(Bruno Moreno/InfoCatólica) En el siglo XXI, toda la Unión Europea reconoce la posibilidad de disolver el matrimonio civil mediante el divorcio. ¿Toda? ¡No! Una pequeña isla poblada en su mayor parte por irreductibles católicos resiste todavía y siempre la ideología invasora. Malta, el más pequeño de los veinticinco miembros de pleno derecho de la Unión Europea, sigue manteniendo la existencia del matrimonio civil indisoluble. Desde que, en el año 2005, Chile introdujo el divorcio en su sistema legal, sólo las Filipinas, el Vaticano y la propia Malta continúan defendiendo el matrimonio indisoluble en el mundo.
Junto con la ilegalidad del aborto, la defensa del matrimonio indisoluble fue una de las cosas que subrayó el Papa Benedicto XVI en su reciente visita a la isla: “Vuestra nación debe seguir defendiendo la indisolubilidad del matrimonio como institución natural además de sacramental y la verdadera naturaleza de la familia, al igual que defiende la sacralidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, y el respeto debido a la libertad religiosa”.
Propuestas legislativas para introducir el divorcio
Esa situación excepcional dentro de Europa, sin embargo, corre ahora el riesgo de desaparecer. Jeffrey Pullicino Orlando, parlamentario perteneciente al Partido Nacionalista Demócrata-Cristiano, presentó el mes pasado una propuesta de ley para la introducción del divorcio en el pequeño país mediterráneo. Con esta propuesta legislativa, se ha insuflado un nuevo vigor a un debate sobre el matrimonio, la ley natural, la modernidad, la relación con la Iglesia y otros temas relacionados que está presente en Malta desde hace años. Por su parte, el líder del Partido Laborista maltés, Joseph Muscat, anunció hace meses su deseo de que se introdujera el divorcio en Malta.
En realidad, ya en 1975 se abrió en Malta una pequeña puerta al divorcio. Desde entonces, Malta reconoce los divorcios realizados en otros países, aunque sea entre ciudadanos malteses. Dentro de sus fronteras, sin embargo, el divorcio sigue sin ser una posibilidad, de acuerdo con el concordato firmado por Malta con la Santa Sede. El artículo 2 de la Constitución establece, además, que el Catolicismo es la religión oficial del Estado y también afirma que “las autoridades de la Iglesia Católica Apostólica Romana tienen el deber y el derecho de enseñar qué principios son correctos y cuáles son erróneos”.
Los obispos orientan a los fieles
El Arzobispo de Malta, Monseñor Pawlu Cremona, OP, y el obispo de Gozo, Monseñor Mario Grech, han escrito una carta pastoral, con fecha de hoy, orientando a los fieles católicos con respecto a este debate. Los obispos reconocen el derecho de aquellos que defienden el divorcio a expresar libremente su opinión, pero recuerdan que la Iglesia también tiene derecho a defender su postura: “La Iglesia siempre ha hablado sobre la belleza y la importancia del matrimonio, que es la base de la familia, como un regalo fundamental de Dios. Esto es válido para el matrimonio sacramental y también para el matrimonio como institución natural”. Precisamente por eso, la Iglesia habla tanto para sus miembros como para “muchos otros miembros de la sociedad que querrían escuchar opiniones alternativas, para poder tomar mejor una decisión informada, como ciudadanos responsables”.
Reconociendo que las rupturas, por desgracia, se producen, los obispos recuerdan también que la defensa del matrimonio indisoluble, que el Papa les encomendó como misión específica, es la mejor forma de promover la unidad de las familias y evitar la tragedia de las rupturas: “[La Iglesia] está convencida de que sólo favoreciendo la estabilidad de los matrimonios se conseguirá reducir este sufrimiento. La Iglesia promueve el matrimonio y lo defiende porque, al final, así se producirán menos rupturas”. De hecho, “la sociedad sufre tanto humanamente como en términos económicos cuando se introduce el divorcio”. Además, “en el divorcio hay un paso desde este punto central [el acto del consentimiento] a cada momento del matrimonio, lo cual se presenta como el derecho potencial de cada cónyuge a replantearse su consentimiento y así poner fin a su matrimonio”.
Finalmente, los obispos malteses recuerdan a los católicos, su “responsabilidad ante el Señor” de defender el matrimonio indisoluble. También les piden que, “a pesar de las provocaciones”, eviten una mentalidad de “cruzada” que busque simplemente vencer a los contrarios en lugar de convencerlos con amor y humildad. Asimismo, subrayan las formas prácticas en las que los católicos han fomentado la estabilidad de los matrimonios: “La Iglesia prepara a las parejas preparándolas para el matrimonio y apoyándolas durante el mismo. También ofrece su ayuda cuando los matrimonios se rompen. Durante décadas ha prestado y sigue prestando su ayuda a las parejas con problemas. También alberga a niños y jóvenes y a las víctimas de la violencia doméstica”.
Texto completo de la Carta pastoral