestra responsabilidad ser pastores de todos los hijos de Dios, sin importar su estatus (migratorio)".