(Asia News) Shibu Thomas, fundador de la red social Persecution Relief, que se ocupa de defender a los cristianos discriminados en India explica que «En Punjab los fanáticos quieren instigar a la violencia sectaria. Todo esto es un grave error. Los criminales hacen cualquier cosa contra los cristianos, porque nadie los detiene. Hemos reclamado al gobierno, para que arreste a los culpables. Los cristianos no deben tener miedo, ningún lugar religioss debe ser atacado. Los cristianos son en todas partes como corderos preparados para el sacrificio».
La iglesia está guiada por el pastor Satpal Singh, que desde el año 2007 organiza las oraciones dominicales, en las cuales participan más de unos 250 fieles. Se trata de la Indian Pentecostal Church of God, situada en el pueblo de Harchowal, distrito de Gurdaspur. El activista cristiano informa que «la policía está realizando las investigaciones sobre el caso, pero que hasta ahora no arrestó a nadie».
El incidente sucedió la noche del 7 de noviembre, cuando en todo el país se celebraba el Diwali, la fiesta de las luces, que simboliza la victoria del bien sobre el mal, de la luz sobre las tinieblas. Algunas personas hasta ahora desconocidas incendiaron copias de la Biblia, también otros textos sagrados, el equipo eléctrico, las sillas y lo muebles. Gracias a Dios, reporta el p. Thomas, «en ese momento no había ninguna persona, por lo tanto no hay víctimas. Este incidente nos duele y mucho».
Thomas reafirma que «la Constitución india garantiza a todos la libertad de palabra, de asamblea y de proclamar la propia fe». Nehemiah CS, activista cristiano y coordinador en Tamil Nadu di Alliance Defending Freedom, denuncia que «tales incidentes son frecuentes en India. Las iglesias son vandalizadas y las reuniones de oración interrumpidas. Todo esto sucede en la democracia más grande del mundo, que en teoría promueve la paz y que cada ciudadano indio debe ser tratado en modo igual. Preocupa que la ideología del Hindutva viole la Constitución. Atacar a la minoría cristiana se volvió una costumbre y sirve para arruinar la armonía entre las comunidades religiosas para un beneficio de ventajas políticas».
